EAD4220-01 Seminario América 2. Ignacio Favilla Barrios. Tarea 2

De Casiopea



TítuloTarea 2
AsignaturaSeminario de América
Del CursoSeminario de América II (2021 2º semestre)
CarrerasArquitectura, Magíster
2
Alumno(s)Ignacio Favilla

Fachada: la página blanca de la arquitectura.

“Vida, trabajo y estudio” es la transcripción de una clase del poeta Godofredo Iommi, realizada en el año 1981 en la ocasión de un grupo de ciudadanos abiertos arribando a la homónima Ciudad Abierta. Como parte de su discurso, Iommi expone la relevancia de la página blanca para el oficio, definiéndola como un elemento gravitante en el mismo, y no como un mero lienzo, sino como una construcción conclusa e inicial a la vez. Es decir, y acorde a la idea del poeta en su clase, entenderemos a la página blanca como un resultado concreto ya en su simpleza de lleno, blanco y margen (Iommi, G. 1981) [1]. Esa página blanca es todo y es nada, supone un espacio de trabajo pero que ya ha sido trabajado por el mero hecho de tener bordes y un vacío blanco. Esta página blanca, en palabras de Iommi, viene a ser un resultado por presentarnos algo concluso, sin terminar, pero concluso.

Phalene apertura de los terrenos de Ciudad Abierta, Quintero. enero de 1971. Archivo histórico José Vial Armstrong. nota del autor:la apertura, el inicio o por el intento de comenzar previamente, un margen que precede; la página en blanco.

“La página blanca no es ningún inicio, es ya casi un resultado, porque lo que la página blanca hace es ocultar, velar, lo que la determina como página blanca. Si uno la mira es un blanco entre bordes y dentro de esos bordes lo primero que entra es lo blanco mismo” (Iommi, G. 1981)[2]

Para Godo la página blanca no es un inicio “Pareciera ser que la página blanca es un inicio o es el fundamento de un inicio: es un error.” (Iommi, G. 1981)[3], ya que esta, en el arte, carga consigo una historia, tiene un pasado, y es este pasado el que nos habla, cuando nos ponemos ante ella.

Dicho en palabras de Godo: “De suerte que ahora podríamos decir esto: en el arte el trato es con la nada y podemos tratar con la nada en la página blanca, que ya se nos viene como un pasado. Pero el trato con la página blanca en el arte no es el trato con la página blanca sino con lo que oculta la página blanca.” (Iommi, G. 1981)[4]

Y ¿Qué es eso que oculta la página blanca? Su historia. Entonces, ¿A qué nos referimos con la historia que trae consigo la página blanca? Puesto en palabras y experiencias personales, es el trabajo que ha habido en ella, es el proceso que ella carga. La página blanca, no se va a presentar de la misma manera ante los ojos que una persona que ha hecho 1.000 croquis, que ante una persona que ha hecho uno.

Cuando entramos a la carrera de arquitectura, nos pidieron como encargo hacer un cuadernillo escrito a mano para el taller de Amereida, con nuestros apuntes. Todos comenzamos a escribir en lo más extremo de la esquina superior izquierda, sin dejar ningún margen, con distintos tipos de letras, sin jerarquías, y curvándose hacia arriba o hacia abajo, porque veíamos en esas páginas solo el blanco. Ahora, 8 años después, puedo decir que cuando voy a tomar apuntes, en una página blanca, veo márgenes, veo columnas, veo jerarquías, entre otras cosas, y todo esto es lo que oculta la página blanca. Es toda la historia de un proceso detrás.

Esto sucede con todos los tipos de arte, la música, la pintura, la poesía, etc. El artista deja que esta página en blanco le hable, le revele lo que oculta (su proceso). “Yo diría casi del siguiente modo: si no hay trato con la página blanca no hay arte.” (Iommi, G. 1981)[5]. Es entonces así, que la página blanca es concebida como un resultado, y no como un inicio, puesto que trae consigo una historia y un proceso.

En mi visión, lo primero que la arquitectura representa a quien no la estudia críticamente, sea arquitectura antigua, historicista o moderna, es la imagen preconcebida de una fachada, lo que me hace cuestionar ¿tiene la fachada algún elemento de la página blanca? ¿Es un resultado?. En relación a ello, Sánchez-Ostiz define a la fachada como la envoltura del espacio habitable, que forma un plano general, constituyendo el sub-sistema del cierre vertical, es decir un margen del total de la obra arquitectónica, (Sánchez-Ostiz, A.1996)[6] pero que evidencia el desarrollo de su composición interior. Así, en términos generales, la fachada expone un juego de vacíos y llenos como presentación de una obra, aquello primero que vemos y definimos como singular de un edificio.

La composición del vacío

El cuestionamiento de estos llenos y vacíos es algo que, personalmente, me parece interesante ya que evidencia una de las bases del diseño arquitectónico; la composición, y en ella, una proporción que da cuenta de un equilibrio, un estudio del objeto u obra arquitectónica. Sobre la composición arquitectónica, Campos-Calvo establece que esta se entiende no como una mera “mediación instrumental entre idea y resultado, sino como elemento nuclear en el proceso proyectual” (Campos-Calvo, P.2014)[7]. Sobre esto, podemos aseverar que la composición tendría algo de la página blanca, su cualidad de ser gravitante en el proceso, como también revelaría algo con la fachada: la vinculación entre idea y resultado.

“ [...] su metástasis al resto de la construcción es inevitable, quedando toda la composición disciplinada dentro de una malla homóloga de conceptos” (De La Hoz, R. 2002).[8]

En virtud de esto, podríamos establecer la relación de la página blanca con la fachada, ambos son un resultante sin pretender serlo, es decir, podemos aseverar que la fachada es la página en blanco de la arquitectura. Si bien la fachada es en sí un elemento con una composición mucho más intrincada a primera vista, con juegos volumétricos, matices de materialidad y soluciones constructivas, homóloga mente a la página blanca, ambos son un resultado del desarrollo de su composición pues son margen, lleno y vacío a la vez.

El croquis como margen primigenio

Con lo anterior, podemos establecer una relación entre la página en blanco y una faena que nos concierne como arquitectos de la Escuela en un primer momento de estudio: el croquis. En sí, el croquear implica el enfrentarse a la ciudad sin una preconcepción de cómo debe ser la misma, no podemos regirnos por la idea de que el croquis revelará lo mismo cada vez que se realice, es en sí un resultado nuevo. Y si así lo entendemos ¿no es el croquis un objetivo de la página blanca? ¿acaso dibujamos un objetivo sobre el resultado, la página blanca?¿entendemos el croquis como un proceso o un resultado? De ser así, no importará que el croquis sea inconcluso o poco prolijo, en sí mismo ya está cumpliendo su rol de ser objetivo al mostrar nuestra visión de dibujar sin pre-conocer el mundo, es decir, completa a la página blanca como resultado concluso. Si consideramos esta idea, podemos aseverar que, en efecto, la página blanca es un resultado, el croquis es un objetivo de la misma.

“ [...] y esta urgencia y obligación, puede cumplirla porque tiene la posibilidad de ver el mundo, su mundo, siempre de nuevo, de verlo como por primera vez” (Cruz, F. 2003) [9].

Como un pensamiento final, el salir a croquear, el dibujo y su forma de permitirnos entender el mundo bajo el precepto del volver a no saber, es decir el croquis mismo ya realizado es una página en blanco. Por su parte, la arquitectura propone el diseñar espacios como un objetivo, la fachada termina siendo el resultado, reflejo de ese diseño interior. Así, la página blanca podría ser definida en dos conceptos principales: es un “volver a no saber” como también un producto que da cuenta de sí mismo; es un resultado.

  1. Iommi, Godofredo. (1981). Vida, Trabajo y estudio [grabación de audio]. Recuperado desde https://soundcloud.com/archivo-jose-vial-a/caa-vid-81-vida-trabajo-y-estudio-godofredo-iommi-m
  2. Iommi, G. (1981). Vida, trabajo y estudio (Discurso de Godofredo Iommi). Ciudad Abierta: Archivo Histórico José Vial Armstrong. Recuperado de https://wiki.ead.pucv.cl/Vida,_trabajo_y_estudio
  3. Ibídem.
  4. Ibídem.
  5. Ibídem.
  6. Sánchez-Ostiz, A. (1996) Fachadas. Transición e innovación tecnológica. En Revista de Edificación, 22 (pp. 53-61). Servicio de Publicaciones de la Universidad de Navarra. Recuperado de https://revistas.unav.edu/index.php/revista-de-edificacion/article/view/34914
  7. Campos-Calvo, P.(2014). Experiencias innovadoras de aprendizaje sobre composición arquitectónica, apoyadas en la música: espacios, sonidos y cajas de resonancia. España: Revista Iberoamericana de Educación Superior. Recuperado de http://www.scielo.org.mx/pdf/ries/v5n14/v5n14a5.pdf
  8. De la Hoz, R. (2002). La proporción Cordobesa. En Sociedad Andaluza de Educación Matemática Thales, VII Jornadas de la Sociedad Andaluza de Educación Matemática Thales (pp. 67-84). Universidad de Córdoba.
  9. Cruz, F. (2003). Sobre la observación. Viña del Mar: Escuela de Arquitectura y Diseño PUCV. Recuperado de https://wiki.ead.pucv.cl/Sobre_la_Observaci%C3%B3n