Condominios Sociales y sus transformaciones Urbanas
Título | Condominios Sociales y sus transformaciones Urbanas, La oportunidad de vivir en comunidad |
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Año | 2015 |
Autor | Claudio Rivas |
Tipo de Publicación | Ensayo |
Páginas | 1 |
Palabras Clave | condominios sociales, transformación, block, departamento, poética, comunidad, participación, gueto |
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La oportunidad de vivir en comunidad
“Condominio” termino de origen latín, nos evoca la propiedad, no la privada, sino la que comparto con mi vecino, el que está al lado, arriba y abajo, el vecino que se encuentra en mis pies pero también en mi cabeza, al que puedo escuchar, ver y sentir, el que no conozco, pero vive bajo mi mismo techo, el mismo techo que comparto con mi madre, mi pareja y mi hijo, lo comparto con un extraño que no sé de donde viene, tampoco se donde trabaja y menos, lo que piensa de mí, a veces lo veo cuando abro mi puerta y cuando me voy al trabajo o a estudiar, el condominio social permite este tipo de encuentros, entre mundos obligados a convivir en comunidad, comunidad que ninguno se eligió. Que transforma en social a este tipo de condominios, su pobreza, su fealdad, su olor, sus historias, no, son sus recursos, el estado lo llama social por que se financian con recursos públicos, o simplemente lo llaman “condominios sociales” porque su gente está obligada a sociabilizar y saludar al de al lado, pero que sea un condominio social no me transforma, pero si me invita a ser “uno de ellos”, a transformarme en una persona que vive en el gueto. 3, 4, 5, 6 o 7 pisos, los que viven en los pisos más altos tienen una envidiable vista hacia el sitio eriazo, o el block que se encuentra al frente. La suerte de los primeros pisos, es que no tienen que subir las escaleras mal soldadas. Vivir en copropiedad es vivir en lo mío, lo tuyo y lo de los otros, ¿pero cuál es mi propiedad?, solo la que está adentro de mis cuatro paredes, que no superan los 40 metros cuadrados, aquí es donde hago mi vida y soy el que me gusta ser, pero sin caminar muy rápido o hablar muy fuerte para que mis vecinos no escuchen como vivo. A pesar de eso después de un tiempo conozco los pasos de mi vecina y los gritos de los niños de abajo. Las decisiones políticas y el mercado inmobiliario, me condicionaron a vivir acá, lejos de mi trabajo, lejos del colegio y muy retirado del hospital, miro a mi alrededor y mis vecinos son igual que yo, a pesar de venir de distintos lugares, tienen mis mismos problemas, me pregunto cómo me siento por vivir acá, la población no tiene espacios públicos, las plazas no tienen pasto, ni juegos y en muchos casos nunca está iluminado, ¿somos parte de la ciudad, si la locomoción no llega acá?, porque tengo que querer un lugar que de partida no me pertenece, o es porque su belleza no es evidente. Vivir muchos años acá, no es sinónimo de amor, compromiso u progreso, vivir en condominios sociales, no me permite forjar lazos ya que no me gusta vivir aquí, cual es la forma de romper esto, como fabricar cariño por lo que no es mío y que nunca lo será, como tener cariño por lo nuestro, lo que comparto con mis vecinos, pero esta tarea no es solo mía, sino de las ciudades y por sobre todo del estado, ya que es el, el que me trajo a vivir acá.
Referencias
1. Ley 19537, sobre Copropiedad Inmobiliaria, 1997, Biblioteca del congreso nacional de Chile.