Lectura texto: "Ornamento y delito(Adolf Loos)"

De Casiopea

Muebles

(2 de octubre de 1898)

Los interiores de nuestra exposición de jubileo pueden clasificarse en tres grupos: 1. Los que muestran un esfuerzo por copiar muebles antiguos con la máxima fidelidad posible. 2. Los que tienen una tendencia hacia lo moderno. 3. Los que intentan adaptarse a los antiguos muebles pero con exigencias modernas.

Los grandes ebanistas del renacimiento y del barroco tendrían que ser honrados por sus epígonos del mismo modo que nuestros pintores honran a sus maestros. Pueden pintarse cuadros y hacerse objetos de ebanistería nuevos; pueden copiarse los antiguos, copiarse tan rigurosamente como en nuestra época sea posible renunciando a la propia personalidad.

Tampoco está bien copiar lo que a los antiguos maestros no les era posible hacer de otro modo. Por ejemplo, el vidrio era malo y constaba sólo de trozos pequeños. Si hubiera tenido a su disposición nuestra industria del vidrio, tan avanzada, hubiese utilizado sus mejores productos.

Las figuras antiguas y su disposición correspondían al material utilizado en aquel entonces si se quiere emplear vidrio moderno, hay que dibujar figuras modernas. Si nos desagrada algo en un maestro del pasado, hay que dejarle en paz. Sin embargo existe la manía de querer mejorarlo. La copia e imitación de formas de antiguos estilos son consecuencia de nuestras relaciones sociales que nada tienen que ver con las de siglos anteriores.

El anhelo de rodearse de copias de obras de antiguas civilizaciones, que le gusten a uno, pero cuyos originales no le resulten asequibles, es, con toda seguridad, algo muy humano. La fotografía de una obra arquitectónica antigua, el vaciado del yeso de una obra escultórica, la copia de un Ticiano podrán evocar las agradables sensaciones que se percibieron frente a los originales.

El primer principio por el que se basan todos dice: "Está bien copiar, pero copiar rigurosamente". El segundo principio dice: "En las construcciones de muebles modernos, Inglaterra es la que da el tono". Ambos principios son combatidos del modo más enérgico en los lugares antes mencionados. En ellos aun se cree posible la realización de cosas nuevas en el espíritu de una época pasada. En tales instituciones no advierten que un candelabro de gas gótico es algo que carece de sentido, lo mismo que una locomotora gótica. Pero el segundo principio, sin duda porque en él aparece la palabra 'ingles', causa el efecto de un paño rojo.

Sandor jaray, ningún artesano vienés nos habrá ofrecido algo tan perfecto en todos los sentidos. Tanto en lo que respecta a calidad como en cantidad.