Jose Paolinelli Schulz

De Casiopea

E L S A L U D O I T I N E R A N T E D E L A S A G U A S

A. Barrios y sus Limites en El Almendral

EL SALUDO

INTRODUCCION Para abordar el estudio de la ciudad de Valparaíso, evocados específicamente en el Almendral, es pertinente tener en cuenta las múltiples dimensiones que esta abarca, por ende para su entendimiento, se erige sobre la relación de tres escalas fundamentales: la geográfica, la urbana y la del hombre <el acto>. Es aquí donde nace la búsqueda del sentido de “barrio” a partir de sus límites y como en estos se manifiestan en la ciudad desde el “roce” de sus habitantes. El movimiento de las aguas es el que le regala su ritmo al habitante del saludo itinerante, pues en su deambular trae consigo a su barrio, así el hombre que grita el que oye construyen un nuevo barrio, por tanto también existen estos barrios efímeros o ambulantes.

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ESCALA GEOGRAFICA-lo remoto Desde su origen Valparaíso se constituye como una ciudad formada por su despliegue hidrológico, es decir, por sus cuencas, causes y esteros, como también por su morfología, esto en referencia a sus quebradas y cerros. Estas dos dimensiones conforman en el almendral los ejes transversales y los espacios públicos como las plazas, pues estos eran sitios de permanente inundación. Otro factor determinante es su relación con el borde mar, que en asociación con los pies de cerro, dan cabida a los ejes longitudinales del plan.

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ESCALA BARRIAL- lo mediato En cuanto al barrio es necesario constituir la relación entre hombre-territorio, por tanto los barrios se construyen desde el oficio. Aquí se reúne OCIO-NEGOCIO, como el concepto fundamental a estudiar, por tanto existen diversos barrios en relación a los residentes, estudiantes, comerciantes, comerciantes ambulantes.

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ESCALA HUMANA-lo próximo El vendedor ambulante es el actor constituyente de una temporalidad itinerante dentro de la ciudad, este se despliega efímeramente desplazándose sobre el movimiento de las aguas, pues son estas las que finalmente le regalan el ritmo al habitante. Este hombre del saludo ambulante, arraigado a su “deambular”, trae a su barrio consigo, ya que el hombre que grita y el que oye hacen emerger un nuevo barrio, una nueva temporalidad dentro del espacio público. En este construyen una pasarela de fachada doble, las cuales presentan una intimidad compartida debido a la proximidad entre las personas del ocio y el neg-ocio.

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Otro caso se presenta en el mercado, con la aparición de un arriero y su burro, esto nos habla de un traspaso de límites, ósea, que este hombre debe recorrer el territorio con una cierta mediatés, por lo tanto regala la dimensión de lo rural, un “atravesar” desde lo alto que trae consigo el campo a la ciudad.

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