De la juventud, de nuestra escuela
De Casiopea
Y es que esto ya no es una cuestión de escuela, es una cuestión del ser ciudadanos... un rol o una palabra que no había sido nombrada aquí en sus responsabilidades. Así, un nuevo atisbo ingresó a nuestra escuela de un estar callados confundido con el silencio que por mucho tiempo se había criticado y que se ha transformado en un pesar de peso palabra y acción han vuelto a aparecer como una sola cosa sobretodo en nuestra esencia que es ser jóvenes y que como jóvenes que somos manifestamos absolutamente que no creemos en nada.
Creer en el mundo que nos ha sido entregado es aceptar los abusos de poder la contaminación del planeta la sobre-explotación de recursos las injusticias sociales la desigualdad de la educación la alienación a un modo de pensar individualista escondido en nosotros mismos y en los fracasos de la historia todo esto como un absoluto que solo podemos rechazar. Ese mismo ser jóvenes por esa pasión sexual e inevitable nos arroja incluso a no creer en nuestra escuela o en nuestros profesores por el mero hecho de ser institución. Pues ante un mundo que se cae a pedazos y que sigue ahí a vista y paciencia de tantas vidas y muertes la obediencia a la institución se ha transformado en un anti-valor y en materia de estudio para los publicistas y los demagogos que alguna vez supieron que por mas que nos digan te lo dijimos obedecer a la quietud es tantas veces peor que equivocarse