Florecimiento del arte, renacer de lo humano

De Casiopea

Florecimiento del arte

Durante los siglo XV y XVI florece, en Europa, un imponente movimiento artístico, literario, científico y cultural llamado Renacimiento. Se modificaron las costumbres religiosas y se rompió la unidad cristiana de la iglesia católica pasando del teocentrismo a un pensamiento antropocéntrico, Hacia el desarrollo humanista y pagano, promoviendo un renacer en la humanidad. La burguesía tenía gran influencia en el gobierno de las ciudades, y en búsqueda de una mayor cultura, protegieron a los artistas y sabios, tales como Palladio, Michelozzo y Sangallo entre otros.

El cambio de mentalidad de la época se ve potenciado, a nivel cultural, por medio de la invención de la imprenta como mejor medio de difusión cultural basada en lecturas e imágenes, con las cuales era posible llegar hasta al ciudadano analfabeto. La creación de obras de arte y su puesta en los espacios públicos, acerca al ciudadano común hacia la misma idealización artística del renacimiento, quien se ve acompañada por el surgimiento de la ciencia moderna, y filósofos dedicados a estudiarla para entender y explorar estos nuevos horizontes.

La forma de vida de los habitantes de Europa occidental se modificó, forjando como un concepto base: la ciudad es el contexto en donde el hombre es feliz y amigo ( en paz), plenitud que se ve reforzada por espacios públicos en donde se valoriza el territorio y la vida social se desarrollara en plenitud. Se reconocen elementos arquitectónicos propios de la época tales como, atrios , posadas y plazas. Centros abiertos que arman la relación de proximidad del ciudadano con la ciudad, guardando la armonía de la holgura que introduce, las distintas estaturas de construcciones verticales, en la dimensión del cuerpo humano. La idea de la vida en sociedad se vio reflejada en la arquitectura y en el modo en el que el arquitecto pudiera diseñar espacios propicios para el confluir de los ritmos de la ciudad y a la vez cumplir con una intención artística propio de la época. trazados geométricos, zonas de colegio, hospitales, palacios, bibliotecas y villas. cada uno de ellos acompañados por jardines y paisajes que son creados para la inspiración y el deambular en lo retirado valorizando el exterior y las relaciones espaciales con el entorno y una relación subjetiva entre el "nombre" y el "medio“, a través de una mirada humanista.

El dominio de los fenómenos lumínicos y la prospectiva permite una mejor proyección de las obras de artes y la aventura de una nueva dimensión en el dibujo, como un avance en las técnicas arquitectónicas para el nuevo desarrollo de una arquitectura abierta que invita a conocer y reconocer el paisaje a través de la mirada y el traspaso de umbrales para un hombre con sed de aventura por descubrir lo que no conoce.


Reconfiguración del pensamiento natural de ciudad

A partir de mediados del 1500, comienza a aparecer una visión nueva de contexto y obra sobre el renacimiento, el hombre ya no vive hacinado en fortalezas y decide aventurarse hacia el exterior. Pero ¿cómo es este exterior? Es en virtud del paisaje, de entender que es lo que le rodea. Sin embargo, no quiero dar a malentender el hecho de que el desconocido para el hombre renacentista sea algo nuevo en su totalidad, es solo que lo apreció con cierta timidez antes del aventurarse. Es decir, hay una evolución paulatina en la valoración del contexto.

Tomándolo desde un punto de vista arquitectónico, hay un vuelco en los intereses, la filosofía y ciencia, que ahora tienen lugar en la naturaleza humana, por lo que se empieza a habitar el exterior en torno al raciocinio, trayendo consigo la idea de las infraestructuras arquitectónicas mismas, tales como las villas o casas de campo, generando un disfrute del entorno.

Con esto, la idea de ciudad pierde cierto valor, al haber un contrapuesto, es decir, un exterior por explorar o que otorgue una forma de pensar diferente a la ya establecida. Es decir, hay un punto de cambio, de la configuración social, que termina por definir la realización de espacios que permitan apreciar este cambio, tanto en la relación campo-ciudad, como jardín-contexto, como es el caso de las villas.

Valorización por la calma y el disfrute de estar en plenitud, estos son conceptos que culminan este cambio, la consecuencia social y de pensamiento que detona un acto esencial en el Renacimiento: reconfigurar la apreciación del exterior. Sin embargo, no vale menospreciar la configuración de ciudad como el centro esencial del quehacer humano, ya que fue este el que dio pie para la evolución del pensamiento por medio del arte y la arquitectura.


Humanización del “locus”

El dominio de la extensión horizontal y la vertical se ve reflejado en la construcción de la época, como las villas, que constan de plazas que anteceden la entrada, jardines con trazados geométricos que ordenan el recorrer de estos mismos teniendo un dominio orientador del territorio. Pero, a la vez, su emplazamiento desarrolla un rol fundamental para que se cumpla el acto de filosofar en lo natural, con una posición yuxtapuesta en la villa, que mira hacia la ciudad desde lo alto, construyendo un perfil de la zona en el que se degrada, en el perfil y estatura de la villa que se mezcla con el paisaje y la campiña, dejando un aire libre por sobre la ciudad, enmarcada en bordes boscosos y muros de piedra.

Así, el exterior pasa a ser partícipe de las diversiones del quehacer humano, por lo que las villas se constituían esencialmente de una dualidad habitable, es algo ambivalente tanto para su ocupante, como para el deleite de la vista, es decir, un cobijo del recorrido y el contemplar.

Así como el exterior responde a leyes geométricas, también las relaciones humanas lo hacen, respondiendo a una relación obra/jardín, dejando asi, implícito el dominio de lo natural como parte de la obra misma.

Tanto en lo natural como lo edificado, se muestran como iconos de esta tendencia, la loggia, como umbral de permanencia, cipreses y laureles para el dominio de la vertical. Aparece el agua que marca un ritmo y distintas pausas en el deambular exterior o niveles de suelo que separan ambientes y potencian distintos estados del habitar. Es con esto que se logra un termino mas humano que el anterior, pero con un exterior que se preocupa de que se refleje el disfrute en todo su esplendor, pero tambien con un disfrute intelectual del jardín, rescatando lo antiguo, estableciendo los ejes de la reflexión en torno a algo ameno y placentero: el tópico “locus amoenus”.