Encargo 07 Epistemología - La dualidad del destino y la voluntad del ser / Javier Leiva
Título | La dualidad del destino y la voluntad del ser |
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Asignatura | Presentación: Epistemología en Arquitectura y Diseño |
Del Curso | Presentación: Epistemología en Arquitectura y Diseño 2022 |
Carreras | Diseño |
Nº | 07 |
Alumno(s) | Javier Leiva |
La dualidad del destino y la voluntad del ser
Guión
Saludos, soy Javier Leiva, estudiante de diseño y alumno de la asignatura de Presentación: epistemología en arquitectura y diseño del año 2022. En esta ocasión voy a referirme a lo que ha sido el desarrollo de mi ensayo personal para esta asignatura, el cual lleva como título: La dualidad del destino y la voluntad del ser. Desde esta premisa se desprenden 2 grandes conceptos que serán analizados y enfrentados a lo largo de este estudio. El primero de ellos es el destino, que para los griegos de la época de Homero era una fuerza cósmica que regulaba todas las cosas. Todo lo que ocurría, había ocurrido o estaba por ocurrir obedecía a las misteriosas leyes del destino, bajo cuyo poder estaban incluso los mismos dioses. Esta fuerza misteriosa era representada por las Moiras, que eran 3 mujeres ancianas hilanderas; Cloto, que devanaba el hilo de la vida con un huso y una rueca; Láquesis, que iba midiendo cuán largo era este hilo, y Átropos, la más temida que se encargaba de cortar el hilo, decidiendo el momento y la forma en que cada quien debía morir. Las tres eran veneradas y temidas por igual. Vale mencionar que ni el mismísimo Zeus u otros dioses tenían el poder de alterar las decisiones de las Moiras, ni mucho menos los humanos, que recurrían a oráculos donde las pitonisas revelaban de manera bastante confusa y críptica la voluntad del destino. Ya en los tiempos de la escuela Estoica y el Helenismo, se entendía que el destino era producto de una cadena inexorable de causas y efectos de los que era imposible escapar, pues son producto de la voluntad divina. Sin embargo, este concepto pronto comenzó a recibir variadas críticas pues, si es imposible escapar al destino, entonces ¿qué sentido tiene la libertad humana? ¿qué caso tiene la voluntad de las personas si ya todo ha sido decidido? A partir de esta pregunta, Nietzsche nos trae en sus escritos la concepción de un nuevo concepto; el amor fati o “el amor al destino”, también relacionada a la idea del “eterno retorno”, la cual consiste en que, durante un período infinito de tiempo, todo se repite infinitamente. A partir de este concepto, este autor planteaba su perspectiva universal ante la vida misma:
“Quiero aprender cada día a considerar como bello lo que de necesario tienen las cosas; así seré de los que las embellecen. Amor fati: sea este en adelante mi amor. No quiero hacer la guerra a la fealdad. No quiero acusar, ni siquiera a los acusadores. ¡Que mi única negación sea apartar la mirada! ¡Y en todo y en lo más grande, yo solo quiero llegar a ser algún día un afirmador!”
¿Cómo las personas reflexionan sobre el propósito de su existencia? No basta con sentir la perplejidad o la incertidumbre al caer en la cuenta de estas grandes preguntas sobre nuestra existencia que nos acometen, puesto que tiene que trascender la razón y la reflexión, para encaminarse hacia la verdad, cada persona puede buscarla apasionadamente y movilizarse hacia ello, también teniendo en consideración la intimidad de cada persona, en confianza con el otro, en como la recibe y descifra, a partir de esto, Alberto Cruz nos presenta la siguiente pregunta:
“¿Cómo traer nuestra propia intimidad? Decidimos crear un espacio para este dar cuenta de nuestra propia intimidad. Como se trataba de un Congreso, de un mostrar la propia intimidad, había que exponer en un determinado momento. Íbamos a vivir un tiempo presente. Creemos que en esta explicación de cómo hicimos esto, están los elementos principales, a nuestro juicio, que constituyen la arquitectura. Un develar la intimidad.” (A. Cruz, 1959, p. 1).