Cecilia Pérez- C2: Encargo 8 - Taller Ciudad Legible 2020

De Casiopea



TítuloCecilia Pérez- C2: Encargo 8 - Taller Ciudad Legible 2020
AsignaturaTaller Ciudad Legible 2020
Del CursoTaller Ciudad Legible 2020
CarrerasDiseño, Diseño Gráfico"Diseño Gráfico" is not in the list (Arquitectura, Diseño, Magíster, Otra) of allowed values for the "Carreras Relacionadas" property., Diseño Industrial"Diseño Industrial" is not in the list (Arquitectura, Diseño, Magíster, Otra) of allowed values for the "Carreras Relacionadas" property.
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Alumno(s)Cecilia Pérez

C2- Encargo 6

Texto en base a "Ciudades Invisibles, Italo Calvino"

A lo largo de la extensión de territorio del que se conforma un país llamado Chile, me encontré con una ciudad, ¡Que le llamó ciudad! si más bien es un barrio. Aquel lugar, lo suficientemente alejado y alto para lograr ver un pequeño trozo del mar que se pierde al horizonte, entre distintas edificaciones que se abren paso como pueden entre cerros y quebradas. Dicho lugar, no es muy conocido, no es turístico, para nada, pero la gente que habita allí, lo conoce como la palma de su mano. Aquellas encrucijadas que forman las calles, algunas que están en claro deterioro por su larga vida, y otras que resisten a pesar de su longitud. Los distintos hitos de este barrio se encuentran dispersos a lo largo de sus calles, entre pasajes, y alrededor de plazas. El comercio es pequeño, pero estable y duradero.

¿Su nombre? Mirador de Reñaca. Muchos, al contarles de aquel lugar te miran extrañados, y más de uno, confunde su ubicación. Pero tal cual su nombre lo indica, este barrio se apropia de la tranquilidad y calma que sientes al estar en un mirador. Lo más ruidoso o perturbador que podrás escuchar por el día, son los ladridos de unos cuantos perros, que no se extienden por más de unos pocos minutos.

La gente vive tranquila su vida. Pero de noche se siente una atmósfera distinta. Los perros callan, pero a pesar de estar en un completo silencio, no se siente esa misma calma que cuando el sol ilumina el lugar. Puede ser como la oscuridad abraza el barrio, que genera esta inquietud, pero lo cierto es, que aquella calma aquí, tiene dos caras; la que se percibe de día, y la que te persigue de noche.

Ciudad con relacion al barrio

La ciudad de Octavia

Si queréis creerme, bien. Ahora diré cómo es Octavia, ciudad telaraña. Hay un precipicio entre dos montañas abruptas: la ciudad está en el vacío, atada a las dos crestas por cuerdas y cadenas y pasarelas. Uno camina por los travesaños de madera, cuidando de no poner el pie en los intersticios, o se aferra a las mallas de una red de cáñamo. Abajo no hay nada en cientos y cientos de metros: pasa alguna nube; se entrevé más abajo el fondo del despeñadero. Ésta es la base de la ciudad: una red que sirve para pasar y para sostener. Todo lo demás, en vez de alzarse encima, cuelga hacia abajo: escalas de cuerda, hamacas, casas en forma de bolsa, percheros, terrazas como navecillas, odres de agua, piqueras de gas, asadores, cestos colgados de cordeles, montacargas, duchas, trapecios y anillas para juegos, teleféricos, lámparas, tiestos con plantas de follaje colgante. Suspendida en el abismo, la vida de los habitantes de Octavia es menos incierta que en otras ciudades. Saben que la resistencia de la red tiene un límite.