Francisca Kemp - C2: Encargo 8 - Taller Ciudad Legible 2020

De Casiopea


Portada T8 FK.jpg


TítuloFrancisca Kemp - C2: Encargo 8 - Taller Ciudad Legible 2020
AsignaturaTaller Ciudad Legible
Del CursoTaller Ciudad Legible 2020
CarrerasDiseño, Diseño Gráfico"Diseño Gráfico" is not in the list (Arquitectura, Diseño, Magíster, Otra) of allowed values for the "Carreras Relacionadas" property., Diseño Industrial"Diseño Industrial" is not in the list (Arquitectura, Diseño, Magíster, Otra) of allowed values for the "Carreras Relacionadas" property.
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Alumno(s)Francisca Kemp

Ciclo 2: Encargo 08 - 19 de Octubre


Texto escogido de Las Ciudades Invisibles

Sofronia FK T8.jpg


Las Ciudades Sutiles. 4


"La ciudad de Sofronia se compone de dos medias ciudades."
Esta fue una frase clave, apenas la leí, quise dejarla. Al tomarla literal, se puede comparar perfectamente con Frutillar. El pequeño pueblo se divide en dos, Frutillar Alto y Frutillar Bajo. Éste último es la atracción turística, en donde se llena de personas en verano, ya sea para disfrutar de la playa, así como apreciar la vista, el Teatro del Lago y muchas otras atracciones que pueden verse sencillas. Se puede considerar el punto de entretención de la ciudad, tal y como ocurre con Sofronia. Por otro lado, está Frutillar Alto, en donde está el trabajo, gran parte de las residencias, comercio y todo lo demás.

Esta ciudad pareciera que tomara vida en el verano, con todos los turistas y personas que simplemente vienen a disfrutar de la playa, pero una vez que el calor acaba, Frutillar vuelve a la normalidad.
"Ahí se queda la media Sofronia de los tiros al blanco y los carruseles, con el grito suspendido de la navecilla de la montaña rusa invertida, y empieza a contar cuántos meses, cuántos días tendrá que esperar antes de que la caravana regrese y la vida entera vuelva a empezar."


Relato de mi barrio

Frutillar, una hermosa y pequeña ciudad rodeada de naturaleza en el sur de Chile. Inmersa en el arte más puro.
Por muchos, conocida por su costanera; el gran lago que entrega un horizonte de blancos volcanes, creando una mágica e hipnotizante visión a cada persona que recorre sus caminos. Una visión que logra un efecto especial, casi secreto; con ojos turísticos y soñadores, Frutillar se vuelve a observar desde cero. Al lado contrario, cruzando la calle, se aprecia su arquitectura Colonial Alemana en casas y restaurantes, aquello que nos guía al enorme teatro sobre el lago que permite una máxima expresión creativa si hablamos de música, danza y teatro. Todo este conjunto genera un comportamiento en las personas, en especial en las tranquilas tardes de caminata de un andar ligero y lento cuando el cambiante clima nos acompaña. El ambiente nos envuelve con tranquilidad y paz bajo un sol cálido. El silencio solo se opaca por el mínimo oleaje del lago y el canto de las bandurrias. Cuando la lluvia nos gana, la tranquila caminata sigue, cada gota de lluvia se disfruta, el fuerte viento que desordena, nos hace reír y el recorrido puede terminar en un caliente café y un trozo de kuchen mientras se observan las furiosas gotas de lluvia impactar contra el lago.

A menos de un kilómetro de su entrada, desde la carretera, comienzan las residencias y mi barrio. Casas que en su mayoría tiene una fachada antigua, muy característica. Llamando incluso más la atención que los nevados volcanes que se aprecian en el fondo. Los techos son en punta y su cubierta es de tejuelas. Diferentes colores son los que entregan vida a cada calle. Algunas fachadas se han mantenido con el tiempo y otras se han deteriorado. Algunas casas siguen cumpliendo su cometido, y otras han sido transformadas en lugares comerciales. Esta característica de las casas antiguas se mantiene pese a las remodelaciones. Raro es encontrar en el centro de Frutillar un comercio que no luzca como un hogar. Las nuevas estructuras en donde han demolido las antiguas residencias siguen manteniendo sus techos en punta y su exterior de tejuela. Todo se ha adaptado para atesorar una historia y su memoria. Un esfuerzo inconsciente de mantener aquel pequeño y tranquilo pueblo de hace cien años.