De la juventud, de nuestra escuela

De Casiopea
Y es que esto ya no es una cuestión de escuela,
es una cuestión del ser ciudadanos...

un rol
     o una palabra
                  que no había sido nombrada aquí
                         en sus responsabilidades.

Así, un nuevo atisbo ingresó a nuestra escuela
de un estar callados confundido con el silencio
que por mucho tiempo se había criticado
y que se ha transformado en un pesar
                                    de peso

palabra y acción
han vuelto a aparecer como una sola cosa
sobretodo en nuestra esencia
                           que es ser jóvenes

y que como jóvenes que somos
manifestamos absolutamente
                         que no creemos en nada.
Creer en el mundo que nos ha sido entregado
es aceptar
         los abusos de poder
         la contaminación del planeta
         la sobre-explotación de recursos
         las injusticias sociales
         la desigualdad de la educación
         la alienación a un modo de pensar individualista
                              escondido en nosotros mismos
                          y en los fracasos de la historia

todo esto como un absoluto
que solo podemos rechazar.

Ese mismo ser jóvenes
por esa pasión sexual e inevitable
nos arroja incluso a no creer en nuestra escuela
o en nuestros profesores
                       por el mero hecho de ser institución.

Pues ante un mundo que se cae a pedazos
y que sigue ahí
              a vista y paciencia de tantas vidas y muertes
la obediencia a la institución se ha transformado en un anti-valor
y en materia de estudio para los publicistas y los demagogos
que alguna vez supieron
que por mas que nos digan
                        te lo dijimos
obedecer a la quietud es tantas veces peor que equivocarse