El Passo

De Casiopea



TítuloEl Passo
AutorGodofredo Iommi
Páginas11
Imágenes11
Ancho 21 cms.
Alto 27 cms.
Fecha1943
ColecciónPoesía
ConjuntoCarpeta Celeste
Número de Ingreso010
NotaVersión original mecanografiado. En primera página a mano, escrito: «10». Poema perteneciente al conjunto editado con el título Fuese (Escuela de Arquitectura UCV, Viña del Mar 1984). Al final del poema se lee manuscrito: «43 - 44 ?».
PDFArchivo:El Passo.pdf
Código
IOM-POE-IAM-CCE-PAS-943-010


p. 1

la nieve es la nieve
bajo el furor
                      – oh ángel – de sus domingos. El viento
reposa entre los hombres
                                      repara el lenguaje
                                      – híbrida luz –
                                      antigua madre mía




                      los primitivos,
la honda
                eternamente estrangulada
en su materia
El ojo
sube las cajas
sin tocar sin volver sin nunca nunca

Ellas bordean
escriben el descenso. La escollera
saca de sí sus vides.
Pasa un agua


p. 2

Marchamos. Me uno a lo inverso de nuestra vida
sinuoso el labio tiembla
se encarama en los dedos húmedos, propicios


Ellos atraviesan la carne
con oraciones veloces
la estela
la pierna joven que se deja en el estero - oh buio –
                    queda allí la imagen sola
fúlgida
otrora le fueron un espacio algún tiempo
es un saludo
y perfecciona
la altura con el silencio.
Se desploma
hacia siempre, ida
la víctima ardiente y un sesgo
- no se repetirá jamás la mesa ordenada
   para el estampido
ella deja caerlos uno a uno
extintos.


p. 3

Comparecen desde las corolas
rompían la tierra
en ejercicio de lumbre

- Dónde estáis?
No ha sido fiel el
olfato
acaso a la imagen cazadora
límpida?
Entonces si
su carne
se imprime en el presentimiento
la zona
la zona
amigo de murmullos míos
en las rompientes,
cuyo cadáver en los ojos
tiene tu cabeza en flor. Tu
inmaculado pie atrapado en el viento
                             Sólo sus manos artesanas
                             deshilan la noche
                             la llenan de paz
                             con algunos marineros
ahorcados en la ventana. Sólo tu


p. 4

en la yema virginal
escama a escama
bajo la contingencia terrestre,
                                                        tuya
y apenas perfiles
quo aducen todavía
el polvillo blanco
del oro.



La ruta
Un hijo quiere andar
el canal. Ha huido.

Los nuevos siempre los nuevos
pero el sol participa

en el discurre
el hilado
los frutos
de tanta arena vieja
Índica.


p. 5

Quedarse allí
las casas se retiraron con delicadeza
el perfume sideral lavaba las orejas
y lento y grueso
se movía el llanto por su cara
La voz diseminaba un cuarto
el atleta
de pecho sensual
junto a la abierta ventana
El hombre cruza en medio
atrae con baldes
y constancias
quería la gravidez
enamorarnos
acostarse repentinamente con todos
desbaratar las construcciones
su aliento
que desencante al fin las rejas del domicilio
- ese tipo en el jardín -
la adúltera
que para uno
con esmero
ha cuidado el mundo


p. 6

No hubo voz alguna

el huracán estalla
en el ojo del pájaro
no me digas nunca
que el paso hace passo passo

va viene o es
y llama sin nombres
sin vuestras tierras
lejos de ti
se abre un fuego. Miento
es un enorme hueco amada
está en el aire
irresistible y ciego


Un héroe súbito
resplandece entre las manos
y habla agua y viento y cielo
Pero es antaño
hoy una enorme pájara blanca
surta y el anochecer mojado
fuera de los países.


p. 7

Los cascabeles crecen entre solsticios
                           Volvía
en invierno y
te quiere mucho

Despacio bajan los párpados
por la garganta
y los ojos desnudos saltan las promesas
y aun
la sombra gigante
desaparece dentro de nuestro cuerpo

Vuestro calor
las agrupaciones de leña y arbustos
las fases ora indias ora balsas
y un cebú
el ángel cae a sus preces
y lo sumerge ante el viento inerme

La farola pasa
no es de este mundo
Y furtiva la niña
desnuda
deshovada por la serpiente
no inmola a sus dioses
volverán volveremos
a tiro de fusil


p. 8

y luce bajo el pajizo azul
su armoniosa pierna
Contra una borda liviana
lloraban sus hombros
Ella hundía la cuchilla
en el vientre del amanecer y caían
los cocodrilos hermosos y torpes

Se tornaba curva como un saludo
                  santo santo santo –
un sol abierto a cuidados

Cae en el lodo un pedazo
de pájaro
un cielo se hunde
desprendido por el viento
El río crece
la costa se arrodilla alrededor
para tocar al puro
y reconocer sus bordes


p. 9

Berenice Berenice
la cama seca
la muerte
aleteando espantada
adentro
prohibiéndole tu beso
la salida



Ellos comprenden el asombro
ante la vida distinta
y la macabra argucia
de sus torrentes - oh persona –
la gorra suya reconocida

Pero podía volver siempre
                             hasta los
nobles
por sus dientes puros
                             de sudario
un día exclusivo
despacio
los padres estólidos
que nadie
y aquellas barrancas
a las orillas parpadeantes del mar.


p. 10

Aprende a mirar desde el ojo
                                                         – rituales –
y precisa las fechas

El escualo se contrae y enciende
dentro de la aldaba
Eres austera.


Este ejército medioeval
sobre el jumento
la buena
sombra fraterna del loco
y el travieso salvaje
lleno de palmeras

Están en mi voz
la cabaña errada
                              y la mágica espingarda

  – qué lugar ? qué nombre ?


p. 11

Sumiso
desvanecido en la superficie
de tus manos
y un ala extraña Iugarena
– oh paraíso paraíso –
adolescente hermoso
y nuevo
delante de las caravanas
hemos llegado
se ahonda la merced
y el guía trasciende los espinos

En pos marcha la lluvia
el último miedo
arcano y príncipe
muerto de arcabuz
sobre la verja


Iremos
             hermoso fugitivo.

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Fondo Iommi-Amunátegui / Carpeta Celeste:

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