EAD3212-01. Poética General. Felipe Franchi. Tarea 2

Título	La Curiosidad, un Axioma del ser Humano
Asignatura	Poética General 2021 S1
Del Curso	Poética General 2021 S1
Nº	2
Alumno(s)	Felipe Franchi

Grabado Flammarion, encontrado en L'Atmosphere: Météorologie Populaire (París, 1888) de Camille Flammarion. El grabado posee un texto que dice: "Un misionero medieval cuenta que había encontrado el lugar en el que el Cielo y la Tierra se encontraban"

El encuentro entre el ser humano y lo desconocido

Si existe un enigma, alguien va a querer saber de qué trata. Si se tiene algo oculto, está en nosotros querer saber qué hay detrás. Es una cualidad humana querer ver más allá del telón. Desde el comienzo de las primeras civilizaciones, o incluso antes, desde la era neolítica, existe evidencia de que el ser humano comenzó la exploración de cualidades que van más allá de la necesidad de supervivencia. Este desarrollo se ve reflejado en el surgimiento del Arte, con las diferentes estatuillas como la Venus de Willendorf hace 30.000 años o las pinturas rupestres encontradas en diversos sitios arqueológicos. Poder examinar estas muestras de los primeros signos de vida de los seres humanos es en sí una vista de un desarrollo que se ha ramificado por medio de la ciencia, alcanzando tal punto tecnológico que podemos evidenciar el uso de pigmento ocre en cuevas hace 164.000 años, por ejemplo . Sin embargo, al tener ambos ejemplos, surge la pregunta: ¿Qué es lo que nos motiva a concebir dichas obras? Esta pregunta con mirada introspectiva no posee una única respuesta, pero sabemos que hay un factor fundamental que es tan importante que damos por sentado e incluso no le prestamos mayor atención ya que es en sí mismo un aspecto del ser humano. Este aspecto es la Curiosidad. Desde el navegante fenicio buscando costas y rutas para trazarlas en mapas cartográficos y compartirlos en su gremio, el sacerdote maya trazando las constelaciones para augurar los eventos venideros, hasta a los científicos buscando exoplanetas y formas de vida ya sea bacteriana o más en asteroides para revisar la teoría de la panspermia, el ser humano posee el motor de la curiosidad como un eje del desarrollo cultural y espiritual.

La curiosidad, el folklore y la ciencia

Como sociedad, concebimos una idea de la realidad estructurada por nuestros sentidos. Es así como etiquetamos y categorizamos las cosas que podemos percibir de alguna forma, ya que si nuestros sentidos no pueden captar pero otros instrumentos sí, como las ondas de radio, confiamos en la ciencia para saber de la existencia de éstas, pero siempre tratamos de traducir lo invisible a un lenguaje que podamos comprender. Es así como por ejemplo se ha logrado tomar una fotografía de la sombra de un átomo o podido capturar la primera imagen de un agujero negro, ambas contrastadas por la escala de tamaño, pero que son motivadas a ser expuestas por la curiosidad. No lejos de esta curiosidad se encontraban los pueblos originarios en Mesoamérica, pese a no existir la tecnología actual, poseían un conocimiento astronómico muy desarrollado sin contar con telescopios. Conocían 13 constelaciones, las cuales les fueron asignadas animales. Sin haber tenido influencia o contacto, los Mayas hicieron lo mismo que otras civilizaciones separadas por el Océano. Esto nos recuerda que sin importar la distancia, vemos el mismo cielo en diferentes épocas del año, y también nos recuerda de cómo la curiosidad y el querer interpretar lo que percibimos moldea los estilos de vida y las ceremonias de las culturas. Es esta curiosidad por saber más la que nos ha hecho preguntarnos cosas tales como si hay vida después de la muerte o si estamos solos en el Universo. Mientras no se puedan resolver estas inquietudes, el ser humano seguirá desarrollando formas de poder acercarse a la respuesta, o al menos dejarla planteada durante el transcurso de la historia. Se han enviado sondas para poder explorar nuestro vecindario cósmico e incluso más allá del sistema solar, como las sondas Voyager I y Voyager II, que ya alcanzaron el medio interestelar. Por medio de estas sondas, es que nos damos cuenta de la pequeñez que somos, de cómo nuestra percepción a veces nos ciega de lo que es evidente. El ser humano ha cometido el error de muchas veces "mirar su ombligo" y caer en el antropocentrismo. Carl Sagan hace mención a esto en su libro Pale Blue Dot;

Se ha dicho que la astronomía es una experiencia de humildad y construcción de carácter. Quizá no hay mejor demostración de la tontería de los prejuicios humanos que esta imagen distante de nuestro minúsculo mundo. Para mí, subraya nuestra responsabilidad de tratarnos los unos a los otros más amablemente, y de preservar el pálido punto azul, el único hogar que jamás hemos conocido.

Con esta frase, nos damos cuenta de que muchas veces hace falta la introspección que acompañe a la curiosidad. Y dicha introspección se encuentra muchas veces en el ser humano del pasado, que estaba más conectado con su entorno y poseía una sabiduría que iba más allá de lo convencional. Es así como, por ejemplo, las tribus del Amazonas manejan el uso de plantas tanto para sanar como para cazar (cabe mencionar el curare como ejemplo, ya que es un compuesto de diferentes plantas que logran tener el efecto neurotóxico adecuado).

Cuando Colón llega a este nuevo continente, no se encuentra con culturas sin memoria o sin tradiciones, se encuentra con seres humanos que poseen sus propias formas de interpretar la realidad y su propia forma de saciar la curiosidad. Posteriormente tendremos a los conquistadores que fueron confundidos por dioses, como el caso de la cultura Azteca, debido a la promesa de Quetzalcoatl de volver a visitarlos; sin embargo no todas las culturas respondieron de igual manera frente a los españoles, lo que nos da la idea de las diferentes formas de interpretar lo desconocido cuando se presenta ante uno, cuando la curiosidad nos pone en una situación de duda ante lo que desconocemos.

Ante sucesos que no podemos explicar, Jacques Vallée plantea en su libro, Pasaporte a Magonia, lo siguiente:

Cuando una serie de circunstancias inusuales se presentan, está en la naturaleza de la mente humana analizarlo hasta encontrar un patrón racional en algún punto. Pero es bastante probable que la naturaleza nos presente con circunstancias tan organizadas que nuestros errores de observación y de lógica podrían enmascarar enteramente el patrón a identificar

En el contexto del libro, Jacques Vallée enlaza los sucesos ufológicos dados en la segunda mitad del siglo XX con los eventos feéricos dados en el pasado, planteando de cómo el desarrollo de la percepción del ser humano ha moldeado fenómenos dados en otras eras. La curiosidad, entonces, cuando no se satisface, recurre a las vivencias del pasado como forma de darle una "silueta" a la sombra que vemos en la oscuridad. Un ejemplo de la unión de creencias es cómo se adaptó el cristianismo a la situación religiosa de América. En México podemos ver que existe todavía un atisbo de sus culturas ancestrales en las celebraciones católicas. O cómo se da el encuentro de la Virgen de Guadalupe y posterior impresión en la tilma del indígena. El desconocido nos brinda el folklore que ata las culturas, y la curiosidad de saber cómo ocurren los hechos nos trae el descubrimiento de diferentes acontecimientos o modos de vida.

Por años existió una discriminación hacia los fenómenos aéreos anómalos, los pilotos que reportaban tales hechos eran dejados en ridículo, con riesgo de perder su licencia profesional. Esto nos muestra un oscurantismo contemporáneo respecto a temas que son desestimados por no poseer una forma medible o analizable por el método científico, pero afortunadamente, la sociedad está más abierta frente a estos hechos. Es así, incluso, que en el contexto en que este ensayo es escrito, que los Estados Unidos de Norteamérica ha develado videos de fenómenos aéreos anómalos. Pero bien es sabido que desde antes ya han habido esfuerzos por analizar estos fenómenos. Ejemplo clave de esto es el Proyecto Hessdalen, que analiza las recurrentes luces aparecidas en Hessdalen, Noruega.

Conclusiones acerca de la curiosidad

La curiosidad es un motor del desarrollo de la humanidad al rededor del mundo. Es una cualidad inherente al ser humano, ya que incluso desde niños podemos observar cómo la curiosidad se manifiesta, dando incluso cualidades positivas para el posterior desarrollo de la mente. Este "querer saber más", querer saber cómo funcionan las cosas, nos ha dado el impulso científico y artístico, ambos medios que parecieran no tener mucho en común, pero tal si retornamos al origen, notamos la curiosidad como base. El incentivo de la curiosidad no sólo debe darse en las edades tempranas del desarrollo, también debe desarrollarse a lo largo de la vida, como forma de tanto cultivar el conocimiento como desarrollar lo espiritual, ya que siempre existirán interrogantes que no podremos resolver y acudiremos a opciones que satisfagan en cierto punto nuestro anhelo de saber.

Se dice que el mundo contemporáneo ya no posee los misterios que anteriormente existían, pero esto es un sesgo que ignora nuestra propia ignorancia respecto a nuestro propio planeta. Los océanos son un ejemplo bastante usado respecto a lo poco que conocemos nuestro propio planeta, e incluso los propios misterios de la superficie como el desarrollo evolutivo que sucedió en los polos, o las especies que se consideraban extintas y vuelven a aparecer; nos plantea que incluso teniendo una base científica convincente, se debe estar abierto a las posibilidades de que el consenso actual puede variar. Una mente científica posee la curiosidad requerida para seguir indagando aún cuando aparentemente existen respuestas ante ciertos fenómenos.