EAD4220-01 Seminario América 2. Eloísa Pizzagalli Andreani. Tarea 2

De Casiopea



TítuloEAD4220-01 Seminario América 2. Eloísa Pizzagalli Andreani. Tarea 2
AsignaturaSeminario de América
Del CursoSeminario de América II (2021 2º semestre)
CarrerasArquitectura, Diseño
2
Alumno(s)Eloisa Pizzagalli

¿Somos Verdaderamente Hospitalarios?

El siguiente texto rescata como indicación poética el concepto de hospitalidad mencionado por el poeta y profesor de la Escuela de Arquitectura y Diseño e[ad], Godofredo Iommi, en su discurso -El Pacífico es un Mar Erótico- realizado en 1978.
La Corporación Cultural Amereida [Ciudad Abierta] "es una organización sin fines de lucro creada el año 1998 a partir de una reconstitución de la “Cooperativa de Servicios Profesionales Amereida”, su antecesora, creada en 1969" (Corporación Cultural Amereida, 2021). Se basa en principios y estatutos que determinan su modo de acontecer. Uno de estos estatutos es la hospitalidad, que al igual como mencionó Iommi, es “entendida primordialmente como la abertura para oír al otro, sea éste miembro de la Corporación o huésped de ella”. (Corporación Cultural Amereida, 2021).
Entonces la hospitalidad se aborda inicialmente y se hace presente una vez que se funda la Ciudad Abierta, entendiéndola como un modo de vida, de habitar y de encuentro, donde el otro es un huésped y se invita a ser oído.
Por otro lado existe una estrecha relación entre la Ciudad Abierta y la Escuela de Arquitectura y Diseño e[ad] de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, por lo tanto en esta Escuela también se aborda este concepto y se lleva a su modo de acontecer.
A partir de lo anterior surgen las preguntas y cuestionamientos sobre ¿Qué significa realmente oír al otro? y ¿Cómo desde nuestro oficio como diseñadores podemos materializar la hospitalidad?
Adicionalmente, debemos tener en cuenta el contexto actual. Estamos viviendo un tiempo complejo y diferente que, como generación y grupo humano no nos había tocado experimentar antes. La pandemia ha afectado de gran manera al mundo y al país, hemos reducido el contacto humano y nos “invita” o más bien nos obliga a permanecer prolongadamente en casa.
Con ello aparece una nueva manera de relacionarnos, “el modo virtual” donde el encuentro ya no es presente y tangible sino se manifiesta a través de la tecnología y las pantallas, en este contexto, ¿Es posible que exista la hospitalidad en tiempos de virtualidad? y ¿Somos verdaderamente hospitalarios?

El Concepto Hospitalidad

“La palabra hospitalidad viene del latín hospitalitas, hospitalitatis, y es la cualidad acogedora o disposición de ánimo propia de un anfitrión” (deChile, 2021), siempre se da en la relación de uno con otro. Los seres humanos somos seres de relaciones[1], necesitamos de esa vinculación de unos con otros, “porque el hombre es un ser de relaciones y no solo de contactos. No solamente está en el mundo, sino con el mundo, es decir, con los demás hombres, y con la realidad que puede conocer”. (Álvarez, 2003)

Godofredo Iommi, fundador de la Escuela de Arquitectura y Diseño e[ad] como también de la Ciudad Abierta de Amereida, indica en su discurso -El Pacífico es un mar Erótico- que:

. . . la hospitalidad. El mundo está lleno de hospitalidades. . . Pero la nuestra es muy especial, es una hospitalidad poética. ¿Cuál es la hospitalidad poética? Una frase en boca de Alberto [Cruz][2], hace muchos años, es la siguiente: la capacidad de oír al otro. ¿Qué se necesita para oír al otro? oírlo con inocencia. . . La hospitalidad real entre nosotros es esa, la capacidad de oír al otro. No importa cómo, no importa de qué manera. (Iommi, 1978).

Por otro lado, en su texto -De la Utopía al Espejismo- menciona sobre la hospitalidad como “un modo de estar uno mismo en el otro. Acaso la hospitalidad no sea en su más aguda manifestación otra cosa que la capacidad de oír, de darle al otro el medio para ser oído” (Iommi, Cruz, 1983). Además se indica que “es esta una hospitalidad frágil y gratuita pues por esencia es incoaccionable, se abre solamente ante el libre consentimiento mutuo” (Iommi, Cruz, 1983). Y también se menciona que “. . . oír no es escuchar estando ya decidido, sino dejar que el otro se entrometa en el propio discurso con decisión o escisión” (Iommi, Cruz, 1983). Por su parte, en el artículo de la revista acto & forma, -La hospitalidad de la mesa- se hace referencia “al acto del encuentro como el contenido central de la hospitalidad” (Andrade, Cáraves, Donoso, 2017).

Según Chirinos (2007):

La hospitalidad en el mundo antiguo consistió en acoger al extraño en la propia casa y tratarlo como a un igual. La hospitalidad se presenta como la más preciada virtud del ser humano, y como una “obligación moral”. La hospitalidad no se entiende, por tanto, desconectada del mundo moral. Al contrario, lo manifiesta.

Complementando lo anterior, Reyes (2021), poeta y profesor de le Escuela de Arquitectura y Diseño e[ad], determina que “la hospitalidad debiese ser una virtud e ideal social, desde la ciudadanía, para realmente cambiar el mundo”

“En Japón hay un concepto llamado Omotenashi (おもてなし), es una forma japonesa de hospitalidad. Omotenashi es la materialización de tus sentimientos para así crear profundidad de forma invisible, este proceso aporta profundidad y significado a mi comida”. (Nakahigashi, 2020)
El Omotenashi “es la educación elevada a su máxima potencia, la mezcla del culto a las formas y el deseo de mantener la armonía social”. (Tomàs, 2020)
En la ceremonia del té es donde se origina el concepto omotenashi de la hospitalidad japonesa, que simboliza el reconocimiento de la verdadera belleza, donde todo cobra importancia, desde el espacio, los utensilios, el té mismo, el anfitrión y los invitados, en el diseño esta verdadera belleza es lograr reconocer al ser humano en toda su amplitud. (Oguri, Oguri, Solano, 2019)
Es aquí donde podemos relacionar el omotenashi directamente con nuestro oficio, ya que éste busca el culto a las formas y la armonía, como también se origina en un rito, donde todo cobra importancia, desde los espacios hasta el objeto y los asistentes. En nuestro oficio nos preocupamos por la forma y la construcción de ésta, como también del o los actos mismos, y el acto celebrativo es aquel que disminuye el espesor insoslayable entre espacio, persona y objeto, es decir todo cobra importancia y se pone en relevancia y equivalencia.
“La idea del Omotenashi es ‘entretener a los invitados con todo el corazón’, pero el origen de su nombre es un misterio”. (Centro de Cultura Asiática, 2019)[3].

El Omotenashi consiste en tratar al invitado de la mejor manera posible, pero sin esperar nada a cambio, sin segundas intenciones. En Japón no hay distinción entre anfitrión y huésped o entre empleado y cliente, ambos deben ser tratados de igual a igual, con respeto mutuo. . . Pero, sobre todo, sentir una auténtica sensación de gratitud por la visita.(Centro de Cultura Asiática, 2019)

Relación con el Otro - Oír con Inocencia

Como mencionamos anteriormente, la Ciudad Abierta plantea la hospitalidad como la capacidad de oír al otro con inocencia. Entonces ¿Qué significa realmente oír al otro?
Pareciera ser que el oír al otro y oírlo con inocencia hace referencia realmente al escuchar. Hay una diferencia entre oír y escuchar ya que son actitudes distintas.

“Cuando oímos no prestamos una atención profunda, sino que simplemente captamos la sucesión de sonidos que se produce a nuestro alrededor. Mientras que cuando escuchamos nuestra atención va dirigida hacia algún sonido o mensaje específico, es decir, existe una intencionalidad, encontrándose todos nuestros sentidos enfocados a lo que estamos recibiendo”. (Sánchez, 2019)

Volviendo al concepto de oír con inocencia, pero entendiéndolo como escuchar con atención y profundidad, a mi parecer corresponde a escuchar sin prejuicios ni ideas preconcebidas, poner total atención a lo que el otro dice como si fuera primera vez que se escucha. Dejarse sorprender y transformar ante lo dicho y recibirlo como un desconocido que se revela cada vez.
Por otro lado, este oír o escuchar está estrechamente ligado con el hablar y la conversación. El huésped que es recibido y escuchado debe sentir una reciprocidad ante lo dicho, es por esto que debe existir un emisor y un receptor, debe ocurrir una conversación. Humberto Maturana, biólogo, filósofo y escritor chileno indica que “En el conversar construimos nuestra realidad con el otro. No es una cosa abstracta. El conversar es un modo particular de vivir juntos en coordinaciones del hacer y el emocionar. Por eso el conversar es constructor de realidades”. (Maturana, s.f.)
En el texto De la Utopía al Espejismo se menciona que la hospitalidad es un modo de estar uno mismo en el otro, interpreto esto como el estar al unísono. Estar presente en cuerpo y espíritu. Estar en atención plena a lo que está aconteciendo. Esta hospitalidad nos invita a ponernos en un estado de equivalencia entre unos y otros. “Solo en el mutuo respeto es posible la colaboración y eso requiere escuchar. Tiempo para estar y ver el mundo del otro”. (Maturana, como se citó en LAB DE MAGIA, 2021)
Por otra parte, Elórtegui (2021), biólogo naturalista, comenta que “el habitar humano se vuelve sostenible cuando se piensa y hace en relación. . . la vida no existe si no es en relación”, propone también que debemos “volver a escuchar, escuchar a otros saberes y a mi oficio, enlentecer la escucha y enlentecer la mirada”. (Magíster de Arquitectura y Diseño e[ad])

Hospitalidad y Oficio

¿Podemos materializar la hospitalidad a través de nuestro oficio? Desde nuestra disciplina estamos directamente relacionados a pensar en y con el otro, a pensar en relación y a escucharnos unos con otros para llegar a un fin o una propuesta / propósito en común.
Por su parte, Cáraves (2019), arquitecto y profesor de la Escuela de Arquitectura y Diseño e[ad] indica que el acto del encuentro es el contenido central de la hospitalidad, por lo tanto desde nuestros oficios, arquitectura y diseño, somos quienes podemos crear ese espacio o las instancias y momentos para que ese encuentro ocurra y acontezca:

Una mesa es ocasión de crear no sólo el objeto mismo y su acontecer cada vez con una nueva propuesta y nuevas formas, sino el ejercicio directo de la hospitalidad a través de dar existencia a la verdadera fiesta de la condición humana. (Reyes, 2015).

Desde el Diseño de Celebración, línea de diseño desarrollada y llevada a cabo por Ricardo Lang, profesor y diseñador industrial de la Escuela de Arquitectura y Diseño e[ad]:

“Celebrar es también en su sentido original reunir; celebrar entonces es un venir de muchos, de “multitud” diría Lang y agregaría: venir en una ocasión abierta para disminuir el espesor insoslayable de la distancia entre las personas. Celebrar, comprendido de este modo, sería aproximar a los hombres hasta la distancia menor posible”. (Chicano, 2018, p.7).

“La propuesta de diseño que hemos elaborado disminuye el insoslayable espesor que existe entre las personas, un metadiseño que ubica al oficio en todo el proceso, desde la palabra que inaugura hasta el objeto final que se expone. . . el acto celebrativo es una construcción y como tal proyecta y ejecuta”. (Lang, 2018)

El Diseño de Celebración, es capaz de generar la instancia del encuentro y con ello un momento de hospitalidad. El Acto celebrativo nos invita a reunirnos, a estar en presencia unos con otros en el presente, a escucharnos y sorprendernos de lo que se va develar en aquel momento.
Recogiendo lo anterior, la capacidad de oír al otro, la capacidad del encuentro, la capacidad de ponernos en equivalencia con otros y entender el culto a las formas, donde el rito y acto cobran importancia podemos determinar que el Diseño de Celebración reúne las diferentes condiciones para ser generador y constructor del momento para la hospitalidad.

Hospitalidad en Tiempos de Virtualidad

Ahora bien, llevamos más de un año en un contexto de pandemia, donde limitamos el encuentro, las reuniones sociales e incluso las conversaciones, ya que en un comienzo la tecnología nos permitía “comunicarnos” pero llegamos a tal punto que nos consume las energías y que ya no queremos más reuniones por video llamada, ya no más “encuentros” a través de una pantalla, por lo tanto ¿Se puede dar la hospitalidad en tiempos de virtualidad? Pareciera ser que la hospitalidad, oír, acoger y recibir al otro en este tiempo actual de virtualidad no está ocurriendo.
El encuentro real con otros no se da, la reunión virtual es una ilusión de estar juntos que nos desgasta, el encuentro verdadero es en presencia en el presente lo cual no ocurre. La conexión a través de una pantalla permite que cada cual esté en una o más cosas a la vez, con la mente o concentración puesta en diferentes labores e incluso, literalmente en otros lugares, mientras estamos “atentos” a lo que ocurre en el “encuentro” virtual, estamos también, más atentos a lo que está ocurriendo en nuestro presente.
Por otro lado, desde la experiencia de clases, no se percibe esta relación de escuchar realmente al otro, hay una libertad de presentarnos con imagen o no, ya sea por problemas de conexión u otros motivos y también está la posibilidad de ocupar o no los micrófonos. En estas ocasiones el hablar se transforma muchas veces en conversar con el vacío, con una pantalla negra solo con letras que “identifican” al otro que está del otro lado, pero no hay más que un silencio sin lograr un diálogo o una conversación. Se genera una conversación unilateral, que no permite que acontezca realmente el oírnos unos a otros. Tal vez el oír si se da por sí solo, pero quién habla no logra percibir esa recepción de lo dicho y a mi juicio una conversación es con el dar (hablar) y recibir (oír) por lo tanto si no se cumplen o no se siente que se cumplen ambas, el diálogo no se está dando de manera fecunda.
Reafirmando lo anterior debemos traer a presencia al filósofo coreano-alemán Byung-Chul Han ya que él afirma que “La pandemia ha dado lugar a una sociedad de la cuarentena en la que se pierde toda experiencia comunitaria. Como estamos interconectados digitalmente, seguimos comunicándonos, pero sin ninguna experiencia comunitaria que nos haga felices”. (Byung-Chul Han, 2020)

Como también indica que

“La comunicación digital es una comunicación bastante unilateral, que no se transmite con el cuerpo ni a través de miradas y que, por tanto, es bastante reducida. . . La comunicación digital nos extenúa muchísimo. Es una comunicación sin resonancia, una comunicación que no nos da la felicidad. En una videoconferencia, por motivos puramente técnicos, no podemos mirarnos a los ojos. Clavamos la vista en la pantalla. Nos resulta agotador que falte la mirada del otro. Ojalá la pandemia nos haga darnos cuenta de que ya la mera presencia corporal del otro tiene algo que nos hace sentir felices, de que el lenguaje implica una experiencia corporal, de que un diálogo logrado presupone un cuerpo, de que somos seres corpóreos”. (Byung-Chul Han, 2021)

¿Somos, como seres humanos realmente hospitalarios?

Me gustaría creer que sí, tal como indica Rifkin (2010), sociólogo y escritor estadounidense, somos verdaderamente empáticos “Los biólogos y los neurocientíficos cognitivos están descubriendo neuronas espejo, llamadas de la empatía, que permiten a los seres humanos sentir y experimentar situaciones ajenas como si fueran propias. Parece que somos los animales más sociales y que buscamos interactuar íntima y amigablemente con nuestros congéneres” (Rifkin, 2010), pero para ello debemos realizar un estudio de mayor profundidad y conocimiento.
Desde mi perspectiva, la hospitalidad dependerá del contexto, de la opinión personal y del respeto mutuo. El contexto afecta directamente en la posibilidad de reunirnos, por lo tanto en el tiempo actual la hospitalidad se ve comprometida, sin embargo creo que este período es un tiempo de crisis y ajuste y que luego vendrá un nuevo tiempo de adecuarnos y volver a reunirnos, por lo tanto tendremos la posibilidad del encuentro y por ende de generar espacio para la hospitalidad.
Por otro lado la opinión personal y respeto mutuo es de gran relevancia e importancia. Si eso no ocurre entonces no ocurre la hospitalidad. Cada uno puede tener miradas distintas y opiniones diferentes, pero debemos ser capaces de escucharnos, capaces de entender que no somos dueños de una verdad y que la verdad del otro puede ser tan válida como la nuestra. Debemos tener presente que hay diferentes miradas frente a distintas situaciones y que éstas están determinadas por todo un contexto y condiciones de vida que ha vivido cada persona.
No me cabe duda que los encuentros y reuniones se retomarán, y que desde nuestros oficios haremos un aporte para esos encuentro, desde la arquitectura y el diseño y desde el diseño de celebración como generador de espacios de relación de unos con otros.

Referencias

Álvarez Cervantes, Luisa (2003). La idea del hombre. El hombre como ser de relaciones. Revista Internacional de Ciencias Sociales y Humanidades, SOCIOTAM, XIII(2),37-71.[fecha de Consulta 3 de Junio de 2021]. ISSN: 1405-3543. Disponible en: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=65413202

Andrade, O. Cáraves, P. Donoso, E. (2017). La hospitalidad de la mesa http://www.actoyforma.cl/index.php/ayf/article/view/93/79

CENTENO, S.; “Empatía”; en: Diccionario filosófico de Centeno; Oviedo-España; 01/01/2019; https://sites.google.com/site/diccionariodecenteno/e/empatia; recuperado el 28 de abril de 2021.

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Notas

  1. Ser un ser de relaciones es consecuencia de la apertura del hombre hacia la realidad, y de esa apertura hacia la realidad es de donde surge el ser de relaciones, y el hombre como un ser de relaciones es el resultado de su estar en y con el mundo. (Álvarez, 2003)
  2. Arquitecto y fundador de la Escuela de Arquitectura y Diseño e[ad] como también de la Ciudad Abierta de Amereida
  3. Algunos dicen que deriva de la palabra Motenasu (もてなす), que significa entretener. Otros dicen que sería una mezcla entre Omote (superficial) y Nashi (nada). Es decir, ‘hospitalidad sin superficialidad’. (Centro de Cultura Asiática, 2019)