El artista, su continente, su auténtica idea

De Casiopea



TítuloEl artista, su continente, su auténtica idea
AsignaturaTaller Amereida
Del CursoTaller Amereida 2014
CarrerasArquitectura
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Alumno(s)Bárbara Thompson

La creación mestiza

El arte gestado en américa latina es instancia de apreciación de la amalgama de la cultura occidental insertada en el siglo xv y la representación pictográfica y verbal de la raza y folclore amerindios. Uno de los fundamentos culturales de la integración latinoamericana y de la presencia regional en el mundo, es la contribución de las Artes y la Literatura a través de las imágenes visuales y de las narrativas. Sin ellas, no sería posible reconocer la importancia de la fuerza simbólica en el imaginario histórico y político de los latinoamericanos; este patrimonio simbólico “es parte del perfil de nuestras sociedades y de todos sus miembros como individuos”1

La producción y creación estética de la cultura mestiza aporta valiosos insumos para que el pueblo se reconozca en su identidad, consolide su memoria y aporte su inteligencia sensible para no perderse en medio de las permanentes y acuciantes preguntas sobre quiénes somos los latinoamericanos en esta transición milenaria, cuál es nuestro lugar en el mundo y cómo seguiremos enfrentando la vertiginosa globalización, cada día más acelerada por la economía y la informática. El poeta brasileño Ferreira Gullar, en 1989, nos recordó con claridad y precisión, que no hay ninguna novedad en decir que el modo de conocimiento estético difiere del modo del conocimiento científico e igualmente del filosófico. El Arte, la poesía son expresiones cuestionadoras de todo el conocimiento establecido e incluso del propio conocimiento estético. El artista es un cuestionador permanente de la cultura porque es crítico, porque privilegia la experiencia existencial y afectiva de cara al mundo conceptualizado. La conceptualización es la búsqueda de la estabilidad y del equilibrio, pero implica un distanciamiento respecto a la realidad objetiva y subjetiva. El científico, el filósofo, el sociólogo también cuestionan las culturas, pero de manera diferente al artista y al poeta. Aquellos quieren sustituir un concepto por otro, en cambio el artista y el poeta, ambos cuestionan la propia conceptualización de la realidad; se niegan a las generalizaciones que disuelven la experiencia vivida en el concepto abstracto. Su modo de conocer es un incesante recomenzar como la vida misma”2. La América Andante como la definía Alfonso Reyes, une sus pasos en la palabra poética, en la música popular, en el carnaval, en la danza, en sus dramas y ensayos histórico-políticos, en sus grandes novelas del realismo maravilloso, social y espantoso y se transcultura, apropiándose de las vertientes universales en el lenguaje de las vanguardias que consolidan, a partir de la década 20 del siglo pasado, una conciencia de liberación y de autonomía. La ciudad de São Paulo ha sido uno de los espacios que ha contribuido, en 1922, con la histórica “Semana de Arte Modernista del 22” y en 1990 con el “Memorial de América Latina”. Historia, lengua, imágenes, poemas, etc., canalizan hibridaciones dentro del proceso de consolidación del mestizaje cultural. “La fusión, no pocas veces con mucho de confusión, de indios aborígenes, íberos, africanos y gentes de variadas latitudes, van moldeando la identidad de sociedades nuevas, generadoras de valores literarios, plásticos, arquitectónicos, musicales, coreográficos, filosóficos, ni mejores ni peores que otros, sino diferentes”3. La identidad latinoamericana ha sido definida en gran parte por sus novelas y se ha ido gravando en la memoria de la emancipación a través de la pintura y del muralismo mexicano.

Traspaso por la historia del arte latinoamericano

La Academia Real de San Carlos en la ciudad de México, fundada en 1795, fue la primera Academia de Arte en América y la única establecida durante el régimen colonial. En adelante, se va apreciando el aporte de los artistas-cronistas viajantes y la tradición empírica (ciencia y naturaleza) en América Latina post independencia Por su parte, el movimiento muralista mexicano produce el más importante arte revolucionario de carácter urbano; los muros de las ciudades y los recintos de los edificios, hablan desde las artes visuales y de las expresiones de identidad de la arquitectura colonial y poscolonial. José Vasconcelos, como filósofo y político revolucionario, “deja a los artistas libres para escoger sus temas; su horizonte artístico se inspira simultáneamente en los conceptos pitagóricos y en el positivismo de Comte, convencido de que la evolución de una sociedad se da a través de tres estadios, siendo el estético el más importante”4.

En la tendencia de los llamados “Universos particulares y mitos manifiestos”, se constata la influencia del surrealismo de André Breton, libertad de imaginación ligada a la realidad y distante de la fantasía. El proyecto estético es “cambiar la vida, cambiar el mundo”. La vida cotidiana en América Latina prueba que la realidad está repleta de cosas extraordinarias y desconcertantes. Se estacan los pintores Roberto Matta, Leonora Carrington, Tilsa Tsuchiya, Frida Kahlo, etc. La obra latinoamericana establece una convergencia histórica, social y política, en la obra poética Canto General (1950) de Pablo Neruda, se vislumbra el diálogo entre pintura y poema, síntesis de la historia de la conquista, del imperio, la sobrevivencia y la revolución en América Latina.

Extracto poema América Insurrecta

Los poemas potencian el sentido de las pinturas, y las pinturas hablan desde el carácter del pintor con el sentimiento que consiguen comunicar los genios del espacio, del color y del movimiento. Las imágenes amarillas, rojizas, anaranjadas, blanquecinas y negras, cristalizan en las manchas y trazos el estado de violencia y exclusión, el empeño desigual y sin tregua de los imperios que han sometido al pueblo latinoamericano.

El arte en Latinoamérica se caracteriza por el hecho de estar plenamente presente en el mundo del arte actual sin, necesariamente, tener que definirse como latinoamericano, es esta una denominación para artistas que vienen de un continente muy diverso. Hoy es casi más una categoría geopolítica, que una identidad cultural.

Figura 1. El hombre controlador del universo - Diego Rivera

Sin embargo, se podría decir que hay una historia en común y una condición continental que definen ciertas preocupaciones y sensibilidades difusamente reconocibles, y muchas de ellas se orientan a una revisión de la historia y de la posición y rol de América Latina en el mundo moderno. Su identidad no es real si se piensa en términos de estilo y es que hubo una época en que casi se podía afirmar que esta identidad sí existía, al menos en las tradiciones pictóricas. En las prácticas artísticas contemporáneas ya no hay denominación de origen. Pero aquello que marca los últimos años el arte latinoamericano es la interconexión de escenas locales aisladas entre sí durante décadas, la incorporación de muchos artistas a los circuitos internacionales y el crecimiento de las diásporas de artistas en Europa y Estados Unidos. A esto habría que sumarle la sensación de pertenencia ya no a una comunidad idealizada por los proyectos del pasado, pero a un bloque geopolítico complejo, en plena convulsión y emergencia.

El arte como respuesta a lo desconocido

Néstor García Canclini, desde la antropología, ha estudiado el fenómeno de la “estética de la inminencia”. Plantea que “lo que sigue dando vida al arte no es haberse vuelto amalgama de la internalización de cada nación. Uno de los modos en que el arte sigue estando en la sociedad es trabajando con la cercanía. La inminencia no es un umbral que estamos por superar, como si uno de estos años fuéramos a convertirnos en plenamente globales, intermédiales y capaces de convivir en la interculturalidad con el mínimo de política. El arte existe porque vivimos en la tensión entre lo que deseamos y lo que nos falta, entre lo que quisiéramos nombrar y es contradicho o diferido por la sociedad”6. Una nueva mirada sobre el arte puede ayudar a comprender las encrucijadas actuales. Para Canclini, aquello que para las Ciencias Sociales es difícil de explicar sobre los logros y fracasos de la globalización, el Arte formula preguntas distintas sobre qué hacen las sociedades con aquello que no encuentran respuesta en la cultura, ni en la política ni en la antropología; intento de explicación relacionado con el vacío dejado por la estéticas modernas, la fragmentación de las obras, el fugaz prestigio del canon posmoderno y las condiciones para comprender los procesos sociales. La gran producción artística latinoamericana no se acopiaba para estar en los museos; la realidad se cristalizaba para interactuar en la calle, en medio de los ojos y de los oídos de la multitud. Los proyectos artísticos posmodernos se insertan en las lógicas del mercado, los medios, las políticas o los movimientos sociales y son modificados por ellas.

Exposición de los 60 años de la Escuela, Sao Paulo

“La actitud prevaleciente de los públicos hacia el arte contemporáneo es la indiferencia (…) La profusión de museos, bienales y galerías dedicadas a exponer arte contemporáneo atrae a gente del mundo del arte el día de la inauguración y luego logran una modesta asistencia de fin de semana si disponen de recursos para anunciar en los medios, a nativos y turistas, que ofrecen algo excepcional”.

La idea sin identificación

Hoy en día estamos en una sociedad sin relato porque lo que se califica de “arte actual” no discute ni propone cambiar la vida o contribuir al desarrollo de una conciencia crítica para la transición del neoliberalismo hacia otro paradigma civilizador. Aquí se genera una controversia al tratar de pensar que el arte que se crea hoy impone la IDEA principalmente, y su valor ya no es la calidad y belleza pura de la obra, nos encontramos en la posición de que se aprecia todo o nada y nos damos cuenta de que la obra ya no se explica por sí misma. Se le implica una identificación intelectual y emocional de quien percibe la creación. Con la globalización y modernización de la era actual se produce una emancipación del cuerpo físico de la obra, ya no se es necesario estar de pie frente al objeto de culto para conocerle y apreciarle. Está dualidad de idea versus calidad nos hace retomar el hecho de que el arte es capaz de responder preguntas que las otras ciencias no son capaces de dilucidar, ya que esta es respuesta de la introspección de un individuo, quien es parte de una sociedad. en américa latina es inevitable encontrarse con trazados que simbolizan una idea pero representadas por belleza, en nuestro continente existe ese sentir de rebelión ante lo establecido por lo que el autor de una obra construye con belleza la representación del ser latinoamericano, la inundación de colores y sentido apego a la naturaleza vibrante es la vigorizante muestra de esta amalgama de sentir y dar cuerpo a ese sentir.

Es complicado entender como un todo algo tan complejo y variado como el arte producido en América Latina. El único rasgo más o menos común que se presenta sería el de encontrarnos con trabajos que están enfrentando desde el siglo XXI a problemáticas no resueltas, que vienen desde el siglo XVI en adelante En ese sentido sería un arte “en el tiempo”, un arte vivo contra un contexto dormido, un arte proyectil en un contexto que no para de hablar de sí mismo. Una práctica artística que, a diferencia de décadas pasadas, sería capaz de asumir y transitar por varias identidades y que, en vez de glorificar la tierra y sus mitologías, se empeña en poner el territorio desordenado. Quizás, si tenemos todo eso en cuenta y como hipótesis, podamos definir al arte latinoamericano como aquel conjunto de fuerzas centrífugas y centrípetas que coexistirían en el doble y contradictorio trabajo de a la vez afirmar y negarse como tal.

El arte de quien habita este continente es carácter de la riqueza y abundancia de lo inhóspito civilizado y vibrante de la tierra, no debe estar suscrito a una identidad confusa que ni siquiera nosotros mismos somos capaces de reconocer y definir, este debe simplemente hablar por sí solo, sin una identificación de quien le observa. El artista eleva desde su reflexión previa el nacimiento de una concepción pura que ha sido pulida y refinada, se esmera en la calidad y la abstracción de cada detalle que corona la obra. Quien crea se desnuda ante quien percibe su creación, demuestra en ella su trabajo exhaustivo y la meditación creativa, la cual es difícil de acceder si no se lleva acabo el largo camino previo de análisis y estudio previo de la materia que regala cuerpo. No existen ansias de interpretación de parte del artista, existe realmente la ansiedad de su parte, por apreciar el elemento terminado y lograr calzarlo con su auténtica percepción personal, dotando de belleza en su construcción la cual debe hablar por si misma.

Citas y Bibliografía

Citas

  1. 1 “Prólogo” de Fundamentos culturales de la integración latinoamericana
  2. 2 Gullar Ferreira, “Indagaciones de hoy”
  3. 3 Fundamentos culturales de la integración latinoamericana.
  4. 4 Ades, Dawn (1989), Arte na América Latina
  5. 5 Bourriaud, Nicolás (2007)
  6. 6 García Canclini, Néstor (2010), La sociedad sin relato, antropología y estética 3de la inminencia, página 182.

Bibliografía

  1. www.malba.org.ar/introduccion/
  2. ctfrancodu.blogspot.com/2009/05/arte-latinoamericano
  3. unesdoc.unesco.org/images/0013/001392/139260so.pdf