Camila Saavedra: Taller de Amereida VIII

De Casiopea
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LA RUTA DE LA EXPERIENCIA EN LA INMERSION DE LA PALABRA

A partir de donde nace la experiencia de vivir se desenvuelve el relato de la vida donde se aprende a descubrir cosas nuevas. El ser humano proyecta su vida ante una realidad que desconoce y que a partir de las posibilidades que ofrece la experiencia de la realidad expuesta , se van formando variables de aquello que se desconoce. Es por eso que aparecen cuestionamientos del cómo habitamos un lugar , donde se presentan y ocurren eventos que trascienden nuestro encuentro con el conocimiento. Cómo se presenta aquello que es diferente a la vida, una compilación de hechos que producen una historia de totalidad, es aquella que nos presenta un pasado de una serie de sucesos y experiencias que fueron marcadas por vivencias. Como punto de vista personal con respecto a lo que es el vivir, se cree que es todo aquel hecho que aporte una forma de ver algún aspecto en relación. Es en aquella experiencia de vivencia en la que se debe aprender a relacionar los tiempos, donde el pasado actúa como antecedente, el presente como actual aplicación del conocimiento, y finalmente el futuro como futura aplicación de conocimientos pasados y futuros. Durante la persistencia del día a día el ser humano tiene la capacidad de resolver esa cotidianidad , donde es enfrentado a diferentes quehaceres, en donde hay una función a través de la totalidad de expandir ideas, crear mundo, implica formar una visión propia de lo que se presenta acotando la expresión del rol en que nos desenvolvemos, en donde haya un aporte de nuestra parte junto con los diferentes actores que conforman una comunidad. Cuando uno desarrolla nuestra experiencia en la obra, nuestro papel es crear el espectáculo de la vida, algo que queda a la expectación, implica que el aparente fin último y superior de toda obra de arte, la belleza, es menos importante que la ruta hacia ella. La prioridad que nos acerca a la ruta por alcanzar esa obra desconocida es la experiencia que se arroja en lo desconocido, aquello que se construye mientras se dan pasos ganados hacía el momento final , aún cuando consigamos una belleza expresada, palpable, sensible en una obra de arte basada en el diseño a la arquitectura adquiere menos importancia al la ruta que se hace y se recorre hacia esa belleza de la que hacemos referencia. En nuestra escuela ese viaje, esa ruta por buscar un lugar propicio para levantar una obra la llamamos Travesía y es aquí donde se desenvuelve nuestro objetivo, que no radica solo en la obra , sino la dedicación, la sutileza, la reparación en aquello que en el donde el oficio juega con su materia, no con su razón ser. Lo que importa es que mañana partimos a recorrer América. Claro que nuestro recorrido es obrando; es en el estar yendo junto a la obra. No hay que confundir el trayecto de un viaje de travesía con la ruta poética de la que estoy hablando. No se trata de los kilómetros recorridos para llegar a tal o cual lugar, sino de la ruta poética, el atravesar mismo que no es otra cosa que mantener y sostener lo abierto, una y otra vez, siempre presente, siempre como el regalo, siempre a través de la gratuidad. Nuestras obras se juegan en el saber hacer, el buen hacer, pero ellas son el proceso que nos conduce no hacia el cumplimiento del mero hacer, sino hacia el ser. No se trata de un modo de hacer, sino de un modo de ser. La obra de travesía es un modo de ser, no una manera de hacer cosas. El obrar del oficio es un modo de ser, no un conjunto de características o circunstancias que distinguen cada realización o acción. Vivir en el presente. Vivir en el presente es llevar una vida en el día a día, es vivir en América, lo que quiere decir que hay que dar testimonio de nuestra condición de americano. De esta manera si se vive de un modo poético, se logra abrir lo que es posible ser fundado, y de ahí vienen los oficios que trabajan en lo ya abierto. Luego de todo lo anterior es posible, recién, empezar a crear, a crea América, por lo tanto de construir América, de construir un día a día, de construir. La construcción resulta que es lo más importante, desde ese acto se llega a todo lo que hoy se ve, el mundo en que vivimos todos, en que nos desarrollamos cada día, y cada día se construye y se vuelve a vivir una situación diferente, algo que cambia nuestro vivir en este mundo. El vivir de cada persona resulta diferente al de otra persona, nadie es igual. En lo desconocido se crea, de aquí se logran construir las cosas nuevas, cosas que asombran, que crean un asombro en cada persona. “estar en trance es vivir con asombro un choque de ruptura y un arranque de abismo es ser testigos de esta contigüidad de la violencia y del gigante” Amereida. Ante la inmersión de este viaje el recorrido, esa ruta desconocida le da cabida al mundo de la palabra , el entendimiento poético que nos permite avanzar sobre lo recorrido .El modo poético se encuentran el acto y la palabra , el construir y el pensar que se encuentra a través de los diseñadores y arquitectos. Para los diseñadores y arquitectos el crear el mundo se encuentra ligado estrechamente con el construir y el crear. ¿Qué hace la poesía? Apenas algo... La poesía abre lo original. Para que luego puedan venir los oficios a oficiar en lo abierto. En lo abierto, los oficios pueden crear: crear América, crear el mundo. Esta creación, equivale a construir. América en movimiento. Las cosas nuevas son palabras en movimiento, eso que se descubre, lo nuevo, lo que se va conociendo. Vivir en el presente es lo mismo que vivir en un regalo, por lo tanto es vivir en América; ese presente cambiante, en movimiento, que nunca es igual, como la forma de un árbol, desde lejos siempre se ve igual, quizás con un mínimo cambio, pero el cambio constante que tiene, nunca lo deja igual que lo que antes era, el movimiento, cada hoja se mueve, cada rama se mueve y este árbol nunca es el mismo de ayer, evoluciona cada día. América como regalo, la condición de ser americanos es vivir en un regalo, viviendo el presente, junto con todas las maneras en las que podemos vivirlo, con los diferente pensamiento y razones, siempre hay algún modo propio en que las personas viven el presente. Vivirlo al modo poético, abiertamente a todo lo posible de ser fundado, viviendo lo original que se abre a las posibilidades. Oír la palabra, que no solo trata del sentido como tal, sino que tener coraje para escuchar con el corazón, las palabras van más allá que de ser un simple ruido.

"América es un regalo. Y no es fácil vivir de, por y para un regalo. Es tan difícil, tan difícil que en la medicina, en la sicología profunda, se considera el regalo como uno de los puntos duros y difíciles, porque pareciera que compromete la gratitud. Pero un regalo regalado, que se regala y regala, lo primero que tiene que regalar es la gratitud, es decir, estar apto para la ingratitud, con lo cual ya empezamos a ver que le empezamos a dar a la palabra gratitud, medidas y condiciones y resonancias, que no tenía antes. Tanto cuanto lo ingrato pueda ser grato. Precisamente porque regala su ser regalo.”