Anuk Narvaez EAD 3212 Tarea Final

De Casiopea



TítuloAnuk Narvaez EAD 3212 Tarea Final
AsignaturaPoética General
Del CursoPoetica general 2020
CarrerasArquitectura
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Parte 1. Las preguntas del barrendero La búsqueda de saber, voluntad del quehacer

Barrer.

Uno sabe hacerlo porque lo ha visto, desde la observación se aprende la técnica, que realmente no conocemos hasta tener una escoba en la mano y ponerla en movimiento.

Uno sabe barrer y lo hace cotidianamente, no por ello lo hacemos siempre igual; a veces empezamos por la cocina y los baños, pasando por las zonas comunes y después el exterior, en ocasiones hacemos un recorrido, otras veces barremos de forma puntual, ... donde ningún espacio será aseado exactamente igual que el otro.

Uno se hace preguntas, no parecen de gran importancia o tratan especialmente temas trascendentales, pero es un ejercicio que a lo largo del tiempo repetimos y termina ocupando un espacio en el tiempo que llamamos vida. Entonces, ¿podríamos decir que tenemos oficio al barrer? Si definimos oficio como aquel trabajo en el que invertimos y dedicamos tiempo, mediante la técnica formulamos y resolvemos preguntas, podría ser; pero mas bien sería un hábito de higiene, y la definición de oficio se nos quedaría corta (faltaría incluir el concepto motivo, la búsqueda).

Tenemos las experiencias, hemos hecho preguntas, desarrollado una técnica, métodos, aunque sigamos barriendo igual que el primer día. Puede que simplemente hayamos actuado de forma mecánica todo este tiempo al barrer, con la mente en otros quehaceres, sentimientos, emociones, donde estas preguntas y respuestas son ejercitadas por el subconsciente, ajenas al presente. Pongámonos en los pies de una persona que como oficio se dedica a barrer. Invierte su tiempo en este arte (arte en el sentido esencial entendido como perfección de la técnica). El arte de preguntar surge desde la intención, que orienta y motiva. Buscamos comprender y ordenar las ideas libremente.

La relación oficio – libertad es un elemento fundamental de la naturaleza humana. Tenemos la necesidad de un trabajo creativo, de investigar y crear (yo creo para obrar , obro para comprender) sin limitaciones arbitrarias coercitivas, para así asegurar el libre desarrollo de la dignidad, creatividad y libertad (reflexión inspirada en los argumentos de Noam Chomsky en el video "Noam Chomsky/Michel Foucault. Fons Elders. La naturaleza humana: justicia versus poder. Un debate”).

Volvamos con el barrendero, éste habrá generado sus hábitos y métodos, preguntémonos ¿cómo habrá llegado a ellos? ¿Se habrá preguntado antes de hacer? ¿o habrá hecho antes de preguntar?

La pregunta que viene antes de hacer, no es que carezca de experiencia //como ser vivo la posee//, se centra en el hacer con el objeto de descubrir algo en el campo de los conceptos, desde un punto de partida más libre. - La pregunta posterior al hacer, desde la experiencia empírica, los hechos, se suele aferrar a estos como fundamento, centrándose en objetivos previamente condicionados.

Ojo, no estoy haciendo un juicio de valor, más bien intento comprender las herramientas del pensamiento, ese juego de normas que potencian distintas sensibilidades.

La vida es una dinámica de hacerse preguntas con el enfoque que se desee (he ahí la gracia de que hasta los pequeños actos tengan un valor significativo). Este ejercicio es la base de cualquier campo de estudio, por ello la importancia de saber preguntar/se.

Gracias al manejo y composición del lenguaje, a la poesía, siendo este el recurso artístico más elemental, es posible abarcar un espectro de significados tanto preestablecidos como significados por descubrir, por medio de la metáfora es creadora de conocimiento.

El barrendero si es poeta, en cuanto a la sensibilidad por su oficio o vida, es poseedor de conocimientos personales, profundos, elaborados o que simplemente brillen por su sencillez, ya que la poesía también es transportadora de conocimiento.

El barrendero si tiene oficio de filósofo, el tiempo que invierte en lo que hace tendrá otro significado, si tiene oficio de poeta en el tiempo que dedique surgirán metáforas, si tiene oficio de arquitecto desarrollará otras sensibilidades.

El barrendero si tiene oficio al barrer será feliz con su búsqueda.

Parte 2. La búsqueda de conocimiento en la creación de contenido

Nos interesa saber hacer las cosas, no hacerlas (o por lo menos resulta más gratificante); la mayoría del tiempo que invertimos en hacer las cosas se centra en el aprendizaje del acto y no tanto en su ejecución.

Un explorador dedica su tiempo y vida a su oficio con la esperanza de encontrar aquello que busca y lo que pueda encontrar en el camino. Para ello se basa en antigua y nueva documentación, cartografías, extractos, mitos y leyendas, rumores y sobre todo experiencia empírica que evalúa las pruebas en busca de un contenido veraz. Éste siempre seguirá buscando, por su voluntad hambrienta, aunque llegue a un punto y se asiente en él, descubra una cultura oculta, éste seguirá, porque su búsqueda continuara en forma de aprendizaje, comprensión. Porque él no busca lo que busca, sino que busca lo que no conoce.

Pongamos un ejemplo tan sencillo como la lectura. Es un ejercicio relativamente fácil, mecanizable; decodificar los símbolos y sus estructuras, juegos y tiempos. Podemos leer tan rápido como podamos interpretar las letras, formar palabras y unirlas de forma que suenen coherentes. Pero no leemos por leer mejor o más rápido, como si fuese unicamente un ejercicio pragmático. Lo hacemos para aprender algo, para pensar, divagar, empatizar, razonar, dudar, sentir; lo hacemos para descubrir el contenido oculto dentro de los símbolos, para descubrir nuestros pensamientos ocultos en lo desconocido, formarlos y/o formularlos. Ese es el oficio del explorador, interpretador de símbolos . Recuerdo cuando era pequeño, leer era un acto terrorífico para mí. Tuve que dedicar un verano entero a aprender a hacerlo bien, ya que se me exigía para cambiar de curso, sin poder salir a jugar con mis amigos (quienes podían porque ya sabían). Siempre me aterró leer en clase, parecía que el que mejor pronunciara, más rápido y fluido era el que mejor lo hacía, el más listo. En ese entonces quería saber para poder hacer, por eso lo odiaba.

No fue hasta unos años después, cuando hacerlo ya era un ejercicio bajo control, cuando descubrí que dentro de mí lo que surgía al leer era distinto a lo que otras personas experimentaban, relacionaban o concluían, con otro enfoque o sentido. Fue ahí donde dejé de leer para los demás, sino para mi, por ello empezó a perder importancia el cómo lo hacía y a ganarla el para que. Desde mi experiencia surgió el acto de descubrir, en este caso la lectura. Descubrir lo que es la lectura para descubrir en ella.

Leemos porque tenemos curiosidad o vamos en busca de ella, esta se convertirá en motivo cuando demos con algo de interés que creamos valga la pena conocer. Motivo porque es motor de intenciones, estas nos mueven a intentar, a aventurarnos en un proceso del que no tenemos certeza pero de donde podremos sacar alguna, aunque sea un fracaso, ya que habremos llegado a algún punto que servirá de referencia en el proceso de aprender.

Pero, ¿cómo descubrimos el contenido oculto dentro de los símbolos? ¿qué son los pensamientos ocultos en lo desconocido?

Ese es un proceso personal, interno, interpretativo, por lo tanto subjetivo. Estos elementos ocultos podemos encontrarlos en la poesía, las artes, la ciencia, la observación de la vida y la naturaleza, ya que su riqueza del lenguaje (símbolos) dejan entrever las verdades que uno no puede alcanzar de forma unicamente racional, pensándolas, ya que nos quedamos faltos de herramientas.

Fragmento de un video del escultor Jorge Oteiza “Oteiza explica su obra” “La imaginación, cuando se tiene, hay que aplicarlas a una serie de cosas... Yo del dibujo pasé a la escultura, dentro de la escultura empleé la imaginación en encontrar unas herramientas auxiliares con el fin de, experimentalmente, concluir cuanto antes la escultura, porque ahí hay un error tremendo; el escultor lo que quiere es saber de escultura, aprender escultura para fabricar esculturas. Yo he hecho esculturas para saber de qué trata la escultura, para ser escultor, y cuando me he hecho escultor, he dejado la escultura, ¿para qué la quiero?”

Aquí el reconocido escultor vasco resalta el germen de su oficio, dejando en claro que su arte es en realidad un proceso de investigación donde el hacer únicamente sirve para saber.

Oteiza continúa “...estamos rodeados de escultura, ¿cuál es su naturaleza? Son unos volúmenes que pueden estar vacíos, llenos, rodeados de espacio o bien un espacio atraviesa los volúmenes. Es un juego, estamos rodeados de todo esto. Luego, por medio de la educación, si sabemos algo de lo que es la escultura, estamos viendo, participando en la recreación, el redescubrimiento de la escultura; que es un lenguaje monstruoso, casi sordomudo, el más caro y probablemente el más lento de todos los lenguajes.”

Habla de las ideas, su fundamento e importancia en nuestro desarrollo personal y como consecuencia el desarrollo y construcción (aporte ) de nuestra sociedad.

“...finalmente me he pasado, después de atravesar una serie de lenguajes fabricados, he concluido últimamente en el lenguaje de la escritura de la poesía, escritura poética, que es el lenguaje más barato, más fácil, más feliz, donde basta una sola cuartilla, coloco unas palabras y espero.”

La poesía me gustaría considerarla como un “método de descubrimientos”. Un juego, con sus normas o en ocasiones sin ellas, donde la palabra cobra múltiples significados según su uso, posición, relación con otras. Siendo la metáfora la herramienta indagadora, con un alcance interpretativo tan amplio como seamos capaces de concebir. Ademas de ser herramienta transmisora de conocimiento, que permite conectar, relacionarse y empatizar con el interlocutor en un plano que supera las limitaciones del lenguaje dentro de sus conceptos. Ahora, si sabemos hacer algo, ¿cómo estamos seguros de que así es? Tendremos que tener alguna referencia, objetivo, sentimiento o sensación que nos lo indique. El problema reside en que muchas veces no somos nosotros quienes lo decidimos, necesitamos una confirmación externa para que este hecho se vuelva real para nosotros. Es entonces cuando dejamos de hacer las cosas para nosotros y empiezan a perder coherencia.

Esta sensación de aprender, busca afirmarse en alguna realidad y el camino a ello podríamos definirlo como método, “método de reafirmación”. Aquel procedimiento por medio del cual podemos constatar hechos o ideas que se secundan entre ellas de modo que mantengan una coherencia, no únicamente racional, sino también espiritual, emocional, natural, ideal...

Si abordamos el aprendizaje de una forma menos intelectual y más elemental, cotidiana o mundana, podemos apreciar el momento de su aparición, como sucede en la naturaleza, como el acto de comprender o descubrir. Des–cubrir, destapar algo que estaba cubierto, oculto. No es necesariamente concebir algo nuevo, que no estaba antes, ser artífices de su creación, sino que se trata de observar aquello que esta, para ser conscientes de su existencia.