La casa y el pie desnudo
La casa.
Un hecho simple que nos hace ver la casa. En el hemisferio Norte los que llegan a la casa, al entrar se sacan los zapatos. Aquí vemos los zapatos en la entrada de la casa, anunciando que accedemos a un espacio íntimo. Estar calzado o descalzo, construimos mundo distanciando nuestros pies del suelo, a cada paso no percibimos el cada vez del suelo, sino que de un modo distante para nuestros pies, el suelo tiende a ser el mismo a cada paso. Si no fuera así padeceríamos cada paso en sus distingos. La intimidad de la casa es donde cada paso está resguardado, protegido, es el mismo. En el croquis tenemos a lo mas siete pares de zapatos, aquí viven tres personas, el matrimonio y un hijo. La casa y su intimidad es hoy para un número reducido. Antes era posible una familia con siete hijos hoy es una excepción. No hay casas para 50 personas, puede ser un hotel.
Nuestras ciudades hoy pueden llegar a tener millones de habitantes. Esa multitud está sustentada en el espacio de la intimidad de la casa, con un pequeño número que quizá caben en los dedos de una mano.
Así la casa, el hogar, ese espacio cuidado que permite estar a pie desnudo es el umbral del cuerpo para el sueño, donde el abandono de sí mismo es posible porque no va a ser interrumpido.
La ciudad espacio para la plenitud del ser humano, le da cabida a la vida de cada cual en el espacio en el cual fiamos cada día al cerrar nuestros ojos, porque nos sustenta descalzos.
David Jolly
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Home: the city space in which we trust enough to walk barefoot
Home. A simple fact that makes us see the house. In the Northern Hemisphere, those who arrive at a house take off their shoes on entering. Here we see the shoes at the entrance of the house, announcing that we are accessing an intimate space. Whether shod or barefoot, we build a world by distancing our feet from the ground. At each step we do not perceive the soil, except in a distant way. For our feet the soil tends to be the same at each step. If it were not so, we would suffer each step in its distinctiveness. The privacy of the house is where each step, guarded, protected, is the same. In the sketch we have at most seven pairs of shoes, here live three people: a husband and wife, and a child. Today the house and its privacy is for a small number of people. Before a family with seven children was possible, today it is the exception. There are no houses for 50 people, this would be a hotel. Our cities today can have millions of inhabitants. That crowd is supported in the space of privacy of the house, with a small number of people that may fit on the fingers of one hand.
Thus the house, the home, that space that allows one to be barefoot is the threshold of the body for sleep, where abandonment is possible because it will not be interrupted. The city space for the fullness of human being accommodates each person’s life by providing the space in which we trust each day when closing our eyes, because it sustains us barefoot.
