Diario de antes

De Casiopea



TítuloDiario de antes
AutorGodofredo Iommi
Páginas11
Imágenes11
Ancho 21 cms.
Alto 27 cms.
Fecha1942
ColecciónPoesía
FondoIommi-Amunátegui
ConjuntoCarpeta Celeste
Número de Ingreso008
NotaVersión original mecanografiado. Poema perteneciente al conjunto editado con el título Fuese (Escuela de Arquitectura UCV, Viña del Mar 1984). Al final del poema, se lee manuscrito: «1942».
PDFArchivo:Diario de antes.pdf
Código
IOM-POE-IAM-CCE-DIA-942-008


p. 1

. . . . agrandan el azul entre las hierbas
y bailes
que retienen el mediodía

Nos llenan de gestos involuntarios
con algunos hombres libres
que se inclinan a beber de las aguas

La ira

nos une a las casas
porque aun conservo los hábitos

Pero yo te amo, te amo alguien
y me arrodillo a tu paso
bajo
como el vuelo de la golondrina en el valle
– te amo contra mi última piedra
y me asomo a las aguas veloces
e implacables
sobre el color dorado de los muertos

Tornaba hacia el mar
el mar
amarillo y solo


p. 2

donde los cuervos permanecen quietos
y el aire lentamente no existe
y las estrellas se vuelven hacia la vida.

Extraña víscera esmaltada al sol

pesaba ser mujer, no someterse
a leyes tan elementales
que guardan el fuego
hasta que el viento nos deja con el rostro
sin volver la cabeza
nunca
– las reticencias –
Entretanto
el hábil fugitivo escupe
y se encierra en su cara

Mujeres, mujeres de San Luiz de Maranhao
la roca vertebrada
nimba sus gargantas
los pastores animales de una noche

( y sin embargo he vuelto, he vuelto
parece imposible )
                            he estado tan distante
que las grandes lealtades
oscurecen mis manos


p. 3

La rosa vuelve a cruzar el mar
-dame tu mano resplandeciente
en los gallardos aventureros
en el ganado salvaje
y estaban también todos los justos
y cueros y ojos lucientes
tan sensuales
como las plantas
que pegan su sombra contra el tronco
durante la noche.

Recuerdo
salía el mar escalas abajo del convento
pura, pura herida como un barco
- la noche escapa hasta el último
cuarto,
las torres mueven el aire de los ojos
y las alas negras e inmóviles echan los vientos
Nos aprietan tales colores vulgares
un guijarro cortante
en tus pupilas
tu fiebre tornasolada
pone sobre la claridad
antiguos huéspedes


p. 4

nuevas palabras. Yo me asomaba al borde
de tu cuerpo
y veía tenías algunos días propios
                                            muy íntimos
                                            que sin embargo nunca vivirías
y el sudor lento, lento de las caravanas.

              Dímelo. Esto es así? Es el alma ?


p. 5

. . . y fundirnos como un saludo
en la luz violácea de un camino



la mano sobre una piedra
esta piedra que no repetiré jamás
y me reunía como a un oro


el secreto se transforma en color
bajo tus alas
el ojo perdía amorosamente sus visiones
y cuya lava, como un gesto atenta,
será un vacío
una oreja escondida entre las plantas


mi arquitectura desaparecida en el aire
devuelta al calor austero
desde donde cayeron los días


p. 6

Me sorprendía en una calle baja
la ciudad se cubría de cuervos
con gallos negros
                                 y la holganza
                                 el barco muerto su ocio
                                 casco amarillo en las aguas
                                 y tu de rodillas
                                                            sudada presa del miedo
                                 y de la cólera de los espíritus grises
                                 de la tarde



los coros abiertos capturaban
el sumergido material de los objetos
y de los hombres
                                Empuja tu entendimiento
hasta el susurro
y otras
            las voces masculinas
                                                     parcas
que se rompen contra el suelo.


p. 7

Me manchaba los labios con aquel
vino
y los órganos danzaban con furia
presos de una libertad interior
la gran parodia del desorden





bajo el cielo
el trópico escapa en las alas
escala a escala
o frías blanduras contra los pies descalzos
se hacinaban
                                                             junto a la
puerta
                            y yo abría
                            y un hombre pobre y joven
                            apagado
                            en la ventana . . .


p. 8

¿ Dónde está el fervor
el cada día
entre esta multitud desnuda y apretada entre las cejas ?

El aire se despega de las manos
que se entrelazan
                                ni interrogando
                                ni diciendo
como una sombra
en medio del universo

Pájaros que salen del mar hasta los labios
                   fervor fervor mío

                                                         – Honradas nueces
                                                             suenan
                                                             contra las maderas-
                   fervor fervor mío

He de perseguir en torno de la noche
el lineal hilo de oro
que me asigna la república
si la misericordia no me levantara
con su viva pala
a pleno mediodía


p. 9

             desapercibido en su luz

y las tendencias de las cosas sobre la mesa

             abramos el pasatiempo
             para ver el ángel


He aquí
             de algún modo
el ladrón con su pierna adentro
y otra afuera
                         y que alguien
en medio de la pequeña geografía
empuje las armonías
                                       sin que nos demos cuenta
                                       ni las cosas
                                       ni los dos
pues cada uno
acoje como una llegada
la exactitud de los fines
y se deja invadir pacientemente
por su propia imagen.


p. 10

– asoman sus largos cuellos dorados
   una pregunta con sol -


.... conoce mejor la medianoche
la que no vuelve sobre el estilo luciente
de los rieles
y no pertenece a familia alguna
ni es tampoco de los hombres
que asustan en medio del atrio
con la mano rota separada del cuerpo

         a esta medianoche infranqueable
         de un día que se quita sombras
         sobre la tierra
                                    y a cuyos pies
         vagabundos que no participan
         alrededor de enfermedades comunes y calladas

Sopa, sopa de puerto
saludando con las gorras
la ribera fortuita que aparece
y desaparece en el alba


p. 11

vuestro ángel horrible
armado
            sobre los techos
las espaldas que resbalan del cuerpo


el animal rojo arde
                                   entre sus pelos
como una vida humana
que tuvimos
con este mismo sol
y estas calles
y caras y caras y caras abandonadas
para siempre sobre la superficie del agua.

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Fondo Iommi-Amunátegui / Carpeta Celeste:

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