Bastían Castro

De Casiopea

INDICE

  1. Tabla de contenido
  2. INDICE 2
  3. INTRODUCCIÓN 3
  4. DESARROLLO 5
  5. CONCLUSIÓN 11
  6. BIBLIOGRÁFICA 12



INTRODUCCIÓN

Desde la prehistoria con la huella de la propia mano, el hombre se ha expresado por medio de las artes pictóricas dejando rastros de su concepción de mundo y de si mismo. Ésta necesidad de darse a conocer al mundo, lo llevó a desarrollar pinturas, cerámicas, esculturas y a medida que avanzó su raciocinio, a expresarse a través de la vivienda y cada una de sus creaciones.

La época del Barroco no es la excepción, proveniente del Manierismo, en la cumbre del Renacimiento, donde se comenzó a cuestionar los cánones de belleza anteriores, las problemáticas estéticas como las posturas contorsionadas de los desnudos, el movimiento y los pliegues clásicos, desarrollando nuevas tendencias a la extensión de las extremidades, una estilización de la postura y pequeñas cabezas sobre cuellos largos y escorzos.

Frías y descoloridas formas, fueron encontrando nuevos rumbos ya en el 1600 con la concepción del Barroco como una tendencia a lo detallado, a la súper realidad del movimiento y del pliegue, a la ornamentación de la obra y, para algunos, a lo recargado.

El trabajo escultórico y arquitectónico se llena de detalles y movimiento, de pliegues y sinuosidades, que hacen que cada pieza represente una escena, influenciada por la religiosidad y la mitología, fuerte expresión del contexto social en el que se presenta esta corriente artística. El término “barroco” proviene del portugués para referirse a las perlas que poseían alguna deformidad. Primeramente, en el siglo XVIII, fue una palabra despectiva que hablaba de un arte grandilocuente, recargado y de mal gusto, siendo revalorizado en el siglo XIX como la continuación al manierismo italiano que prevalece durante la primera mitad del siglo XVI.

Si el manierismo comienza a usar los cánones clásicos con artificiosidad, el barroco que le sucede abandona la serenidad clásica para expresar un mundo en movimiento y agitación de los sentidos. Por tanto, la tendencia del barroco es a la exageración y la ostentación.

Hoy en día es una época apreciada por sus características expresivas, por la autoría entregada por los artistas de la época, que dejaron su huella en la forma de concebir el encargo, fuertemente marcado por el contexto social que marca esta fecha.

El Barroco se forjó en Italia, principalmente en la sede pontificia, Roma, donde el arte fue utilizado como medio propagandístico para la difusión de la doctrina contra-reformista, convirtiendo a la iglesia en el máximo exponente de esta.

Además, pese a la crisis económica, el arte floreció gracias al mecenazgo no sólo eclesiástico, sino también aristocrático, ya que los monarcas vieron en el arte una forma de plasmar la magnificencia de sus reinos, que al igual que para la iglesia, hacia propaganda pero apuntando a la grandiosidad económica y a su poderío.

Con este trasfondo social, el arte mutó hacia una línea más altiva, elegante refinada y exagerada. Una buena obra gozaba de una exuberante decoración y escenografía que no pasaran desapercibidas, con características que se alejan del clásico renacimiento.

Arquitectura con movimiento, con contrastes espaciales, curvas y juegos ópticos, iluminación y naturalismo a la orden de la imagen del arte que parecía no escatimar en costos económicos. Esta era la imagen que se le asociaba al monarcado, por los palacios, y a la iglesia, por las construcciones religiosas.

Todas estas características arquitectónicas, podían apreciarse fuertemente en fachadas y cúpulas, siendo las partes más externas de las construcciones. El motivo simplemente mostrar hacia fuera la grandeza del interior, siguiendo con la comparación a lo que pretendían propagandear los dos tipos de mecenas de la época.

Al igual que un monarca, adornaba su presencia con joyas de oro y piedras preciosas, con vestimentas de finas telas y gran cantidad de detalles que lo condecoraran, la construcción barroca presentaba este cúmulo de características que lo hacen ser un trabajo de cuidado y digno de la realeza o de la grandeza de la religión, que finalmente estaba demostrando su superioridad ante la Reforma.

Ante esta situación, ¿De qué forma se expresaban estos detalles de superioridad? Si bien el barroco se caracteriza por ser “recargado”, ¿es en sí una característica de la construcción? ¿Era la estructura arquitectónica la cual buscaba el dinamismo?

Este dinamismo de la arquitectura, aparece en estructuras fundamentales de la edificación, apoyado por elementos decorativos que expresan en sí el carácter de la obra. Es el elemento que se usa para ornamentar, ya sea la cúpula, el retablo, la fachada, u otro, lo que finalmente expresa el carácter de la obra.

Este carácter, al ser intrínseco de la obra en sí, debe ir cambiando según las variantes que tiene una construcción de otra. Para apoyar esta hipótesis, el presente trabajo ahondará en las características de las iglesias barrocas, apoyándose en dos situaciones constructivas; Sant’Ivo alla Sapienza, ícono barroco italiano del gran arquitecto Borromini, y La Iglesia de la Compañía de Jesús, construida en Quito, Ecuador, y afluente de distintas expresiones artísticas durante sus 160 años de construcción.


DESARROLLO

CONTEXTO DEL BARROCO ITALIANO

La arquitectura barroca es resumen y paradigma del espíritu de la "civilización del barroco" .

Europa se situaba en una mala época económica, las malas cosechas y la peste generaron hambruna, el comercio estancado y los enfrentamientos entre católicos y protestantes aumentaron la situación llegando a afectar a la cuarta parte de la población. Emocionalmente, la población también estaba afectada por la Reforma protestante, por lo que la Iglesia Católica tuvo que tomar medidas que volvieran a consolidar su lugar por sobre estos.

Para reforzar la figura del papa, se renovó urbanísticamente Roma, especialmente las iglesias, con énfasis en la Basílica de San Pedro y los lugares aledaños. La iglesia para transmitir su mensaje contra-reformista, al igual que la aristocracia para demostrar su poder adquisitivo, comenzaron a favorecer el arte, propagandeándose con la imagen que querían que el pueblo captase.


PRINCIPALES CARACTERÍSTICAS

Este contexto social como alimento para la creación de la arquitectua barroca, se generan las siguientes características:

1.Luz

Aparece una fuente de luz conocida como tenebrismo. El contraste entre lo claro y oscuro, como en las sombras, le da dramatismo a las obras. Ambos tienen un efecto sobre las emociones y la intensidad de la pieza. En la arquitectura se manifiesta con relieves que contrastan la profundidad con esculpidos detalles, abarcando distintos planos en las fachadas u ornamentaciones.

2. Carácter ilusorio y artificioso

“El ingenio y el diseño son el arte mágico a través del cual se llega a engañar a la vista hasta asombrar” Al igual que en una representación dramática, la escena se apoya en un decorado vistoso y efímero, subordinando la arquitectura a la decoración. Por el predominio de los elementos decorativos sobre los constructivos, se puede afirmar que el estilo barroco más que un estilo de arquitectura es una forma de decoración arquitectural.


1 Extracto texto “Arquitectura Barroca”. Fuente: http://www.arteguias.com/arquitecturabarroca.htm
2 Gian Lorenzo Bernini, arquitecto y escultor barroco.


3. Líneas y Curvas

Las líneas ayudan a transmitir el movimiento y fueron presentadas a menudo en piezas barrocas. También atraviesan la difusión en el arte barroco, con figuras curvas y capas horizontales, aportando en dinamismo y expresividad. Las iglesias barrocas italianas se caracterizan por la abundancia de formas dinámicas, con predominio de las curvas cóncavas y convexas, con fachadas ricamente decoradas y repletas de esculturas, así como gran número de columnas, que a menudo se desprenden del muro, y con interiores donde predominan igualmente la forma curva y una profusa decoración.

Entre sus diversas planimetrías destacó, especialmente entre finales del siglo XVI y principios del XVII, el diseño en dos cuerpos, con dos frontones concéntricos, curvo el exterior y triangular el interior, siguiendo el modelo de la fachada de la Iglesia del Gesù de Giacomo della Porta (1572).

En el 1629, aparece un hombre que rompe el esquema. Francesco Borromini lleva hasta sus últimos extremos el dinamismo en la arquitectura barroca, siendo precursor de las plantas en elipse, fachadas teatrales, en las que a los elementos cóncavos, corresponden otros convexos, por ejemplo en la correspondencia entre fachada y cúpula, entre otros.


FRANCESCO BORROMINI

Oriundo de Suiza, hijo de un cantero, inicia su carrera ayudando en esta misma cantera, pero a temprana edad se traslada a Milán para estudiar y perfeccionarse.

Inicia trabajando en la catedral de Milán, para llegar en el 1619 a Roma, donde comienza a llamarse por el nombre de Borromini y trabajar junto a Carlo Maderno en las obras de la Basílica de San Pedro.

Al morir Maderno, Borromini se une al equipo de trabajo de Gian Lorenzo Bernini, arquitecto y escultor consentido de los máximos pontífices barrocos, quien en 1629 se encontraba trabajando en la ampliación y refacción de la fachada del Palazzo Barberini. Luego de unos pocos años, Borromini y Bernini se enemistan, y separan sus caminos cuando Inocencio X le permite a Borromini ser el nuevo consentido del pontificado.

Tenía reputación de honesto y poco interesado en las riquezas materiales, aunque posiblemente, como todo artista, sintiera necesidad de otras formas de reconocimiento. Daba especial relevancia a la plena libertad de diseño, negándose a "copiar" características u elementos estilísticos en sus proyectos y llegando al extremo de resignar toda remuneración a cambio de total libertad expresiva.

Borromini, en cierta manera, fundamenta su concepción del espacio unitario dándole un carácter de “campo dinámico”; determinado por la interacción de fuerzas externas e internas, y el muro se convierte en la zona crítica donde esas fuerzas se encuentran, esto daría al espacio arquitectónico la connotación de psicológico; Debía ser un espacio que expresara “la posición siempre cambiante del hombre en el mundo”.

Borromini, se mantuvo original en su carrera de arquitecto, solo influenciándose parcialmente en Miguel Ángel, a quien el arquitecto admiraba. Entre los principales elementos y criterios arquitectónicos utilizados en su obra, cabe destacar:

  1. • Orden gigante: utilizado en forma complementaria y alternada.
  2. • Planta central: que sería una tendencia distintiva de las iglesias barrocas.
  3. • Dinamismo espacial.
  4. • Uso de la luz.
  5. • Incorporación de la escultura.
  6. • Materiales simples y económicos.
  7. • Esquema geométrico modular: superando al módulo aritmético de la arquitectura clásica.

Aunque posteriormente en el tiempo, con el Papa Alejandro VII, Bernini vuelve a ser el arquitecto principal de Roma, Borromini en el año 1643 empieza la construcción de lo que sería su obra más demostrativa de su nueva concepción del espacio en la arquitectura, la capilla de Sant’Ivo alla Sapienza, de la Universidad de Roma, La Sapienza.


SANT’IVO ALLA SAPIENZA

Iglesia Romana, considerada como una obra maestra de la arquitectura barroca, erigida desde 1942 hasta 1660 por el arquitecto Francesco Borromini. Se encuentra inserta en el Corso del Rinascimento, en la Universidad de la Sapienza, en plena Roma a una cuadra de la misma Plaza Navona.

La iglesia comenzada en el siglo XIV por Giacomo Della Porta, como una capilla del palacio de la Universidad de Roma llamada La Sapienza, estaba dedicada al Santo Ivo, patrono de los juristas.

“A la hora de proyectarla Borromini se vio muy limitado por los edificios ya existentes. Ya estaban trazados los claustros que limitan el patio y había que prolongarlos hasta el extremo oriental del solar, y Della Porta había proyectado una iglesia circular con capillas laterales muy pequeñas, según una idea que habría resultado práctica pero totalmente falta de carácter arquitectónico. Dentro de este espacio, sin embargo, Borromini desarrolló un proyecto de la originalidad más sorprendente” . Borromini se vio obligado a adaptar el diseño al palacio ya existente, escogiendo una planta original, poseyendo sus propias leyes ortogonales, basado en un esquema de dos triángulos entrelazados que crean una estrella de David, símbolo de sabduría y digno de ser la base de la capilla de la Universidad de la Sapienza.

La situación en la que se construye esta capilla no permite que la cara se muestre directamente a los transeúntes de la ciudad, pues está empalmada en el patio interior del recinto, lo que no impide que el arquitecto diseñe una fachada elevada y que se concentre en la parte más alta de la capilla como si fuese la cara al público; La cúpula de Sant’Ivo de la Sapienza es la estructura más imaginativa, detallada, característica y lo más barroco del conjunto.

En esta capilla se muestra la armonía entre los bordes afilados y las curvas y esferas, la concavidad y la convexidad aprovechadas para construir un espacio que se centra y agranda en torno a una cúpula por la cual la luz del sol proporciona un efecto de iluminación. Sobre ella se alza un campanario en espiral, que destaca por su novedad, los ritmos complejos del interior tienen en ellos una deslumbrante geometría, con decoración orgánica, geométrica y con constantes simbologías que representan familias, pasajes del antiguo testamento, símbolos de sabiduría y otras formas de cristianismo.

El dinamismo de la cúpula, reflejando la forma interior de la capilla, apoya el concepto en la forma escalada en la que se enrolla alrededor de la linterna ascendiendo hasta el punto cúlmine del edificio y más exterior, una estructura en forma de llama o abeja con una esfera y una cruz, plagado de simbolismos.

A pesar de la dificultad para mostrar una cara externa, por la situación constructiva, Borromini se encarga de utilizar la cúpula, parte más visible desde el exterior de la capilla, para expresar el dinamismo interno estructural y la exposición de las formas decorativas barrocas que llaman y atrapan a quien le vea.


BARROCO AMERICANO O MESTIZO

En barroco en América, tras la conquista de los españoles al territorio, se desarrolló importantemente, enriqueciéndose con la mano de obra y los conceptos propios de las culturas precolombinas, tanto en su arte y arquitectura, como en los colores, formas y símbolos que pudiesen sumar a sus características, destacando como exponentes el barroco en México, Perú y Ecuador.

Además del aporte español, recibe influencias flamencas, italianas y moriscas, dándole una particularidad especial, diversa de sus fuentes más las influencias locales, llevándolo a este “mestizaje” al que debe su nombre. Unas características comunes son la técnica de encarnado, o sea a la simulación del color de la carne del cuerpo humano en la escultura, la representación serpenteante del movimiento, la aplicación de un pan de oro o de plata para ornamentar.

La Escuela Quiteña, en Ecuador, se caracterizó por un fuerte contenido de representaciones indígenas quichwas o quechuas, a lo cual se le asocian las siguientes características:

  1. • Personajes con rasgos mestizos y atuendos locales.
  2. • Aparecen costumbres ancestrales aborígenes.
  3. • Paisaje andino, de sus ciudades y su arquitectura.
  4. • Fauna y flora local en representaciones.

Expresiones de este arte barroco mestizo quiteño podemos encontrar por supuesto en las iglesias y catedrales, como la de Quito, pero en esta misma ciudad se encuentra una construcción que expresa mejor la influencia barroca europea, el uso de la fachada como una cara que expresa el carácter interior de la obra y de los detalles decorativos dinámicos y contextualizados, al igual que en La sapienza, con conceptos de su entorno propio.


IGLESIA DE LA COMPAÑÍA DE JESUS

La Iglesia de la Compañía de Jesús, es considerada el ejemplo más representativo del estilo barroco en el Quito colonial, forma parte del conjunto arquitectónico jesuita, un hito de arte e historia de Ecuador.

Construida por jesuitas a partir del año 1605, tomó aproximadamente 160 años en ser terminada. Sólo dos años después, los jesuitas fueron expulsados de estas tierras, dejando abandonada la Compañía de Quito hasta 1794, fecha en la que fue confiada a los frailes Camilos.

Al haber sido construido durante 160 años, por diferentes arquitectos, el templo maneja cuatro estilos arquitectónicos, predominando siempre el barroco, el cual es de fácil apreciación debido a la simetría que hay al interior de la iglesia, puesto que en cada lado de ella constan la misma cantidad de elementos.

La planta del templo es comúnmente comparada con la de la Iglesia del Gesú (G. Della Porta, en Roma anteriormente mencionada), siendo típica desde la segunda etapa del Renacimiento.

La particularidad barroca presente en la obra, es el movimiento, producto de las columnas diseñadas, al igual que el retablo mayor, con un movimiento interno ilusorio en su interior. Columnas salomónicas y figuras talladas en los retablos son reflejo de la influencia de esta etapa constructiva, recordando al barroco italiano.

Internamente el esplendor del templo se produce con el ambiente único producido por el recubrimiento en pan de oro en cada centímetro de pilares, bóveda y cúpulas.

La fachada barroca, es una obra de arte en piedra volcánica. Considerada una de las obras maestras de la arquitectura barroca en América del Sur, recoge los diferentes motivos y estilos evidenciando su largo y complejo proceso ejecutivo.

En la entrada principal se hallan seis columnas salomónicas de cinco metros de altura, estriadas en el tercio intermedio, recordando al altar de la Confesión de la Basílica de San Pedro, por Bernini. En el friso, decoraciones con flores, estrellas, paneles renacentistas, estirándose en arco semicircular, repletando de movimiento cóncavo-convexo, al igual que el interior cupular.

Por el contrario de la iglesia anteriormente comentada, Sant’Ivo, la Compañía de Jesús expresa plenamente su carácter interior en la fachada de la construcción, la cual originalmente iba a tener un retablo mayor similando esta cara exterior, aunque de igual modo hoy en día se conservan la mayoría de los rasgos para mantener esta afirmación.  

CONCLUSIÓN

Después de exponer las situaciones constructivas tanto de una situación en la que se tuvo que crear a partir de un lugar delimitado, como lo es Sant’Ivo de la Sapienza, y de una situación constructiva en la que tal era la libertad, que se estuvo 160 años juntando culturas, detalles, conceptos y movimientos artísticos que resultan en la obra de la Compañía de Jesús, se puede entrar a comparar los resultados a la hora de expresar el dinamismo del barroco europeo como influencia en ambos.

Siguiendo el postulado de la introducción en el cual se expresa que este movimiento aparece primeramente en estructuras fundamentales de las construcciones, como lo es la planta de elevación, donde primeramente Sant’Ivo utiliza el escaso espacio disponible para empezar a romper los cánones de movimiento, llevándolos al extremo con esta planta ovalada basada en una estrella de David, pero realmente expresándolo a la hora de levantar la estructura con curvas que suben por la cúpula en movimientos cóncavo-convexos.

En cuanto a la iglesia usada para ejemplificar el barroco mestizo de América, la Compañía de Jesús utiliza una misma planta renacentista a la cual se le levantan columnas salomónicas y curvas que dan la expresividad de dinamismo suficiente para poder decir que es una iglesia de esta tendencia.

Las fachadas, son las expresiones del carácter de la obra, en que se refleja la esencia de la obra, su interior constructivo, sus tendencias y su motivo de existencia. Al decir fachada, refiriéndose a una cara que expone todas estas cualidades de la obra, su personalidad, hacia quien la vea desde el exterior, retomando el concepto del monarca y de la iglesia que expresa por el arte lo que quiere que el pueblo perciba.

En el caso de Sant’Ivo, la fachada no puede ser la fachada, por lo que la cúpula, estructura que externamente se puede apreciar más que la misma fachada, resulta ser su cara hacia el mundo. Borromini expresa todo el carácter dinámico y el concepto contextual de dicha iglesia en este lugar, logrando una creación ícono del barroco.

Para la iglesia de La Compañía de Jesús, la fachada en sí misma, es la que expresa la totalidad conceptual de la obra, sus 160 años de construcción multi-estilos, la estructura constructiva interna y por sobretodo la influencia del barroco italiano, con las columnas salomónicas en la puerta, que no cumplen en sí una función constructiva, sino ornamental de la fachada, corroborando que la construcción ornamental expresa de mejor manera lo que es la esencia de la obra en sí.

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