José Miguel Salamanca Ciclo 1 - Primer Semestre 2018

De Casiopea


TítuloJosé Miguel Salamanca Ciclo 1 - Primer Semestre 2018
Tipo de ProyectoProyecto de Taller
Palabras Claveciclo 1
AsignaturaTaller del Acto y el Vacío: Habitabilidad y riesgos en el borde costero,
Del CursoTaller del Acto y el Vacío: Habitabilidad y Riesgos en el Borde Costero 1° Semestre 2018,
CarrerasArquitectura
Alumno(s)José Miguel Salamanca
ProfesorFelipe Igualt


Ciclo 1

BORDE: Encuentro de instancias en disonancia.

Límite de naturaleza lineal entre extensiones de habitares distintos.

Es en este choque de instancias donde los elementos del uno aparecen presentes en el otro en una mezcolanza indefinida, y el límite entre ambas realidades se difumina en lo sensorial dando paso a un habitar nuevo en el borde teñido de ambas partes. En este habitar del borde se reconoce un especial tipo de vacío, que es el vacío interior, donde el observador encuentra cobijo en una de las extensiones y se enfrenta a la otra. En esta relación de aquí/lejanía (fig. 1) es donde quien permanece está sujeto a un entorno y a un contexto. Además en el caso de un proyecto aparece una orientación propuesta, pensada para hacer lo más de este borde habitable.

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La orientación propone una forma de habitar cuando define una luz espacial y hóspita en la cual se reconoce el vacío dentro del vacío, y donde el habitante encuentra la propuesta en el recorrer o en el reposo, según sea el caso.

El borde casi siempre tiene una naturaleza de contemplación hacia lo lejano, hacia la otra extensión, característica que es celebrada mediante la orientación y disposición de lo habilitado.

Para reconocer un borde de extensiones debe haber una disonancia de naturalezas entre estas, la cual puede ser de varias índoles. Ya sea una discordancia circunstancial como una cacofonía de actos dentro de un espacio similar (fig. 2), o bien una separación física como una diferencia de alturas/distancias (fig. 3), una desemejanza de materialidades (fig. 4) o una barrera adrede a separar.

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Juego de separaciones físicas y sensoriales que dan cuenta de un acto en el borde.



Observaciones conducentes.



Polígono de relaciones.

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Acto:

Contemplación de la extensión que se despliega encarándola desde el cobijo.

En el borde ocurre un choque de extensiones que crea un límite habitable entre dos cabidas. Es en este límite de relaciones donde una de las instancias se hace albergue del cuerpo y la otra es enfrentada por este en una relación de oposición, el frente a frente. La luz holgada de la extensión que se despliega forma un contraste con la luz inmediata de la extensión que llega a un margen en la que se encuentra uno. Ocurre entonces una confrontación que opaca la luz en la que el ser se está cobijando y se crea un momento de contemplación hacia la lejanía que se va desplegando mientras uno se queda en lo inmediato, en el aquí. En la contemplación, la cabida inmediata del cuerpo se vuelve propia e íntima en lo sensorial, y enfrentándose a lo que se extiende frente al ser, esta se vuelve también ajena y presencial a la contemplación de lo que se despliega por delante. Este acto de presenciar implica ser testigo de la circunstancia sin ser parte de ella, por lo que la contemplación se da en el estado de reposo o en el recorrer en torno a lo que se está observando en el borde. Entonces se permanece.

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CURSO DEL ESPACIO:

Vacío:

Enfrentado a una extensión desde una realidad propia.

En este aparecen dos elementos: Lo propio y lo lejano. Lo propio se entiende como lo que está más inmediato al cuerpo, lo que se ve al mirar los pies. Al estar este propio cerca de un límite o margen, lo cercano se vuelve íntimo, contenido, y lo que está detrás de uno se convierte en un cobijo del ser desde el cual se da el acto enfrentándose a lo lejano. (fig. 5)

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Lo lejano tiene una característica de amplitud. Vastedad que empieza en un límite desde el cual se va extendiendo indefinidamente. La mirada hacia esta lejanía abarca más que en otras instancias espaciales, observando la anchura, llegando al grado de contemplar un absoluto horizonte en algunos casos. En tal amplitud la vista descansa al reposarse sobre más extensión, llevando a un estado de contemplación descansada. (fig. 6)

“Mientras más abarca la vista, más reposada es la mirada, ya que el ojo toma lo más lejano como un solo cuerpo”

La intimidad de este vacío recae en un “acorralarse”, o dicho de otra manera, acercarse a un límite apegándose lo más posible a este, de forma que lo que está frente a uno es una realidad que se despliega y es lo predominante en el campo visual de quien permanece en lo colindante (fig. 7). De esta manera, la extensión en la cual cuerpo se encuentra toma un carácter personal, ya que es solo de donde se está parado desde donde se percibe, y todo lo demás en la instancia del aquí se sale de lo sensorial para pasar a lo contextual (fig. 8). El observador sabe que se encuentra en una extensión (lo inmediato), pero al enfrentarse a otra (la lejanía) esta lo saca de la primera instancia y lo deja solo con lo que el cuerpo advierte. El donde se está parado o reposando se convierte en el único espacio que se enfrenta a la amplitud. (fig. 9)

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Luz:

El curso del espacio captura una luz característica del borde.:

"Luz contraste que tiñe distancias."

Croquis y fotos del curso del espacio.