¿Cómo es el espacio que alberga al amor? - Ana Gloria Kampers

De Casiopea



TítuloEnsayo 1-2ºS 2021
AsignaturaPresentación de las Vanguardias a la Contemporaneidad
Del CursoPresentación de las Vanguardias a la Contemporaneidad 2021 - Andrés Garcés
CarrerasArquitectura
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Alumno(s)Ana Gloria Kampers

¿Cómo es el espacio que alberga al amor?

Transformaciones en el diseño formal de los espacios como efecto (o causa) de las formas de vincularnos socialmente.

Desde el marco de investigación de la época de las Vanguardias, comprendido como un período histórico, social y cultural, que va desde el Movimiento Moderno y hasta la Contemporaneidad, este ensayo se propone dilucidar cuáles fueron las principales transformaciones que actuaron como antesala y dieron paso a ciertos aspectos de dicha época.

Para abordar el tema, se intenta hacer una exploración en el ingrediente más elemental de las revoluciones de la sociedad occidental hasta antes de las Vanguardias, el amor mediante la pregunta: ¿Cómo las revoluciones sociales en el siglo XIX repercuten en la forma de entender socialmente el amor?


En una sociedad occidental patriarcal del siglo XIX, que se construye, bajo el poder eclesiástico, y en la que es casi imperceptible la dominación masculina, concebimos al mundo y al universo bajo ciertos patrones, y expectativas ancladas a formas únicas de relacionarnos entre nosotrxs. La forma en que concebimos los vínculos amorosos responden muchas veces a esquemas culturales, sociales, históricos, políticos e incluso espirituales, que terminan por normalizar una forma correcta y hegemónica de amar en sociedad.

En ese contexto, (y de la mano con las revoluciones feministas, y de liberación del amor, la sexualidad, el genero, reivindicación del ser, etc.), aparece el rol de la arquitectura en el estudio de las relaciones sociales, reconociendo que la mayor virtud humana es la de amar y convivir, velando por el cuidado de la vida misma; y desde esta perspectiva se cuestiona:

  • ¿Cómo la forma de vincularnos socialmente, se relaciona estrechamente con el diseño arquitectónico de los espacios? ,
  • ¿Cómo concebimos el amor y la ‘’familia’’ (y su vivienda) en el siglo XIX, y qué transformaciones formales tuvo ésta hacia el siglo XX? ,
  • ¿Sigue siendo hoy la vivienda familiar el núcleo espacial de la sociedad?

Para intentar responder a esas interrogantes, se hace una lectura temporal de ciertos procesos sociales previos a las Vanguardias, a modo de situarnos en su antesala. Históricamente, la sociedad occidental ha naturalizado un orden patriarcal marcado, que responde a una visión del mundo basada en privilegio para una parte, quebranto para la otra. Un paradigma que violenta al amor en cuanto a idioma, etnia, color, género.

‘’La dominación masculina está tan anclada en nuestros inconscientes que ya no la percibimos, tan de acuerdo a lo que esperamos, que tenemos dificultad de cuestionarla. Más que nunca es indispensable disolver las evidencias y explorar las estructuras simbólicas del inconsciente androcéntrico que sobrevive entre los hombres y mujeres. ¿Cuáles son los mecanismos y las instituciones que cumplen el trabajo de reproducción del eterno masculino? ¿Es posible neutralizarlos para liberar las fuerzas del cambio que logran entrabar?’’ (Pierre Bourdieu, 1998)


Desde esa perspectiva, resulta fácil imaginarse la situación no privilegiada de la mujer en la sociedad del siglo XIX, donde las instituciones sociales y políticas eternizaban (y eso no ha cambiado mucho) esta dominación masculina. Ni en la ciudad ni en su casa la mujer encontraba su propio espacio de liberación, de ocio, de desarrollo. A muy temprana edad la mujer era casada contra su voluntad, y reducida a una nueva vida y una nueva tarea, que fluctuaba entre el dormitorio y la cocina. El ocio quedaba totalmente fuera de sus posibilidades, y asimismo un espacio digno para ello. Las mujeres, para poder aparecer en este mundo dominado por los hombres, tenían que superar todas esas dificultades.

Así lo describe Virginia Wolf en su libro Una Habitación Propia, que se convertiría luego en una auténtica bandera de lucha para el movimiento feminista:

‘’Para escribir novelas, una mujer debe tener dinero y un cuarto propio […] Pero, para la mujer, pensé mirando los estantes vacíos, estas dificultades eran infinitamente más terribles. Para empezar, tener una habitación propia, ya no digamos una habitación tranquila y a prueba de sonido, era algo impensable aun a principios del siglo diecinueve, a menos que los padres de la mujer fueran excepcionalmente ricos o muy nobles.’’ (Virginia Wolf, 1967)

Virginia hace referencia a la escasa literatura escrita por mujeres en la época. Sin embargo la situación responde a algo más profundo: el no reconocimiento de la mujer en la sociedad, que se traduce en la ausencia de espacios para el desarrollo de la mujer en el programa arquitectónico de la vivienda de la época.

Las revoluciones feministas de la época (y hasta hoy), ha conllevado una mayor aparición de la mujer en los espacios políticos, laborales, etc. Sin embargo, e incluso con una sociedad (a penas un poco) inclusiva, dentro de la vivienda se sigue perpetuando una dominación masculina implícita en el diseño de los espacios, que siguen marginando a la mujer.

‘’Lo que sucede en la práctica es que tenemos viviendas que suelen tener una habitación que en general es más grande con un baño privativo y unas habitaciones más pequeñas.’’ (Zaida Muxí, 2018)

Con esto, Zaida Muxí se refiere a la habitación matrimonial, que supone ser de la pareja, pero es en definitiva concebida discretamente como un espacio que el hombre comparte con su pareja. Este esquema espacial de la vivienda, refleja una sociedad organizada a partir de una ‘’matriz’’ estandarizada en el matrimonio monógamo y heterosexual, y que perpetúa esquemas de posesión y jerarquía, y si tiene suerte, conlleva un verdadero vínculo afectivo.

Sin embargo, esta engañadora relación de familiaridad que responde a una imposición eclesiástica, y se sustenta en la normalización del diseño arquitectónico de la vivienda, que alberga a la familia como núcleo de la sociedad, no ha existido desde siempre:

‘’Por la cultura que nos han transmitido tenemos la creencia de que la familia siempre ha sido esa y parece que es el siglo XX el que ha venido a cambiarla. La familia nuclear es una invención del siglo XIX. La industrialización trae consigo la separación fábrica versus casa y la especificación de quién vive en esa casa: familia formada por padre, madre y dos o tres hijos, persona que gana el sueldo, persona que cuida y personas cuidadas. […] la casa es el espacio del descanso y recuperación del hombre, del guerrero, y para la mujer es un espacio de obligaciones, de duro trabajo permanente y oculto.’’ (Marga Tojo, 2019)

El intento por entender la forma en que la arquitectura de fines del siglo XIX está implícita en las formas de concebir los vínculos sociales de la época, (marcadamente patriarcales), sin duda nos revela su rol, estrechamente relacionado con las revoluciones. Y desde esta lógica, marca una antesala llena de desafíos:

  • ¿Cuál sería la solución arquitectónica para la vivienda en una sociedad moderna, que intenta liberarse de la dominación masculina?
  • ¿Cuál o cuáles serían los diseños formales de vivienda social, que muchos Estados garantizan hoy a su población? ¿Qué es lo que queremos perpetuar? ¿Qué es lo que queremos transformar?

Este ensayo, más que respuestas, busca generar un espacio de discusión; no trata de defender ninguna forma de amar, por sobre la otra, sin embargo propone culminar con una última pregunta:

¿Qué propone la arquitectura para la sociedad occidental contemporánea que busca liberarse de patrones y esquemas monogámicos, hacia otras formas de amar, como son las poliamorosas, hetero, homo, bi, trans, etc? ¿Es la arquitectura la que responde a relaciones sociales, o son las relaciones sociales las que se acomodan a una propuesta arquitectónica estandarizada?

Referencias:

  1. Bourdieu, P. (1998). La dominación masculina. Le Monde Diplomatique. Published.
  2. Muxí, Z. (2018). Mujeres, casas y ciudades. Más allá del umbral. Dpr-Barcelona.
  3. Tojo, M. (2019, 4 febrero). Zaida Muxí: «La familia nuclear es una invención del siglo XIX». Zaida Muxí: «La familia nuclear es una invención del siglo XIX». https://www.publico.es/sociedad/voces-femeninas-zaida-muxi-familia-nuclear-invencion-siglo-xix.html
  4. Vasco, C. (2019, 25 mayo). Repensar las ciudades desde el feminismo para que sean más inclusivas. https://www.publico.es/sociedad/arquitectura-perspectiva-genero-repensar-ciudades-feminismo-sean-inclusivas.html. https://www.publico.es/sociedad/arquitectura-perspectiva-genero-repensar-ciudades-feminismo-sean-inclusivas.html
  5. Wolf, V. (1967). Una habitación propia (Seix Barral ed.). Biblioteca Formentor.