Leonardo Maldonado EAD 4210-01. Tarea 1

De Casiopea



TítuloLeonardo Maldonado EAD 4210-01. Tarea 1
AsignaturaSeminario de América
Del CursoSeminario de América 2020 2S
CarrerasArquitectura, Diseño, Magíster
1
Alumno(s)Leonardo Maldonado

Acción o palabra: Iommi y tres décadas de desencanto político en la Escuela de Arquitectura de la PUCV

“Todos los movimientos (...) siempre decantan decepcionantemente”.

-Manuel Casanueva[1].


De la voz original

Hay Que Ser Absolutamente Moderno (Iommi, 1979)[2] es una clase seminal dentro del Taller de América, un ciclo continuo —casi perpetuo— en donde la Escuela de Valparaíso se habla a sí misma, se construye desde la palabra y así mismo deja un cuerpo fundamental que podemos abordar como sujeto de estudio. Quisiera referirme en estas palabras principalmente a la clase original, a viva voz, que permanece intacta en el Archivo Histórico José Vial Armstrong; esto dado a que presenta un carácter distinto del texto en el que luego ha sido publicada la obra: la voz del poeta que le habla a los alumnos es diferente del puño y letra que escriben un texto académico, es más cándida y se entrevé de manera más clara el fin último —a mi parecer— de esta verdadera declaración de principios.

¿Cual es este fin? La destinación de la Escuela como obra en sí misma, que no requiere ni se tiñe de influencias externas, a la postre políticas, cifrada bajo la idea de “Vida, Trabajo y Estudio” (Verdejo, 2018)[3], y desarrollada dentro de los márgenes de la Ciudad Abierta. Es decir, un retiro del diálogo público que en ojos de Iommi, solo así podría garantizar la perduración del proyecto [4].

Para explicar esta conclusión, es necesario ahondar: esta clase debe ser abordada de manera íntegra, que no solo es política e histórica, sino también poética. Comenzamos por lo más evidente que se desprende desde los primeros momentos de la clase en sí misma.

La palabra se separa de la acción...

A priori, siempre he tenido una interpretación bastante reduccionista de esta clase histórica del Taller de América, que explicaría con las palabras de Rimbaud en las Cartas del Vidente: la palabra no rimará más con la acción, sino que irá delante de ella[5]Luego veremos otros pasajes que imprimen nociones fundamentales y fundacionales, como en las palabras que Godo cita de Lautreamont: «La poesía no será hecha por uno, sino que por todos» (hecho tan fundamental que se manifiesta en la phálene pero también en la concepción de la obra en ronda). Así, se suceden frases que han quedado grabadas muy profundamente en el legado de la facultad. ¿Pero hacia dónde apunta esto? La primera mitad de la clase es un recorrido impecable por la historia de la significación y la palabra, pero se cierra en un tono muy distinto, y quisiera fijar mi atención ahí.

En las palabras de Iommi, hay un arrojo hacia el futuro, una advertencia de los tiempos (futuro y presentes de 1979, un futuro anacrónico que ya es más bien pasado) que es en partes iguales noble, valiente e ingenua; pues cree que el movimiento que encabeza se librará de aquello que advierte de las corrientes de principios de siglo, así como también de aquellos que suceden contemporáneamente a fines de los setenta: probablemente el Mayo Francés ya es un eco del pasado; en Chile se llevaban ya seis años de estrangulamiento político, y son quizás los susurros de esto último lo que incita también a elaborar un fundamento que sustente y haga viable, al menos desde un discurso, el llevar un movimiento de la naturaleza de Ciudad Abierta en un escenario tan políticamente polarizado, erosionado y dividido. Si además echamos mano a otros textos disponibles en el archivo de la Escuela sobre el acontecer político en el que esta se involucró directa o indirectamente; voluntariosa o recelosamente [6], puedo solo imaginar que las presiones internas y externas por politizar y tomar partido por alguna ideología, eran una amenaza real para la facultad en aquellos tiempos. Esto aparece más vivo al escuchar, en vez de leer, la clase: parece que cierra con una advertencia hacia los alumnos, o una argumentación que espera poder alejar todo aquello que no sea poéticamente ingenuo y limpio de las influencias del hombre allá afuera — un hombre político.

Esto queda más claro en los últimos pasajes, en donde Iommi de manera más directa le pasa la pelota a los silentes, al temple, pues según sus palabras, el mundo no será construído ni renovado desde los ánimos de los vociferantes: las revoluciones no cambiarán realmente el mundo, o esto es lo que desprende de sus palabras. Cabrá cuestionarse entonces qué es realmente lo revolucionario, que al parecer nada tiene de común con lo radical. En Iommi, radical es vivir con el paso ganado, habitar poéticamente y no otras cosas que para él resultan infructuosas. Ana María León (2016)[7] da cuenta de esto al rescatar, desde un estudio que yuxtapone la ironía de un campo de concentración y una utopía artística, las palabras del propio Iommi:

"(...)Esto es una división dura, fuerte, peligrosa para la vida individual de cada uno. Inocua, para la vida política, sin ninguna trascendencia política, pero, sí, dura, para la vida individual de cada uno. … Y mucho menos, queremos modificar el mundo, mucho menos. Uno podría pensar que es una evasión, es todo lo contrario, ¿por qué? Porque somos los únicos que vamos a cambiar el mundo, porque creemos en la palabra que cambia y no en la acción que no modifica nada." (Iommi, 1983)[8]

A través de la misma clase desde donde se desprende esta última cita, la cual ha sido inmortalizada con el nombre "Hoy me voy a ocupar de mi cólera", (Iommi, 1983)[9] el mismo Iommi redobla en su posición cuatro años después, quizás empujado por los mismos diálogos al interior de la facultad en donde se persigue este aparente imposible de cambiar el mundo (nada menos se propone el poeta) desde la palabra y no la acción, aprovechando la avenida abierta por las frases de Rimbaud. Si quedaba cualquier duda sobre posibles sobre-interpretaciones de las palabras de Iommi en 1979, ellas quedan disipadas al oírlo cuatro años después, en donde endurece su posición yendo más lejos y llamando un fracaso el Taller de América (hasta ese entonces) y no por un yerro en el camino, sino por no seguirlo con más decisión, con más ímpetu y desapego de la acción. Así, triangulando su posición en la historia a partir de sus ideas, queda más claro que lo suyo es una guerra personal en contra de las palabras que son a su juicio vacías. Los actores políticos son solo un fragmento de este mundo del que busca distanciarse, pero repasa también contra autores, músicos, novelistas, poetas de todo el ancho y largo del continente. De cierto modo, lo que Iommi hace es quemar los puentes de todo aquello que no entre en su idea de palabra poética, bienvenidos los que se suman, y bienvenidos también los que deseen abandonar ese móvil sin camino (“No es un camino lo que nosotros llamamos camino” [10] (Iommi, 1983), diría Alberto ante el imposible acceso a Bolivia en la primera travesía del '65).

Pero, ¿de dónde proviene todo esto?¿A raíz de qué hechos es que nace esta vendetta personal de Godo contra este mundo político, al punto de conducir la escuela a la insularización? Hay que remontarnos aún más atrás de la década del ochenta para poder matizar.

De la fundación a la reforma

En la década del cincuenta, en un clima de posguerra, el arte se vuelve a posicionar como un agente propuesto de cambio social luego de la pausa que significó el auge y caída del fascismo, y por otro lado el desentendimiento del proyecto soviético con sus propios artistas - el arte concreto-invención rioplatense surge entre estos idealismos renovados [11]. De modo que desde este origen artístico y utópico Iommi, Girola y otros que más tarde llegarían a Chile, se encuentran primero en Argentina en inicios de la Guerra Fría, en la trastienda de los cambios sociales radicales que vendrán en la siguiente década. Así, durante casi veinte años, los artistas e intelectuales volverán a tomar la primera fila de los movimientos sociales en tiempos en donde el arte y la palabra parecen ser armas suficientes para la conquista de las utopías - las pruebas más evidentes de esto yacen en De Gaulle escapando de Francia presionado por protestas sociales, o en EEUU retirándose desde Vietnam ante la baja popularidad que ha tenido la guerra en casa; o al otro lado de la cortina, la Primavera de Praga se erige como un porvenir prometedor.

Estos brochazos de historia no son gratuitos, más bien son necesarios para comprender este clima en donde la utopía está aparentemente al alcance de la mano. Con los intelectuales y artistas situacionistas y socialistas detrás, aparentemente los actos poéticos son finalmente equivalente al poder que empeñan los gobiernos y los ejercitos (Andreotti, 1996) [12]. O así parece durante esta tensa calma de veinte años.

La realidad viene a caer de golpe mucho antes de las desesperanzas y desilusiones de las décadas del setenta y el ochenta, y en casos mucho más locales y cercanos que cualquier suceso geopolítico, y se puede leer claramente en un proceso que la Escuela padecerá a lo largo de décadas:

Un primer momento de refundación, con un grupo de profesores que sin mucha noción de cómo llevar a cabo una institución académica [13], sacan adelante importantes proyectos de origen académico que aún sin lograr materializarse, capturan la atención de gran parte del campo arquitectónico: La Vía Elevada, La Escuela Naval, Achupallas, Pajaritos, entre otros.

Un segundo momento de desilusión, en donde el fracaso de los anteriores proyectos, enturbecido aún más entre el desencanto que culmina en el proceso de Reforma Universitaria y casi inmediatamente seguido del colapso del orden democrático en el país, promueve el escepticismo ante los actores públicos (Verdejo, 2018)[14], ergo políticos.

Y un tercer momento muy difuso, que origina mi cuestionamiento hacia la postura presentada por Godo, que se da en el sinsentido de permanecer en la insularidad una vez terminados estos tumultuosos tiempos - la vida allá afuera volvió al orden y sin embargo cuesta definir un momento exacto en donde la Escuela haya dejado de trabajar “puertas adentro”. Este momento se vuelve muy claro y ha quedado grabado como la impresión que define a la Escuela hasta el día de hoy, como cualquier alumno o egresado que haya tenido la poca fortuna de ser asediado en preguntas y críticas respecto a su alma mater a partir de prejuicios muy reales, pero también obsoletos podrá dar cuenta.

Es que el retorno de la Escuela a trabajar con estos mismos actores a los que alguna vez renunció (léase políticos y/o públicos) no fue tan rimbombante como su ostracismo y destierro auto-inflingido a las arenas de Ritoque - sucedió simplemente, sin que nadie lo avisara, sin clases seminales que inauguraran una nueva época.

Entonces, a Godo no podemos negarle su derecho y razón en la dirección de sus palabras - no es un poeta cobarde, como se podría pensar de otro modo, es un poeta que quiere cuidar su comunidad. Pero lo que sí se puede reprochar es cómo la comodidad que significó la libertad de la Ciudad Abierta, sin intermediarios ajenos, sin pedir permiso ni dar explicaciones a nadie; se tradujo en un encierro que tomó años en liberar, a costa de esfuerzos inter-generacionales de alumnos y profesores.

Pero Godo no estaba lejos de la razón en sus conclusiones - quizás un problema fue no ser más enfático en aquellas advertencias reales y a cambio establecer la idea de alejarse de la política en vez de actuar dentro de ella, que ha teñido a más de alguno de los más viejos dentro de la Escuela. Si nos valemos de las incursiones de la Escuela de ese entonces ante el Senado Académico y ante las mismas autoridades universitarias, podemos dar con un camino mucho más luminoso: declararse políticamente, pero bajo unas reglas propias, pero ante todo declararse políticamente. Esto es sin dejar que se entrometan figuras ni partidos externos, ni influencias distantes del curso normal de los asuntos -bastante particulares- de la Escuela de Valparaíso. Pero para eso, hay que tomar partido por determinaciones claras, que es lo que la Escuela dejó de hacer en pos de una posición apolítica o apartidista. Los resultados de esto se pueden ver en la actualidad, en donde la Escuela ha dejado que intereses políticos externos finalmente se introduzcan en su funcionamiento en lugar de tomar un camino político pero propio, de autogobierno, que sea coherente en medida de sus especiales circunstancias. Godo tenía claro entonces el diagnóstico, pero no así su sugerencia, que solo terminó por abrir las puertas ante una falta de auto-determinación, hecha posible solo por la transformación del discurso político en tabú al interior de sus aulas.

Tarea para el futuro

No sabemos a ciencia cierta qué opinaría Godo de la situación actual de la escuela: cada vez más profesionalizada, cada vez más entendida con otros actores (¡incluso estatales!), cada vez más preocupada de establecerse como institución educativa. Del proyecto moderno queda poco, de las vanguardias, menos. Pero así, puede perdurar ya no como movimiento haciendo lo posible por evitar su decadencia, sino que como institución, taller y lugar de conocimiento, ya no centrado en personalidades. Esto es lo que le otorgará resiliencia.

En este sentido, hay una oportunidad crucial que se abre a partir de este proceso de profesionalización. Desde el año 2018 [15] se ha implementado un nuevo plan de estudios, dentro del cual se abre la posibilidad de que los proyectos de título puedan desarrollarse ya no únicamente como proyectos de diseño arquitectónico, industrial o gráfico, sino que además puedan ser desarrollados como investigación.

Dejo abierta entonces la pregunta: ¿Cuanto falta para que podamos ver dentro de este marco de investigaciones, un cuestionamiento o diálogo sin temor a la política? ¿Existe alguna otra institución con tal temor y rodeo a enfrascarse en estos diálogos, que pueda llamarse un lugar de investigación?. Por supuesto dentro de la hospitalidad propia que nos define, admitiendo la diversidad de posturas y lecturas. ¿O seguiremos acaso realizando investigaciones acerca de nosotros mismos con el temor de antaño a involucrarnos en diálogos incómodos en donde no siempre saldremos bien parados? Hago eco de las palabras de Alfredo Jocelyn-Holt en aquella reunión en Ciudad Abierta a propósito del lanzamiento del libro de Alberto:

“Esta dimensión supuestamente «apolítica» –de hecho dudosamente tal– no se la puede seguir esquivando; hay que someterla a análisis, interpretaciones, posibles conjeturas y falsificaciones si corresponde, duela o no.” (Jocelyn-Holt, 2012) [16]

Referencias

  1. Muñoz, P. (Director). (2013). Lugar: Arquitectura en Chile [Archivo de video]. Recuperado desde https://www.youtube.com/watch?v=oolZuOIGUso
  2. Iommi, Godofredo. Poética I, Hay que ser absolutamente moderno. Valparaíso: Ediciones Universitarias de Valparaíso, 2016.
  3. Bravo, N. V. (2018). Cambiar de vida. Incidencias en la Escuela de Arquitectura de la UCV respecto al escenario social y político de Chile 1967-1973. En Anales de Arquitectura 2017-2018. Santiago: Ediciones ARQ y Escuela de Arquitectura PUC, pp. 272-283. Anales De Arquitectura PUC 2017-2018, (1).
  4. Iommi, G. (1971). Voto Propuesto al Senado Académico 1969. Valparaíso: Impreso en los Talleres del Consejo de Rectores de las Universidades Chilenas.
  5. Rimbaud, A. (2008). Cartas del Vidente [Pdf]. Buenos Aires: Biblioteca.org.ar.
  6. Iommi, G. (1969). De la reforma. Santiago: Editorial universitaria.
  7. León, Ana María. (2016). Prisioneros de Ritoque: La Ciudad Abierta y el centro de detención. ARQ (Santiago), (92), 80-99. https://dx.doi.org/10.4067/S0717-69962016000100009
  8. Iommi, Godofredo. Hoy me voy a Ocupar de mi Cólera. Valparaíso: Taller de Investigaciones Gráficas, Escuela de Arquitectura PUCV, 1983.
  9. Ibid.
  10. Ibid.
  11. Daniela Lucena, « Tensiones entre arte / política en la Asociación Arte Concreto Invención. Entre el comunismo, el peronismo y el diseño », Nuevo Mundo Mundos Nuevos [En ligne], Extraits de thèses, mis en ligne le 08 décembre 2012, consulté le 16 novembre 2020. URL : http://journals.openedition.org/nuevomundo/64506 ; DOI : https://doi.org/10.4000/nuevomundo.64506
  12. Andreotti, L. (1996). Leaving the Twentieth Century: The Situationist International. Journal of Architectural Education (1984-), 49(3), 196-199. doi:10.2307/1425328
  13. Vial, J. (1952). Primera reunión del Instituto. Retirado desde: https://www.josevial.cl/docum/primera-reunion-del-instituto
  14. Verdejo Bravo, Nicolás. (2018). La segunda vía. La controversia pública por la irrupción de la Escuela de Arquitectura de la UCV ante el proyecto de la Vía Elevada de 1969. ARQ (Santiago), (99), 96-109. https://dx.doi.org/10.4067/S0717-69962018000200096
  15. Escuela de Arquitectura y diseño PUCV. (2017). Conoce los nuevos programas de arquitectura y diseño. Retirado desde: https://www.ead.pucv.cl/2017/conoce-los-nuevos-programas-de-arquitectura-y-diseno/
  16. Alfredo Jocelyn-Holt L., Pedro Gandolfo G., Roberto Godoy A., Bruno Barla H., Carlos Oyarzún P., Abel González R., Massimo Alfieri, Patricio Bulnes E. y Virgilio Rodríguez S. (2012). Ha-lugar de un encuentro. Valparaíso: Ediciones universitarias de Valparaíso.