Investigación Proyecto Diseño Web Fundación Arraigo Sustentable Patagonia Rural

De Casiopea




TítuloInvestigación: Proyecto Diseño Web Fundación Arraigo Sustentable Patagonia Rural
CarrerasDiseño Gráfico"Diseño Gráfico" is not in the list (Arquitectura, Diseño, Magíster, Otra) of allowed values for the "Carreras Relacionadas" property.
Alumno(s)Nicol Valenzuela


Investigación

Vodudahue

Descripción

  • País: Chile
  • Región: Región Los Lagos, Chile
  • Provincia: Palena
  • Comuna: Hualaihué
  • Etimología: Bodudahue (Vodudahue), grano de quinua, en mapudungun.


Archivo:Mapa Vodudahue.png
Vodudahue, Región de Los Lagos, Chile.

Vodudahue es una localidad rural que pertenece administrativamente a la comuna de Hualaihué, Provincia de Palena, Región de los Lagos, Chile.

La localidad se sitúa junto al río Vodudahue que vierte sus aguas al Fiordo Comau y cuyas aguas poseen un tramo navegable por el cual se accede.

Esta localidad se encuentra rodeada por la unidad sur del Parque Pumalín aún hay algunos colonos que aun habitan esta localidad y esta la presencia de un reten de Carabineros de Chile y servicios de alojamiento turístico en sus riberas.

Clima

El clima es templado lluvioso con influencia marítima, que se refleja en precipitaciones abundantes que se acercan a los 5.000 mm. En éstas influyen de manera determinante las masas de aire oceánicas que actúan de poniente al oriente y al chocar con los bloques montañosos se enfrían al contacto, desencadenando granizos de tamaño considerable. La influencia del mar se deja sentir al interior del valle al generar temperaturas no muy frías, que en promedio pueden alcanzar entre los 12ºC. y 8ºC. La persistente lluvia invernal no cesa, aunque disminuye en el verano y la humedad se mantiene alrededor del 90%, con un techo eterno de nubes bajas.

Biogeografía

Su biogeografía presenta respuestas adaptivas a las condiciones abióticas imperantes y es también área de recepción de fauna y flora que se introduce desde el otro lado de la cordillera. Se observa una cobertura vegetacional con características muy especiales, entre las especies arbóreas destacan: Alerce o Lahuén, Ciprés o Lahuán, Ciprés de las Guaitecas, Coigüe, Roble de Chiloé, Lenga, Ñirre, Coigüe de Magallanes, Petra, Arrayán rojo, Melí, Luma, Mañío, Mañio de hojas cortas, Ulmo, Tineo, Canelo y Notro. En referencia a especies arbustivas que conforman el sotobosque, su pueden destacar entre muchas otras: Helecho, Michay, Calafate, Tepu, Murta, Quila, Colihue, Berberidáceas en general, Ciruelillo.

Fauna

La fauna de la zona no resulta de fácil observación y se encuentra seriamente disminuida por efecto de las enfermedades transmitidas por animales domésticos, por los incendios provocados para limpiarlos de quila y matorrales y por la caza furtiva. Estas situaciones explican que estas especies desarrollen grandes habilidades para desenvolverse en los bosques y, a su vez, les permiten ser muy ágiles y diestras para escabullirse ante la presencia de extraños. Algunas especies que conforma la zoogeografía de esta zona son entre los mamíferos el Puma, cuya presencia como depredador de ovejas es común escucharla entre los pobladores, para los cuales el llamado “León” es un enemigo frente al cual hay que mantener alerta, otros mencionados son el Colo Colo, Gato de Geoffroy o Gato Montés, Pudú, Monito del Monte, Coipo del Sur, Huillín.

Entre las aves destacan el Chucao (Scelorchilus rubecula), verdadero guía y compañero entre los tupidos quilantales, cuando el cansancio asedia y la caminata parece no tener sentido siempre aparece con su sonido claro y nerviosos movimientos este habitante salvador-guía del que se ha perdido en la selvas lluviosas de Chiloé Continental. Otro compañero de rutas extraviadas es el Carpintero Grande (Ipocrantor magellanicus), el que con su golpeteo seco y fuerte parece anunciar la presencia humana, ademas se observan el Canquén (Chloephaga spp.), el Loro Choroy (Enicognathus leptorhynchus), probablemente el mas numeroso de los habitantes del valle en el pasado, por cuanto la toponimia de finales del siglo XIX , bautizó un amplio recodo del río con el nombre de Valle de los Loros. La indagatoria, permite provisoriamente indicar que el Choroy fue perseguido intensamente cuando de cultivaba trigo en el valle, por último cabe mencionar la presencia del Pato Jergón, el Pato, el Pato Corriente, y el Cóndor.

Los anfibios e insectos corresponden principalmente a la Ranita de Darwin, el Ciervo Volante, y la Madre de la Culebra.

Junto a esta fauna, los pobladores mencionan la presencia de Jabalíes y Comadrejas que se introdujeron desde Argentina. Temido es también un encuentro con "Toros cimarrones" que agreden a jinetes y leñadores en caso de sentirse acorralados

Fuente Laboral

Los principales oficios de estos poblados son el de pescador-mariscador, mientras que otras actividades incluyen la agricultura de subsistencia mediante el uso de invernaderos, ganadería en pequeña escala, hotelería durante el verano, venta de pan y mermeladas y trabajos en salmoneras. [1]

Fuentes de energía

La fuente de energía de los distintos poblados es principalmente la leña para la calefacción y cocinar y los generadores a combustión para abastecer de electricidad. En Leptepu cuentan con una planta de generación hidroeléctrica. Esta fuente de energía tiene una alta potencialidad gracias a la gran cantidad de vertientes y esteros que recorren las costas de los fiordos, los que por la geografía del lugar cuentan pendiente, lo que facilita la extracción de energía. [2]

Concepto "arraigo" [3]

Etimología: Sustantivo formado del verbo arraigar (se), procedente del latín vulgar «arradicare» (por ad-radicare) "echar raíces"

Por arraigo entendemos el modo en que se vincula el hombre a su espacio y el tiempo vital a su semejante próximo, y a los principios o valores -a la cultura- vigentes en la comunidad en la que habita.

El hombre habita. Habitar implica mucho más que meramente vivr. "El habitar humano tiene, claro está, un referente físico espacial, pero lo supera, enlazándose con lo social, con un marco cultural y con una vida espiritual propiamente humana"[4]

El arraigo es un valor que posee tres partes constitutivas interdependientes: una espacial, una social y una cultural. El arraigo espacial hace que el hombre desee establecerse localmente en un espacio que lo conforma en su uniformidad. [5] Social, porque el hombre, como ser social por naturaleza, requiere relacionarse con otros hombres, formar parte de grupos sociales. También hay arraigo social ligado al modo en que el sujeto participa; participación que puede ser pasiva (acceso a bienes y servicios) y también activa (intervención en los asuntos de la comunidad local y de la sociedad global de pertenencia). Y por último, cultural porque para el hombre es importante poder creer -coincidir- con los valores, principios y normas vigentes en la comunidad que integra.

El arraigo se manifiesta en la voluntad del hombre de estar vinculado a un espacio geográfico que lo alberga -su habitat- y a la fuente generacional que le dio origen (ancestros) y sus allegados, compartiendo con ellos la creencia en distintos principios y normas. Así, autores que han estudiado el tema de arraigo han señalado que el hombre al arraigarse a un espacio lo hace también en el tiempo.

En el caso de los migrantes, cambiar su lugar de residencia provoca un reacomodo simbólico y cultural en la relación que establecen con el territorio próximo y los vínculos que se entablan con la nueva comunidad en la que habitan.

Ocupación y colonización de Vodudahue [6]

En la conformación histórica de las transformaciones ambientales del valle confluyen tres procesos de carácter exógeno: la explotación del Alerce , la delirante búsqueda de la Ciudad de los Césares y finalmente, y una espontánea e intermitente corriente migratoria de colonización con particulares impulsados o empujados por el Estado desde Puerto Montt y Chiloé.

El área del Vodudahue debe haber constituido un espacio de contacto y tránsito de grupos Cuncos de la Isla Grande de Chiloé, Chonos del Archipiélago y Poyas del transmonte andino. Las lecturas de paisaje realizadas en terreno permiten sostener que, bandas de Cuncos con algunas rutinas de transhumancia marítima nómada se desplazaban en sus “dalcas” por el interior del Comau confiados en la protección de sus aguas tranquilas, flanqueadas por los murallones verdes que atenúan los vientos que predominan durante las frecuentes tormentas.

En bordes costeros buscaban alguna pequeña playa, donde armaban algunas chozas de quilas que cubrían con enormes hojas de pangue capaces de soportar las mas copiosas lluvias. Sus actividades debieron orientarse a la caza del lobo marino (Otaria flavescens), el huillin (Lutra provocax) de los cuales obtenían carne y pieles, mientras las mujeres recolectaban algunas bayas y hongos que se encontraban en la corteza de los árboles y ras de piso. Utilizaron las desembocaduras de los ríos que bajan hacia los fiordos aprovechando las terrazas que se forman con el diario juego de las mareas, donde podían instalarse en busca de agua dulce, recolectar mariscos y realizar sus cultivos de papa, maíz y quinoa.

En el Vodudahue y los fiordos cercanos los ascensos intermareales alcanzan hasta tres metros, lo que dificulta la instalación costera y cualquier modalidad de embarque. El apego a lugares específicos sólo debe haber estado vinculado a la presencia de surgideros de aguas termales, situación recurrente en el Comau , (son los casos de las termas de LLancahue, Cahuelmo y Leptepu) además, deben haber buscado lugares de tránsito de camélidos, (guanacos) que se desplazaban a través de los valles interiores que unen este río con el transpaís.

Con estas limitaciones en la zona continental, su principal fuente de sustento era el mar, donde recolectaban mariscos, crustáceos y pescaban con un sistema de cercos de palos y ramas que colocaban para aprovechar el juego de plea y bajamar. Las embarcaciones estaban hechas de tres tablas por lado cosidas y calafateadas con “ cochai” (estopa de alerce).

La explotación del alerce en las zonas costeras bajas del Seno de Reloncaví, mantuvo alejados a los españoles de Chiloé del area del Vodudahue. Mientras existieran esos bosques, la penetración al Comau no tuvo rentabilidad, máxime si como hemos dicho, su recorrido no llevaba hacia la región de los Chonos, Aysén o Magallanes. Es por ello que el redescubrimiento del valle no se vincula a las actividades alerceras, sino que, a la siempre renacida busqueda de la Ciudad de Los Césares.

La legendaria Ciudad de los Césares

Ninguna leyenda colonial perduró tanto tiempo ni motivó tantas expediciones como la Ciudad de los Césares. Desde el siglo XVI hasta principios del XIX se le intentó encontrar, primero como un asunto del Estado Español y luego como un negocio particular. Estimulados por las maravillas encontradas en el Nuevo Mundo se desarrollaron los más variados viajes de exploración hacia el corazón del continente. Como ocurre con todas las leyendas, la de los Césares tiene orígenes tan imprecisos como las rutas que se sostenía llevaban a ella.

Durante el siglo XVI se configuró la leyenda, en tres fuentes que no son necesariamente opuestas, por tanto, se deduce que su descripción final fue el resultado de una síntesis hecha por el tiempo y el traspaso de la información oral.

La primera versión se configura a partir del accidentado viaje de Sebastián Caboto, el que en 1526 pretendía llegar a las Molucas, vía Estrecho y que tras varias peripecias terminó en las costas del Río de la Plata desde donde partieron pequeños grupos de exporadores en busca de tesoros. Una de estas expediciones fue la del capitán Francisco César, el que internándose al suroeste habría dado con una ciudad plena de oro y plata, a la cual no puedieron encontrar de nuevo. Había nacido el mito.

Poco después se agregaría una segunda versión, para la supuesta ciudad, la que sostenía que, en 1535 durante el desarrollo de la expedición de Diego de Almagro a Chile, un grupo de indios mitimaes enviados a liberar al príncipe cautivo que era obligado a servirles de guía fueron sorprendidos en sus intenciones, siendo derrotados y huyendo hacia las cordilleras del sur, construyeron una ciudad.

Por último, nació la versión más repetida y perdurable del origen de la nunca vista ciudad el que estaría en el viaje del obispo de Placencia, don Gutiérrez Vargas de Carvajal el que en 1540 cruzando el Estrecho de Magallanes con cuatro navíos sufrió una serie de percances los que culminan con el encallamiento de la nave que dirigía Sebastián Arguello el que con 150 hombres se habría internado en la cordillera hasta una laguna en donde se entremezclaron con los indígenas, fundando una ciudad.

Un conjunto de supuestos testigos, fue incorporando más detalles sobre el poblado creado por Argüello, de forma que, a mediados de siglo XVI se estabilizó su imaginaria ubicación en los territorios al sur del Río Negro. La entrada del nuevo siglo dio un fuerte impulso a la leyenda de la nación Trapananda, Lin Lin o de los Césares como se le llamaba, la destrucción de Osorno y Villarrica en 1598 hizo correr la versión que, los sobrevivientes habían huído al sur de Chiloé y que, cruzando la cordillera habrían encontrado la pérdida ciudad, donde se habrían quedado a vivir . Con ello se reactivó la búsqueda de los Césares.

Entre 1700 y 1760 la controversia sobre la existencia de la Ciudad, y supervivencia será alimentada por relatos de testigos blancos o indios que sostenían haber sido cautivos de los Césares, o haber visto las construcciones, e incluso, algunos relataban fabulosas incursiones militares de estos míticos pobladores concurriendo en ayuda de españoles atacados por los indios.

La Colonización del Vodudahue

No parece haber poblamiento estable en el Vodudahue antes de 1900, a pesar de haber sido profundamente recorrido y ampliamente explotado entre la boca del río y la llamada Correntada del Toro (distante unos 8 km. de la desembocadura). Los terrenos planos que descubrieron los hacheros y los incendios de penetración permitieron que lentamente se fueran cercando los gigantes alerces del curso superior.

Se instalaron cuatro colonias, las de Huillinco, Chacao, Quetalmahue y Mechaico. Este proyecto de colonización constituyó un rotundo fracaso debido al "atraso y descuido de los trabajos preparatorios y de la desgraciada elección de los colonos.. "de las 16 familias de la primera y segunda remesa, no existía ningún agricultor...". Es probable que algunos de estos colonos, se hayan desplazado hacia el sector continental.

En forma casi simultánea, se desarrollaban episodios de explotación y colonización espontánea, que nacían desde LLanquihue o Chiloé. En 1899 el gobierno de Federico Errázuriz firmó un contrato con Charles Colson, mediante el cual se conceden 196 mil há, a lo largo del estero Comau lo que incluía el Vodudahue con el compromiso de instalar en calidad de colonos algunas miles de familias de distintas nacionalidades; el proyecto no prosperó. Un mapa de Risopatrón del año 1911, no menciona ningún caserío en el área entre Hornopirén y Vodudahue. Es probable que hacia la década del 20 se pueda fechar la instalación del primer colono con su familia en la ribera norte del Vodudahue, cerca de la desembocadura. La existencia de una amplia explanada formada por los materiales de acarreo indican hasta hoy, su antigua ocupación. En el recuerdo oral, se menciona un habitante "escocés" que asumimos puede ser algunos de los ingleses de la colonia Huillinco instalada a fines de la década del 90 en Chiloé Insular.

La propiedad del Valle empezó a configurarse entre 1925 y 1937. Los primeros títulos del área se inscribieron en el conservador de bienes raíces de Achao en 1925. Lo que también corresponde al período donde se hacen las primeras descripciones del Vodudahue con un sentido colonizador y productivo.

"El valle en total encierra una superficie de 121 mil hà la mayor parte montañosa, donde los altos cordones de cordilleras nevadas e inaccesibles, dejan estrechos y muy contados valles que apenas representan un vigésimo del total del territorio. Los terrenos de los valles son de formación mixta: elementos de acarreo mezclados con elementos volcánicos y generalmente profundos, en gran proporción enjutos, fértiles y con regulares aptitudes para los cultivos de cereales y leguminosas. En las partes bajas son húmedos y pantanosos, constituyendo los característicos "tepuales" y mallines".

Todos los documentos revisados para identificar los primeros proyectos de colonización y desarrollo no consideraban el mantenimiento de la cubierta de bosques, aun cuando, ya en 1900 se conocían los procesos erosivos que se apreciaban en LLanquihue en formaciones forestales similares. En 1929, el gobierno entregó una concesión ganadera con terrenos a título gratuito a la Sociedad Jones y Cía, con la condición de llevar colonos nacionales o extranjeros "ninguno de ellos cumplió el compromiso. Trajeron peones" y se dedicaron intensamente a explotar el Alerce.

La crisis económica de los años 1930-32 y la cesantía derivada de la paralización salitrera, determinó que los gobiernos de Ibáñez, Montero y Alessandri pusieran en marcha programas de colonización en LLanquihue, Chiloé y Aysén sin que se planificarán específicamente, el financiamiento de los proyectos ni las actividades productivas a realizar. En un desordenado proceso se crearon colonias agrícolas en Valdivia, Puerto Varas, Chiloé y Cautín "entre las que se puede citar : "Tres Bocas" con 8.400 hà, "Río Sur" con 1.715 hà, "Las Carpas" de 4.000 hà, "Toltén" con 1.500 hà, "San Ramón" con 5.900 hà, "Alerce" con 6.100 hà y "Cufeo" con 15.000 hà; que han radicado aproximadamente 700 familias".

A los ya mencionados programas de colonización del gobierno para enfrentar las consecuencias de la crisis económica, se une la decisión del gobierno argentino de prohibir la residencia de ciudadanos chilenos dentro de la faja fronteriza de 50 km y simultáneamente se crea el Parque Nacional Los Alerces (1937), que circunda el Lago Menéndez, iniciándose la expulsión de los pobladores chilenos.

Numerosas familias emigraron con sus ganados y enseres al verse impedidos de pagar los altos cobros que por talaje exigían las autoridades argentinas, empezando un largo viaje hacia Chile "a donde han llegado en condiciones, por demás desastrosas, debido al largo recorrido, efectuado en parte, por sendas labradas, por ellos mismos, a través de la montaña, que en esa región como sabemos, es dificultosamente penetrable".57 En ese éxodo se encuentra el origen del poblamiento contemporáneo de Vodudahue. En forma casi paralela a principios de 1939 y 1940 varias comisiones de ingenieros agrónomos y agrimensores de la Caja de Colonización Agrícola, recorrieron la región levantando los planos de terrenos fiscales aptos para la colonización y que permitirían proceder de inmediato, a radicar, provisoriamente a los pobladores que se encontraran en el desamparo. Identificaron casi un millón de há. de terrenos que podrían entregarse inmediatamente y se dio inicio a un roce de bosques con una improvisación que no consideró la hipoteca que sobre el futuro de la región se estaba escribiendo. A esta situación se le agregó la imprecisión respecto de quienes serían los beneficiarios, cuestión que queda de manifiesto, cuando al revisar los títulos en el conservador de bienes raíces se observa que no se les entregó tierras a los colonos y que por el contrario se entregaron amplios lotes a sociedades que se constituían en Santiago.

En la ciudad de Puerto Montt se obtuvieron copias de los decretos Nº3.078 de 1935, Nº114 de 1936 y Nº1.945 de 1946, en los cuales el fisco reconoce como válidos los títulos de dominios de los predios Pumalín, Reñihué Norte, Reñihué Sur, Pillán, Cahuelmó y Refugio, los que sumaban casi 170 mil hà en favor de una Sociedad Agrícola y Forestal Pumalín.

El fundo Pillán de 48.350 há. y el fundo Vodudahue de 35.969 há. aparecen en el decreto Nº1.519 de 1937 siendo este último entregado a favor de José Gotsclich, por último, un subdividido fundo Los Loros parece completar el cuadro propietario del área.

Archivo:División de la Propiedad en el Vodudahue 1980.png
División de la Propiedad en el Vodudahue 1980

La comisión de 18 funcionarios de la Caja de Colonización Agrícola, del I.G.M. y del Ministerio de Tierras, divididos en cuatro comisiones que en el verano de 1939, recorrió el área para estudiar un programa de desarrollo para una futura colonización, levantó informes y mapas en los que se menciona una intensa explotación del "Gran Alerzal" y de los cipreses que lo circundaban. En todo el área de Chiloé Continental, la comisión estimó en casi 2.400.000 há. a explotar sosteniendo que, la incorporación de esta extensa área a razón de $ 300 a $ 600 pesos (de la época) la há. demandaría un costo de $ 1.590.000 millones y permitiría en un plazo de 10 años dotarla de 1.060.000 cabezas de ganado, con una producción anual de 317.000 cabezas para el consumo lo que racionalmente distribuido podría suministrar casi un cuarto de la demanda de carne del país.

Para su etapa final estos delirantes informes hablaban de 300.000 vacunos, 400.000 ovejunos, 25 mil toneladas de mantequilla y 3.500 de lana que el área podría entregar anualmente. Sin descansar, continuaba sosteniendo que a lo anterior habría que agregar las posibilidades que, a su juicio, ofrecían la explotación de la madera y la pesca. Las selvas contenían, según la comisión a lo menos 1.600 millones de pulgadas que representaban un valor mínimo de 6.3 mil millones de pesos. Finalizaban diciendo que se podrían instalar unas siete mil familias con algo así como cien mil emigrantes.

Por supuesto, estas cifras halagüeñas no se cumplieron. La economía de esta provincia es y ha sido siempre precaria. Prácticamente no tiene industria, y el sector silvoagropecuario es marginal e ineficiente. En relación a la agricultura y la ganadería el área ni siquiera fue considerada en el censo de 1992 y el CIREN no tiene estudio alguno sobre el sector.

Lo producido es para autoconsumo debido al bajo potencial agrícola debido al deterioro generado por los roces a fuego, el bajo nivel de tecnificación de las faenas agrícolas y la no regularización de la tenencia de la tierra, que impide a los agricultores el acceso a créditos.

También la ganadería presenta un escaso desarrollo debido a la notable pérdida de la capa vegetal de las praderas lo que redunda en un bajo rendimiento de animales por superficie. Por último, la pesca se encuentra colapsada.

¿Qué hizo que tan promisorio futuro se convirtiera en tan pobre realidad?. "Si enfocamos el problema de la colonización nacional, desde el punto de vista de la conservación de los renarres, o sea el sistema por el cual se ha poblado el territorio, vinculando al hombre a la tierra para que obtenga de ella fruto en forma sostenida, sin agotarla, no podemos sino llegar a la conclusión que el sistema ha sido muy ineficaz, porque jamás ha tenido la menor cuenta, en primer lugar, la aptitud y capacidad de los suelos, ni la idoneidad del colono para obtener de ellos el mejor aprovechamiento sin perjudicar a la colectividad".

Los colonos espontáneos empujados por las compañías forestales que habían abierto poderes compradores en Río Negro-Hornopirén y Puerto Montt, fueron cortando e incendiando paulatinamente el "Gran Alerzal", el más espectacular bosque milenario que probablemente existía en Chile y del cual no pudimos encontrar vestigio alguno durante nuestra investigación.

La destrucción de las selvas en aquellas tierras eminente y exclusivamente forestales, donde el régimen pluviométrico es uno de los más intensos del mundo (5.763mm), ha desatado una "erosión de derrumbes" que son enormes desprendimientos de tierra y piedras que con ruidos atronadores arrastran árboles y los renovales que apenas sobrevivían en laderas en donde se ha perdido toda la cohesión del material. Fuimos testigos este verano, mientras recorríamos el Vodudahue, como casi a diario se observan y escuchan estos fenómenos.

Elizalde Mac Clure, sostenía en 1970, que existían colonos legales y "callampas" y a ambos grupos los calificaba de "la peor espina para la conservación y la economía nacional. A menudo incendian bosques enteros, miles de hà para despejar un retazo que provea el sustento de él y de su familia. Pero esos terrenos que son exclusivamente forestales, sólo dan buenas cosechas en los tres o cinco primeros años, mientras permanezcan el humus y materias orgánicas fecundantes. Al cabo de ese lapso lavadas las tierras por las lluvias y el viento pierden fertilidad y quedan inutilizadas. A continuación los colonos se trasladas a otros terrenos cercanos y repiten la operación".

Actualmente, gran parte de la entrada del Vodudahue es un paraje desolado. Al llegar, el visitante encuentra los restos de un antiguo aserradero, que hoy pertenecen a la familia Barril, y aunque declaran que no se explota, las evidencias que observamos parecen indicar lo contrario. Buscando datos sobre como fue cortado el “Gran Alerzal“ y cual era el estilo de vida de los colonos, dimos con lo que parecen ser las familia más antiguas. El poblamiento del Vodudahue es una mezcla de colonos alemanes provenientes de Puerto Varas correspondientes a los Gotschild, O'elckers y Rehbein, secuencialmente. Los primeros aunque explotaron los bosques, abandonaron prontamente el área, quizá, empujados por los nueve hermanos Rehbein que hicieron del valle su entera propiedad, aún cuando parece que sólo poseían títulos legales de no más cinco mil hà en los primeros cinco km. del curso del río. En los años 60 los Rehbein amasaron una verdadera fortuna con la explotación del alerce, se construyeron casas de tamaños que aún destacan, a pesar de encontrarse derruidas, un horno maderero de envergadura, una pista de aterrizaje, un amplio embarcadero y un puente colgante entre ambas riberas. Esta infraestructura parece haberles servido de aporte en una sociedad forestal anglo-francesa que explotaba el cercano Reñihué y con la que se asociaron para abrir un camino hacia lo que quedaba del "Gran Alerzal".

Desde los años ‘70 los alerces más accequibles se encuentran agotados y las especies restantes, severamente disminuidas, así se conformó un cuadro de marginalidad autárquica que generó una corriente migratoria regresiva de los colonos hacia Puerto Montt. Tras ellos queda la desolación del Valle de Vodudahue.

Los pocos colonos que encontramos para entrevistar parecen moverse en un esquema inmediatista que les hace muy difícil mostrarse proclives a respetar normas orientadas a la protección de sus recursos naturales, confesando sin mayor sentimiento de culpabilidad que cuando lo necesitan tumban alerces aun cuando saben que está prohibido.

En estas condiciones el grupo tiende a volverse utilitario. Su relación con el medio externo se hace tensa.. Se produce una dependencia cargada de ansiedad que engendra relaciones agresivas y exageradamente explotadoras con el medio natural y no consideran en sus proyectos la sustentabilidad como un requisito que esos ecosistemas requerirían en cualquier modelo de desarrollo. 63 En el Vodudahue, los colonos parecen no haber desarrollado una identidad cultural de carácter pionero que vincule su futuro a las potencialidades del medio ambiente. Parecen trasplantados de una cultura diferente, en el área cercana a la desembocadura del río, donde se concentra la mayor parte de las casas se observa un ordenamiento del paisaje rememorativo del valle central, con álamos, cercos de alambres de púas a lo que se une la única actividad que actualmente desarrollan: la ganadería. Tienden en sus relatos, a expresar sus sentimientos en forma de lamentos y el entorno lo describen en forma conflictiva, comentan el exceso de lluvias, la pobreza de los suelos y parecen no encontrar en el valle un futuro que les permita tener expectativas.

Los más jóvenes ya no se internan en los valles más lejanos, casi ninguno conoce los famosos saltos, ni las zonas interiores, limitándose a repetir y exagerar lo que sus antepasados les han mencionado. Un marcado desarraigo cultural-territorial hace que, los que se quedan se preocupen cada vez menos de la conservación del entorno físico. La débil identidad con el lugar, nace del aislamiento y la falta de alternativas. Los tres factores enunciados: desarraigo culturalterritorial, el desarrollo-inmediatista y el utilitarismo-ambiental bloquean la opción de un alternativa ambientalmente sustentable que surja desde y para los pobladores del Vodudahue.

La historia del Valle del Vodudahue es otro ejemplo de resignación fatalista frente al impulso centralista del Estado que mencionábamos al principio de este trabajo y que termina en que los Rehbein, los Barril, los Soto, los Vivar y los Huenchur, debaten entre vender sus tierras al mejor postor o esperar que el gobierno venga a socorrerlos impulsado por el fantasma de una soberanía nacional supuestamente en peligro por las compras de terrenos que hace un extranjero.

Referencias

  1. Fundación y maritorio en el Fiordo Comau. Magister Náutico y Marítimo, Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. Javier Paz Rueda. http://wiki.ead.pucv.cl/images/8/8a/Redacci%C3%B3n_Final_Taller_de_Proyectos_I_2015_-_Javier_Paz.pdf
  2. Fundación y maritorio en el Fiordo Comau. Magister Náutico y Marítimo, Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. Javier Paz Rueda.
  3. El arraigo. Valor orientador de una política poblacional para la Patagonia. http://www.uca.edu.ar/uca/common/grupo61/files/arraigo.pdf
  4. Del Acebo Ibáñez; Enrique; en la "Ciudad, su escencia, su historia, sus patologías". Editorial Fades; Buenos Aires; 1984; pag. 13.
  5. Del Acebo Ibáñez; Enrique; "Sociología del arraigo- Una lectura crítica de la teoría de la ciudad". Editorial claridad; Buenos Aires; 1996; pag. 17.
  6. Ecohistoria y destrucción en Chiloé continental: El valle de Vodudahue 1700-1996. http://ocw.pucv.cl/cursos-1/bio195/recursos-complementarios/chiloe-continental