Javier Huenchullán - Abstracción y silencio en el arte, germen de la arquitectura moderna

De Casiopea

Artículos de cada clase

Vanguardismo, el quiebre de lo establecido

Se clasifica dentro del vanguardismo a aquellas corrientes artísticas que en un determinado momento de la historia (entre la segunda mitad del siglo XIX y la primera del siglo XX) propusieron un cambio drástico en la forma de concebir el arte, renovando formas y contenidos, y sustituyendo las antiguas tendencias al considerarlas obsoletas. El nombre viene de un término militar francés, el Avant-garde, que indica la sección más adelantada del ejército; así, estar a la vanguardia significa metafóricamente estar en la primera línea creativa, o la que hace frente a lo que ya viene establecido.

Varios son los movimientos que podemos denominar como vanguardistas, muchas veces divergentes entre ellos, que usando diversos recursos buscan quebrar los sistemas aceptados de expresión artística en las distintas áreas como la pintura, la escultura, la literatura, la música, entre otros. Surgen en Europa, y se expanden luego hacia otros continentes, principalmente América, donde le hacen frente al modernismo, cuyas propuestas parecen obsoletas en la opinión de los vanguardistas. Entre estas corrientes podemos ubicar:

Impresionismo, como un primer antecedente debido a la libertad del trazo y la técnica en la pintura, sin embargo no buscaba provocar un cambio social.

Expresionismo y el Fauvismo, como una respuesta en contra al Impresionismo y al Realismo. Busca reconstruir la realidad desde el sentimiento interior, las filias, fobias y angustias del hombre, a través de ligar la expresión literaria con las artes plásticas y la música.

Cubismo, que a través de las formas geométricas representa la realidad, sustituyendo lo sentimental por humor y alegría. Utiliza mucho el collage como técnica.

Futurismo, como una exaltación de lo revolucionario y agresivo, la realidad en movimiento, la adoración de la máquina.

Ultraísmo, como reacción al modernismo; propone el uso del verso libre y la metáfora como centro expresivo.

Dadaísmo, que se expresaba través de lo absurdo e ilógico, lo sin sentido ni orden.

Surrealismo, basado en el subconsciente, busca trascender la realidad a través de lo imaginario, irracional y automático, recurriendo al humor negro como respuesta al sentimentalismo.

La principal característica de los movimientos vanguardistas es la ausencia de reglas o estándares en la creación artística, prevaleciendo la libre expresión, en contra de lo que se puede llamar como la “institución del arte”: romper cánones, patrones, códigos y ordenamientos, para así dar cabida a la experimentación, la abstracción y la fluidez.

Medellín: de ciudad violenta a ciudad innovadora

Ciclo de charlas “Diálogos entre Medellín y Valparaíso”

Uno de los ejemplos más notables de transformación urbana, en Latinoamérica y el mundo, es el caso de Medellín. La ciudad colombiana se ubica a orillas del río homónimo, en el Valle de Aburrá, en el departamento de Antioquia, del cual es la capital. Actualmente es una de las ciudades más importantes del país, y fue elegida como la ciudad más innovadora por The Wall Street Journal y Citigroup, compitiendo con New York y Tel Aviv, y presenta un desarrollo económico y social pujante; sin embargo esto no siempre fue así.

A comienzos de la década de los 90, Medellín se encontraba en una terrible crisis: paradójicamente presentaba la mayor riqueza, pero a la vez la mayor pobreza, y estaba sumergida en una extrema violencia; todo esto debido a la fuerte presencia del narcotráfico, el llamado “Cartel de Medellín”, que desde 1976 estaba en constantes enfrentamientos con el estado colombiano. Medellín recibió todo el impacto de esta guerrilla, en la ciudad creció el narcoterrorismo, el sicariato, las bandas delincuenciales en los barrios populares, los secuestros, y los asesinatos de jueces y políticos; llegó a ser la ciudad más violenta del mundo en 1991, con una tasa de 381 homicidios por cada 100 mil habitantes. La muerte de Pablo Escobar, el máximo líder del narcotráfico, en 1993, puso fin al Cartel, pero la ciudad quedó con profundas secuelas y graves conflictos sociales; había tocado fondo y era necesaria una “operación quirúrgica” para salir de la crisis. Una primera tarea era recuperar la credibilidad de las autoridades por parte del pueblo, por lo que las estrategias institucionales, la continuidad política y las alianzas Municipio-Región-Estado fueron fundamentales. Se destinaron los recursos principalmente a la periferia, para garantizar mejores condiciones y así lograr un desarrollo territorial más equitativo: darle lo mejor a los sectores más precarios y deteriorados, valorizando mucho el espacio público. La geografía, que en un pasado cercano era una de las principales causas de segregación de la ciudad, se repensó como un bien: el río pasó de ser una barrera a un elemento conector. Se implementaron nuevos sistemas de transporte público integrado, como Metro Cable (teleféricos) y Metroplús (buses) que buscaban acercar la distancia entre las periferias y el centro. Hubo un intenso trabajo con la comunidad de los barrios y con organizaciones activas, para reconocer las necesidades de la gente y planear soluciones en conjunto con los pobladores; ellos mismos eran los que proponían las mejoras para sus barrios. Se apostó por la construcción de parques y arquitectura y urbanismo de calidad; generalmente en zonas de alto riesgo, como quebradas. Surgieron los llamados parques educativos, espacios públicos desde los que se desarrolló la educación, siempre teniendo presente la idea de que “la educación es el motor de la transformación de la sociedad y del territorio”.

En el transcurso de 20 años, Medellín pasó de ser la ciudad más violenta del mundo, a ser la ciudad más innovadora, y todo gracias a poner énfasis en las políticas públicas de desarrollo, principalmente a través de intervenciones urbanísticas y viales: la arquitectura como el detonante del cambio social. Es un ejemplo a seguir para ciudades que presentan un abandono en las periferias y una creciente obsolescencia, tal como ocurre con nuestro Valparaíso; una prueba de que se puede lograr la transformación. En palabras del arquitecto colombiano Óscar Santana (expositor de la charla): “Hay que atreverse a meterse en problemas”.

Dadaísmo, lo absurdo y sin sentido

Dentro de las llamadas “vanguardias”, encontramos el dadaísmo, que es quizás una de las más notorias dentro de este grupo de nuevas corrientes artísticas de la primera mitad del siglo XX. Surge en 1916, en el Cabaret Voltaire en Zúrich (Suiza), propuesto por Hugo Ball; sin embargo alcanza su máximo desarrollo de la mano de Tristan Tzara. Se dice que el nombre “dadà” (vocablo francés que significa caballito de juguete) fue elegido por Tzara, cuando abrió al azar un diccionario en una de las reuniones que se celebraban en el cabaret con un grupo de artistas afines al movimiento. El movimiento fue claramente revolucionario, oponiéndose al positivismo, las convenciones literarias y artísticas. Se desarrolla en la mayoría de las expresiones del arte, como la pintura, la escultura, la música y la poesía.

El dadaísmo, en todas sus expresiones, se caracteriza por ser un quiebre a los esquemas establecidos como arte; es una superposición de palabras, figuras, imágenes, sonidos, carentes de sentido, libremente dispuestos: lo que aparentemente no podía coexistir se mezcla en cada obra. Así estos artistas pretendían destruir las convenciones, crear un anti-arte. Se puede decir por ende, que el dadaísmo es una constante negación: es un movimiento anti-artístico, anti-literario, anti-poético, pues cuestiona la existencia de estas manifestaciones. Incluso, por su misma definición se cuestiona a sí mismo. Es concebido como una manera de vivir, que rechaza absolutamente toda tradición anterior, por lo que también se puede decir que es anti-humanista; se manifiesta en contra de la belleza, la lógica, lo universal en general. Profesa la espontaneidad y lo inmediato, lo aleatorio, la contradicción, el caos y la imperfección. Incluso llega a estar en contra de las demás vanguardias. Usa recursos impensados para causar impacto y perplejidad, que es justamente lo que busca, descolocar al espectador.

En la poética, la mejor manera de entender la mecánica de composición dadaísta (y que se puede extrapolar a las otras ramas del arte), aparece escrita en su manifiesto:

"Coja un periódico

Coja unas tijeras

Escoja en el periódico un artículo de la longitud que cuenta darle a su poema

Recorte el artículo

Recorte en seguida con cuidado cada una de las palabras que forman el artículo y métalas en una bolsa

Agítela suavemente

Ahora saque cada recorte uno tras otro

Copie concienzudamente en el orden en que hayan salido de la bolsa

El poema se parecerá a usted

Y es usted un escritor infinitamente original y de una sensibilidad hechizante, aunque incomprendido del vulgo."

(Siete manifiestos Dada; Tristan Tzara.)

El dadaísmo por lo tanto, en todas sus expresiones, es un elogio de lo absurdo, el no significar el arte.

Valparaíso, ciudad en deterioro

Encuentro “La catástrofe de Valparaíso: Hacia una planificación territorial integral”

El pasado incendio de abril del 2014 que afectó a Valparaíso, no sólo destruyó gran parte de los cerros de la ciudad, sino que vino a revelar profundas carencias y estados de deterioro en los diversos aspectos urbanos, físicos – territoriales, demográficos y administrativos. Estas deficiencias se vienen acumulando históricamente y terminan siendo el germen de la catástrofe, sin embargo, ésta misma nos permite darnos cuenta de las causas y generar oportunidades para plantear soluciones.

Se dice que Valparaíso nunca fue fundado, fue el lugar de abrigo que encontró Juan de Saavedra en su expedición a américa, y que posteriormente se transformó en un asentamiento. Esto es un primer antecedente: la ciudad parte desde la precariedad, sin una planificación. Luego se concibe como el puerto de la ciudad de Santiago, y esto trae consigo el apogeo de la ciudad: muchas personas llegan a establecerse en Valparaíso, no solo del país, sino que también del extranjero; aparecen las colonias europeas en la ciudad y los cerros comienzan a ser poblados, primero en las lomas, hasta terminar en los fondos de quebradas. Esto es un segundo antecedente: la expansión trae consigo habitar zonas de riesgo, en condiciones precarias. A fines del siglo XIX, si bien Valparaíso era un puerto pujante, el plan de la ciudad se encontraba tremendamente poblado, y al tratarse de edificaciones que no contemplaban redes (el agua era abastecida por un “burrero” que pasaba repartiendo), comenzó a producirse hacinamiento.

El terremoto de 1906, y el posterior incendio, destruyó gran parte del Almendral. Sin embargo, la catástrofe permitió repensar un poco el trazado urbano, generando ejes que son los que perduran hasta el día de hoy: es una primera instancia de resiliencia. No ocurrió lo mismo después del terremoto de 1985, momento en que en Valparaíso ya se evidenciaba una obsolescencia de sus espacios y el terremoto vino a agravar la situación: muchos sitios eriazos que existen hoy son producto de esa catástrofe; esto significa que han pasado casi 20 años sin que exista una política pública de recuperación de la ciudad.

Otro gran tema es el acceso de la ciudad al mar. Durante mucho tiempo, el borde fue el centro de Valparaíso, pues toda actividad giraba en torno a él. Sin embargo, con el crecimiento de la ciudad hacia los cerros (periferia) y el gran crecimiento del puerto, cada vez más se fue limitando la relación entre el ciudadano y el mar. Y en la actualidad, el gran debate es qué hacer con la orilla: ampliar el puerto (Valparaíso hace tiempo que no es, como dice la canción, el “puerto principal”), o realizar proyectos que busquen recuperar el mar para la gente; al puerto le molesta la ciudad, y a la ciudad le molesta el puerto.

En palabras de Mauricio Puentes, lamentablemente impera la ley del oro: el que tiene el oro hace las leyes. Y las políticas públicas se hacen fundamentales para evitar catástrofes como la del pasado mes de abril, que, como dice Alberto Texidp, nos lleven a pasar de lo monofuncional a lo multidisciplinario, y de lo estético a lo ético.

Futurismo y el punto de quiebre del arte

20 de febrero de 1909, y en el diario Le Figaro de París se puede leer un texto que contiene frases como:

“Queremos glorificar la guerra - única higiene del mundo-, el militarismo, el patriotismo, el gesto destructor de los anarquistas, las ideas por las cuales se muere y el desprecio por la mujer”

“No hay belleza sino en la lucha. Ninguna obra de arte sin carácter agresivo puede ser considerada una obra maestra. La pintura ha de ser concebida como un asalto violento contra las fuerzas desconocidas, para reducirlas a postrarse delante del hombre.”

“Afirmamos que el esplendor del mundo se ha enriquecido con una belleza nueva: la belleza de la velocidad. Un coche de carreras con su capó adornado con grandes tubos parecidos a serpientes de aliento explosivo... un automóvil rugiente que parece que corre sobre la metralla es más bello que la Victoria de Samotracia”

Se trata del Manifiesto Futurista, que reza los postulados del movimiento del mismo nombre, que queda fundado con esa publicación, por el italiano Filippo Tommaso Marinetti. Este movimiento busca combatir la expresión artística que en general se venía dando hasta el momento, las tradiciones y convenciones, al considerarlas anquilosadas, estancadas y obsoletas; hacer una tabla rasa y comenzar desde cero. Se veían como elementos primordiales a la poesía, el valor, la audacia y la revolución; se difundía “el movimiento agresivo, el insomnio febril, el paso gimnástico, el salto peligroso y la bofetada irreverente”. Sus postulados eran: la exaltación de lo sensual, lo nacional y guerrero, la adoración de la máquina, el retrato de la realidad en movimiento, lo objetividad literaria y la disposición especial de lo escrito, con el fin de otorgarle una expresión plástica.

Su objetivo era realzar la vida contemporánea, la adoración de la máquina y el movimiento. Si bien fue un movimiento contestatario, fue muy fructífero, al tocar casi todas las áreas de expresión artística (poesía, pintura, escultura, música, teatro, etc.). Se puede decir que viene desde el cubismo, pero evoluciona a una estética distinta en la obsesión por representar la velocidad. Además, es el primer movimiento que se reconoce como tal, se autonombra y se define.

Sus principales exponentes son italianos, además de Marinetti: Umberto Boccioni, Carlo Carrá, Luigi Russolo, Giacomo Balla. Sin embargo llego a tener seguidores en Rusia (Vladímir Maiakovski, Velimir Jlébnikov, Alekséi Kruchiónyj), Portugal (Fernando Pessoa), España (Joan Salvat-Papasseit), e incluso en américa, en Uruguay y Argentina.

Más allá de sus méritos artísticos, el futurismo posee gran trascendencia al crear desde 0 una nueva estética, lo que abrió el camino para otras corrientes vanguardistas que se desarrollaron en el siglo XX. Llegó a causar un boom popular, pues sacó al arte de la élite y llegó a tocar al ser más común.

Surrealismo, la cotidianeidad de lo onírico

Dentro de las vanguardias que aparecieron en la primera mitad del siglo XX nos encontramos con el Surrealismo. Surgido entre los años 1920 y 1930, su concepción oficial data de 1924, cuando André Breton, poeta francés, redacta el “Manifiesto Surrealista" en los que define el término y los pensamientos del movimiento. Al comienzo fue un movimiento literario y filosófico, pero incorporó otras manifestaciones del arte como la pintura y la escultura.

El surrealismo tiene sus bases en el movimiento Dadá, que reflejaba tanto en arte como en literatura la protesta nihilista contra todos los aspectos de la cultura occidental. Como todos los movimientos de la época, los artistas surrealistas se sentían afectados por el estado en que se encontraba Europa a luego de la Primera Guerra Mundial, por lo que la inspiración no la buscaban en la realidad, sino que en sus sueños y fantasías. Un antecedente es la aparición del psicoanálisis, creado por el psicólogo alemán Sigmund Freud, que influenció tremendamente el desarrollo de este movimiento artístico, ya que énfasis en el inconsciente del hombre; más bien, incorpora el mundo del sueño a la conciencia.

En el surrealismo el arte se concibe como un modo de abstraerse de la realidad y hundirse en el mundo interior de la conciencia humana; de aquí es que aparece el nombre, en francés “surréalisme” (sur, sobre o por encima de; réalisme, realismo).En la estética y la lírica surrealista se caracteriza por la incontextualización, la abstracción y la libertad de asociación, donde la consistencia ya no es una necesidad.

A partir del año 1924, se incorporaron al movimiento surrealista el alemán Max Ernst, el francés Jean Arp, y también el pintor y fotógrafo estadounidense Man Ray. Por un corto periodo de tiempo estuvieron también el francés André Masson y el español Joan Miró, pero se fueron al año siguiente por su individualismo y discrepancias con los preceptos de André Breton. Más tarde, se unió el pintor franco-estadounidense Yves Tanguy, así como el belga René Magritte y el suizo Alberto Giacometti. El pintor catalán Salvador Dalí se incorporó en el año 1930, pero tiempo después fue relegado por la mayoría de los artistas surrealistas, puesto que le interesaba más la comercialización de su arte que las ideas del movimiento. Sin embargo, Dalí llego a ser uno de los exponentes más reconocidos del movimiento y sus obras se convirtieron en clásicos surrealistas.

Richard Wagner y el “arte total”

El vocablo Gesamtkunstwerk (traducido en español: “obra de arte total”) es un término que se utilizó por primera vez en 1827 por el escritor y filósofo alemán K. F. E. Trahndorf, y que luego, a partir de 1849, fue usado también por el multifacético Richard Wagner (compositor, director de orquesta, poeta, ensayista, dramaturgo y teórico musical alemán), que lo incluyó dentro de su ensayo “Arte y Revolución” (Die Kunst und die Revolution).

Wagner cita como la máxima expresión del Gesamtkunstwerk al arte teatral de la antigua Grecia. Poco tiempo después, en su ensayo “La obra de arte del futuro” (Das Kunstwerk der Zukunft), escrita en el mismo año, sigue desarrollando el concepto y, por último, en su “Ópera y Drama” (Oper und Drama) de 1851 describe con detalle su idea de la unión entre la ópera y el teatro, en que las artes individuales son subordinadas a un solo propósito.

Utilizó el término para indicar el “ideal de teatro”, en el que convergen la música, el teatro, la coreografía, la poesía, las artes visuales; todo con el fin de lograr una síntesis perfecta de las diversas artes. Además de conjugar totalmente la mayoría de las disciplinas artísticas, es también la expresión más profunda del alma de un pueblo, lo que se proyecta como una idea de universalidad. Para el compositor de Bayreuth (ciudad alemana, en ese entonces un pequeño pueblo), el ejemplo supremo de este concepto era la tragedia griega clásica, sobre todo la de Esquilo; mientras que más tarde, desde Eurípides a la presente tradición operística, sobre todo italiana, el ideal de Gesamtkunstwerk fue sufriendo de una decadencia gradual. La intención de Wagner fue precisamente restablecer la obra de arte total, e imponerla como la forma de arte perfecta y definitiva. Todo esto se ve reflejado en las obras más maduras de Wagner, como Tristán e Isolda, La valquiria, Sigfrido, El ocaso de los dioses, y Parsifal; y además, en la concepción arquitectónica y posterior construcción de su Teatro Total, el Bayreuther Festspielhaus (Teatro del Festival de Bayreuth), espacio que se adapta para realzar la obra presentada. Hasta el día de hoy, este teatro es usado para la exclusiva representación de la obras del artista alemán.

Las ideas de Wagner, revolucionarias en un primer momento, fueron asumidas posteriormente por la ópera moderna, por lo que forman un antecedente en el desarrollo futuro de las vanguardias artísticas. Poco después de Wagner, Aleksandr Scriabin concibió su Prometeo o Poema del fuego, una grandiosa sinestesia artística, que diseñó de tal modo que a cada nota, se le asociara un haz de luz coloreada que debía inundar la habitación. Un proyecto que, por lo adelantado a su tiempo, no fue posible realizarlo. El ideal de Gesamtkunstwerk fue alabado por los artistas visuales de la “Secesión de Viena”, movimiento muy variado al que hoy se le denomina modernismo.

Ensayo final

Abstracción y silencio en el arte, germen de la arquitectura moderna

El siglo XX fue quizás la época con más cambios que registra la historia de la humanidad. En el transcurso de 100 años, ocurrieron profundas transformaciones sociales y culturales detonadas por dos guerras mundiales, auges y depresiones económicas, numerosos puntos de crisis, desarrollo de nuevas tecnologías y avances científicos, y en fin, una serie de eventos que calaron hondo en la visión de mundo de la gente y principalmente de los pensadores de la época. Y aquí el arte no queda fuera, supeditado al contexto, o mejor dicho, producto de éste. Pues en los primeros años de ese vertiginoso siglo, surgieron una gran cantidad de corrientes y movimientos, a los que se les llamó “vanguardias artísticas”, que buscaron generar un quiebre o un giro a lo que se venía haciendo en el arte hasta ese momento, y por consiguiente abrir nuevos caminos en los procesos creativos de las distintas disciplinas artísticas como la pintura, la escultura, la poética, la danza, la música y el teatro; todo de la mano de nuevos pensamientos en torno a la sociedad y a la propia conciencia del hombre. Primó la abstracción, ese desapego de obra y realidad fue la tónica en muchas obras de estos movimientos. Y estas ideas de desapego se vieron reflejadas también en la arquitectura, oficio directamente ligado al arte, que también experimentó cambios en la manera de concebir las formas, libremente asociadas y las estructuras, acompañados por los avances en la técnica y los materiales.

Sin embargo, las vanguardias artísticas no fueron el único intento de cambio que ha habido en la historia del arte: recordemos por ejemplo, el Barroco, período en que los artistas buscaban romper con los cánones clásicos retomados por el Renacimiento; o incluso antes la arquitectura gótica que mediante las técnicas nuevas generó una expresión formal original y distinta a lo que ya existía. Aun así, se puede considerar que las vanguardias han sido el mayor punto de quiebre debido a su inmensa radicalidad y fuerza. Pero para ello, es necesario considerar ciertos antecedentes que nos permiten entender este momento de cambio no como un estallido repentino, sino que más bien como un proceso en la búsqueda de la abstracción.

Un primer antecedente lo podemos encontrar en el impresionismo, calificativo con que se denominó despectivamente las obra de una serie de artistas, como Claude Monet, Paul Cezanne, Edgar Degas, Pierre-Auguste Renoir, entre otros, renegados de los salones de exposición. En sus pinturas predomina la técnica de la pincelada y la representación de la luz por sobre el contenido mismo de la obra: trazos más brutos que plasman el poder de expresión de cada color; es el trazo mismo el que adquiere peso, y no necesariamente lo que el cuadro muestra. He aquí un primer acercamiento a la abstracción y a la libertad de técnica y forma.

Un segundo antecedente nos lleva a la música. En Alemania, el multifacético Richard Wagner escribe una serie de ensayos sobre un concepto clave para la posterior re-concepción artística: la idea de “Arte Total” (en alemán “Gesamtkunstwerk”), que supone la conjugación de las distintas disciplinas del arte en la misma obra: música, teatro, danza y artes visuales deben convivir juntas; pues el arte se concibe como el espejo de la sociedad perfecta, y una utopía estética es el reflejo de una utopía social (González Berríos. 2013) . Esta idea de que las artes deben volver a convivir juntas se adopta en los movimientos vanguardistas en los que por lo general se desarrollan todas las disciplinas bajo la estética propia. Por otro lado, Wagner en su ópera “Tristán e Isolda”, emplea recursos musicales como el cromatismo (que se sale de las notas fijadas por la escala tonal de obra), para dotarla de expresividad en ciertos pasajes. Si bien Wagner no lo pretendía, es una antesala de la Atonalidad, variante de la música docta que como su nombre lo indica, no sigue un patrón tonal, permitiendo la libre asociación de notas en una obra altamente expresiva. Franz Liszt experimentó con la atonalidad, y posteriormente Arnold Schönberg lideró el uso de esta forma musical. En palabras del mismo Schönberg: “No les mostraré que mi música es bella. Ustedes saben que no lo es; yo sé que no lo es”; se puede extrapolar a las intenciones de artistas vanguardistas como los dadaístas o surrealistas y la libertad de asociación de las formas y figuras y palabras.

Todo esto nos dice de alguna manera el estado en que se encontraba el arte a inicios del siglo XX. Movimientos autodefinidos como el Futurismo, Dadaísmo o Surrealismo eran la nueva estética del momento; con arte cada vez más abstracto y con elementos que no eran necesariamente sacados de la realidad. Quizás la mayor expresión de abstracción y arte con lo mínimo, la encontramos en el suprematismo del ruso Kazimir Malévich. Sus obras se componen se elementos geométricos de colores planos, dispuestos de diversas formas sobre el un fondo generalmente blanco. A sus obras Malévich las definió como “la pintura de la forma pura” y la “supremacía del sentimiento puro”. El punto máximo de esta idea de abstracción en la pintura la podemos ver en su Blanco sobre blanco (1919), cuadro al que llegó luego de un “serio y profundo esfuerzo técnico-filosófico; después de recorrer y explorar con los estilos pictóricos más relevantes de su época, hasta llegar a la culminación de un proceso dialéctico entre la abstracción y la figuración” (Ayala G. 2013) . La obra es un silencio, es la mínima expresión de elementos que pueden formar una obra de arte. Podría hacerse un paralelismo de este cuadro con la obra musical del estadounidense John Cage, 4’33’’ (1952), compuesta de tres movimientos de silencio que tienen la duración indicada en su nombre. Nicholls describe la interpretación de la obra de la siguiente manera: “Un pianista cruza el escenario, se sienta al piano y cierra la tapa que cubre las teclas. Treinta segundos después, abre la tapa. Repite esta secuencia de acciones dos veces: lo único que cambia es el periodo de tiempo –dos minutos, veintitrés segundos, después un minuto, cuarenta segundos– entre la apertura y el cierre de la tapa. Tras abrirla por última vez, se pone en pie, saluda al público y agradece los aplausos” (Nicholls, D. 2009) . Por supuesto la obra fue incomprendida en su momento, e incluso hasta estos días; Cage dijo luego que en la pieza no existía el silencio, que el silencio que la gente pensaba que oía era en realidad los sonidos accidentales del exterior, ésa era la obra en sí misma. Con Blanco sobre blanco y 4’33’’ nos encontramos ante máximas de la mínima expresión en una obra de arte; las obras de Malévich abrieron el camino a la posterior corriente minimalista de la década de 1960.

Este arte vanguardista, abstracto, silencioso y libre, tuvo incidencia en la arquitectura moderna del siglo XX, que experimentó un cambio radical en su concepción y estética. Es inevitable hablar de este cambio en la arquitectura sin referirse a la Bauhaus, la escuela de artesanía, diseño, arte y arquitectura fundada en 1919 por Walter Gropius en Weimar (Alemania) y cerrada por las autoridades prusianas en manos del Partido Nazi; y al Congreso Internacional de Arquitectura Moderna (C.I.A.M.), fundado por 28 arquitectos entre los que se destaca Le Corbusier, Mies van der Rohe, Alvar Aalto y el mismo Gropius. En ambos se concibió una nueva arquitectura que buscó simplificar las formas y liberarse de los ornamentos supeditados a la composición clásica. La nueva estética estaba directamente relacionada con estas nuevas corrientes estilísticas del arte de vanguardia, y también respondía directamente a los materiales, que determinaban su resultado, el llamado “funcionalismo”: Aquí la invención del hormigón armado y el desarrollo del acero como los materiales fundamentales cambiaron el modo de proyectar las obras. La ausencia de ornamentación y la simplificación de las formas fue llevada a su máxima expresión por Mies van der Rohe, quien con su célebre frase “menos es más” definió su estilo. Dentro de sus obras se destaca la Casa Farnsworth (1946-1951); ubicada en Illinois, EE.UU, se caracteriza por la pureza y simpleza de sus formas y planos rectos construidos de acero y metal. Es interesante ver como la vivienda se relaciona con su entorno, sutilmente; justamente su sencillez le otorga su belleza: “La casa permanece entre los árboles como si flotara, sin perturbar el crecimiento de la hierba, ni la periodicidad y la amplitud del río en su desbordamiento (…)” (Duque, K. 2012) . Esta obra es a la arquitectura lo que Blanco sobre blanco es a la pintura, y 4’33’’ es a la música: la mínima expresión de la forma, ese silencio, que pareciera que es nada pero en realidad lo es todo, es el que revela su belleza intrínseca.

En definitiva, la arquitectura moderna del siglo XX debe mucho a esa búsqueda de la abstracción por parte del arte, que en su camino se topó con el silencio como elemento revelador. Parece una paradoja, pues se encontró el silencio justamente en una época de bombardeo de información, medios masivos de comunicación y sobre todo ruido. ¿Será que con esto, el arte, el verdadero arte, se desligó de la sociedad? Incluso para los mismo artistas esto no es así (para Wagner y la Bauhaus, el arte y la arquitectura es social). ¿O fue la sociedad la que le dio la espalda al arte? Eso es tema para otro ensayo.

Bibliografía

Libros:

• Wagner, Richard. 2013. Ópera y Drama. Ediciones Akal S.A. Madrid

• González Berrios, M.A. 2013. Utopías y realidades: revolución, Gesamtkunstwerk, drama musical. (prólogo del libro anterior).

• Magee, Bryan. 2013. Aspectos de Wagner. Editorial Acantilado. Barcelona.

• Varios Autores. 1999. El ABC del arte del siglo XX. Editorial Phaidon. Nueva York.

• Nicholls, David. 2009. John Cage. Turner Publicaciones S.L. Madrid

Sitios Web

• Ayala, Gerardo. 2013. Kazimir Malévich: Blanco sobre blanco. http://culturacolectiva.com/kazimir-malevich-blanco-sobre-blanco/

• Duque, Karina. 2012. Clásicos de Arquitectura: Casa Farnsworth / Mies van der Rohe. http://www.plataformaarquitectura.cl/cl/02-169324/clasicos-de-arquitectura-casa-farnsworth-mies-van-der-rohe