"Montserrat Salvadó Tarea 4 - Módulo investigación T1 2017"
Título | EL RESURGIMIENTO DE LA COMUNIDAD PERDIDA DESDE SU PROPIA IDENTIDAD |
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Del Curso | Módulo Investigación T1 2017 |
Carreras | Arquitectura |
Nº | 4 |
Alumno(s) | Montserrat Salvadó |
EL RESURGIMIENTO DE LA COMUNIDAD PERDIDA DESDE SU PROPIA IDENTIDAD
Fundación Reñaca más Alto. (2016). Comedor Solidario Reñaca más Alto. Figura 1. Recuperado de www.facebook.com/renacamasalto/photos/a.1420349844672332.1073741840.218719941502001/1420366788003971/?type=3&theater
Montserrat Salvadó, Arquitectura, Rodrigo Saavedra y Mauricio Puentes.
Abstract
El presente escrito presenta una discusión de autores a partir de la pregunta ¿Cómo se desarrolla una comunidad y cuáles son los tipos de identidad que posee para poder trascender y conservar su vitalidad? Este cuestionamiento surge de la problemática de comunidades que se han visto afectadas hasta el punto de su colapso y pérdida de identidad. Se inicia el estudio desde la definición de comunidad, bajo la perspectiva de diferentes autores. Tras el análisis de sus pensamientos se identifica que, para definir comunidad correctamente, es necesario relacionarlo con el concepto de identidad. Por lo tanto, se define identidad individual y colectiva, como conformadoras de una comunidad, y se le da importancia a la mención de sus actores. Es por esto que se logra reconocer la posición y roles que ellos ocupan. En esta parte del estudio, se clasifican jerárquicamente los actores, considerando que cada participante es clave al momento de crear comunidad. Ante la dificultosa tarea de volver a darle identidad a una comunidad que estaba en ruinas, se estudian algunos métodos y técnicas que proponen diferentes autores sobre el tema. Se trae a presencia, especialmente, la importancia de las actividades comunitarias como métodos para el fortalecimiento y re articulación de comunidades que han sido olvidadas.
Palabras claves: Comunidad, identidad, actores, actividades.
LA COMUNIDAD COMO ARTICULADORA DE UN GRUPO HUMANO
El concepto de comunidad se ha manifestado desde el inicio de los tiempos. Consiste en un grupo humano que comparte y se relaciona naturalmente dentro de un mismo territorio, y que poseen una historia e identidad en común. Existen comunidades que se desarrollan y potencian su crecimiento. Mientras que muchas otras se han visto reprimidas o apagadas, ya sea por factores internos o externos, o alejadas de sus costumbres hasta considerarse muertas o desaparecidas. Desde aquí nace la siguiente interrogante: ¿cómo re articular y re definir la identidad de una comunidad que perdió trascendencia y vitalidad? Desde la discusión y posturas de diferentes autores se pueden analizar variadas maneras de identificar una comunidad e identidad, definirlas, clasificarlas y encontrar los métodos para su re articulación en un contexto y territorio.
“La forma de expresión más natural y orgánica de toda relación interhumana es la comunidad, entendida como el agrupamiento colectivo que tiene entre sus elementos componentes un vínculo de unión de carácter espontáneo y natural.” (Poviña, 1949, p. 1757). Como lo define el autor, una comunidad conlleva un grupo humano que se relaciona desde un vínculo. Complementando esta descripción se puede mencionar que “Es un modelo o un patrón. Es un conjunto de interacciones, comportamientos humanos que tienen un sentido y expectativas entre sus miembros. No sólo acciones, sino acciones basadas en esperanzas, valores, creencias y significados compartidos entre personas.” (¿Qué es comunidad? Una descripción sociológica. Accedido el 6 de mayo, 2017, desde http://cec.vcn.bc.ca/mpfc/whats.htm). Este agrupamiento de personas aparece ya que el hombre, naturalmente, no vive aislado, sino en grupo. Al ser una conformación espontánea se reconoce que sus intereses comunes no son planeados o previamente diseñados. Más bien, ellos son los que hacen aparecer a la comunidad como un ente. “En la comunidad, las formas son anteriores a los fines que ella satisface. Preexisten. Estos se realizan por la existencia de la comunidad.” (Poviña, 1949, p. 1758). Y los intereses comunes nacen de una cultura común. Desde ella se desenvuelven y desarrollan sus creencias y hábitos. Estos hábitos culturales generan que la comunidad pueda ser reconocida como una entidad sociocultural que abarca distintas dimensiones, según señala Phil Bartle: tecnológica, económica, política, institucional, ideológica, y perceptual.
De las anteriores, interesa reflexionar sobre la dimensión institucional de la cultura. “Esta dimensión tiene que ver con la forma en que la gente actúa en relación a los demás, sus expectativas, suposiciones, juicios, predicciones, respuestas y reacciones. Estudia patrones de relación a veces identificados como roles o categorías y la formación de grupos e instituciones que derivan de estos patrones.” (¿Qué es comunidad? Una descripción sociológica. Accedido el 6 de mayo, 2017, desde http://cec.vcn.bc.ca/mpfc/whats.htm).
CLASIFICACIONES DE IDENTIDAD Y LOS ACTORES QUE LA REPRESENTAN
Cuando aparecen los patrones nos referimos a identidad. Puede clasificarse en identidad individual o colectiva, pero cabe mencionar que es un concepto intrínseco al concepto de comunidad. Y esto guarda relación con una unidad distinguible cualitativa. La identidad personal busca una distinción y reconocimiento entre y desde las demás personas hacia el sujeto. “Las personas no solo están investidas de una identidad numérica, como las cosas, sino también de una identidad cualitativa que se forma, se mantiene y se manifiesta en y por los procesos de interacción y comunicación social.” (Pirrone, 2006, p. 2).
La identidad personal se funda en tres pilares, según Guido Pirrone: a.- una pertenencia social, la cual incluye una pluralidad de pertenencias con otros sujetos, denominándose también representaciones sociales. Las representaciones sociales “…serían una forma de conocimiento socialmente elaborado y compartido, y orientada a la práctica que contribuye a la construcción de una realidad común a un conjunto social.” (Pirrone, 2006, p. 3), b.- los atributos identificadores, que son las características, hábitos, la imagen del propio cuerpo, entre otros, que surgen a partir de la percepción de la interacción social, y c.- la narrativa biográfica, la cual corresponde a “una serie de actos y trayectorias personales del pasado.” (Pirrone, 2006, p. 3).
En cuanto a la identidad colectiva, como cita Pirrone, “Se trata más bien de identidades relacionales que se presentan como totalidades diferentes de los individuos que las componen, y que en cuanto tales obedecen a procesos y mecanismos específicos. Dichas entidades relacionales están constituidas por individuos vinculados entre sí por un común sentimiento de pertenencia, lo que implica, como se ha visto, compartir un núcleo de símbolos y representaciones sociales y, por los mismo, una orientación común a la acción.” (Pirrone, 2006, p. 4). Destaca en una identidad colectiva la no necesidad de uniformizar los comportamientos individuales. Vale decir, se compone por una multiplicidad de entidades con distintas, conductas, pero con objetivos compartidos. Y esto guarda relación con las dimensiones culturales sobre comunidad dictadas por Phil Bartle, mencionadas anteriormente: “…pueden transformarse con el tiempo las características culturales de un grupo sin que se altere su identidad.” (Pirrone, 2006, p. 5).
Cada comunidad que intrínsecamente posee una identidad colectiva particular, requiere que esta identidad sea reflejada por sus participantes o actores. Los distintos autores lo presentan desde diferentes enfoques: ya sea desde un vínculo sanguíneo como lo es la familia, desde un apropiamiento territorial, desde la cultura representada a través de emprendedores, residentes y turistas de un barrio, y hasta por un orden jerarquizado de un sistema de actores.
“Entendemos por familia, en sentido estricto, la vinculación de seres humanos, unidos entre sí por el vínculo de la sangre. […] y la causa del valor permanente que la familia, como la auténtica célula social, tiene en la sociedad, en orden a su estabilidad y permanencia.” (Poviña, 1949, p. 1760) Viéndolo desde un enfoque sanguíneo, la familia pasa a ser parte de la base piramidal de la conformación de una comunidad. Sin embargo, se debe cuidar el exceso comunitario por sobre el familiar, ya que este puede rebajar el nivel espiritual de la familia lo cual cortaría el vínculo y quedaría reducida a una simple unión natural. La comunidad de suelo o localidad “se basan en el principio de la existencia de un área geográfica determinada, donde se inserta un sector de vida en común.” (Poviña, 1949, p. 1760). Guarda relación con el enfoque sanguíneo en el sentido en que el territorio es el lugar donde se está con la familia.
En cuanto al enfoque desde la cultura, estos actores forman un proceso participativo vinculante acorde a las necesidades de la comunidad. Pueden ser emprendedores, residentes o turistas de un barrio. Por una parte, los emprendedores dinamizan la economía del barrio y lo articulan como un destino turístico. Los residentes “forman parte de la “vida de barrio” […] Estos actores tienen una percepción histórica territorialidad) y emocional del barrio lo que entrega autenticidad al sector, sustentándose en prácticas culturales particulares que se diferencian del resto de la ciudad.” (Bustos, Godoy, Rojas, 2014, p. 81). Por último, el turista es a quien “se le enfoca la realidad económica, social, migratoria, ambiental y cultural que construyen está vida de Barrio.” (Bustos, Godoy, Rojas, 2014, p. 81).
Para José Arocena, “la expresión sistema de actores en una localidad determinada se refiere a las características de las interacciones existentes entre los diferentes protagonistas del quehacer local.” (Arocena, 2001, p. 9). Se centra en la articulación y el orden interno por el cual se rige una comunidad. Desde sus dirigentes, quienes conducen los procesos y elaboración de procesos colectivos, hasta sus participantes que son los que procuran dar vitalidad al barrio.
MÉTODOS PARA LA RE ARTICULACIÓN DE UNA COMUNIDAD; ACTIVIDADES QUE COLABORAN CON LA RECUPERACIÓN DE IDENTIDAD
En una comunidad bien conformada se presentan las características y enfoques mencionados anteriormente. Pero en una comunidad reprimida hay muchos de estos aspectos que no están presentes, si es que no, ninguno. Surgen entonces pensamientos sobre cómo recuperar una comunidad.
“La clase media recuperó la comunidad perdida a través de la política. Formó centros de reuniones, donde se rememoraban los grandes asados de la ruralidad.” (Bengoa, 1996, p.35). El autor conmemora a la comunidad desde la reunión. Relata que en la ciudad se produce una forma aldeana de sentir y ver al otro físicamente, en el encuentro. Y esto a través del reconocimiento de una identidad colectiva. “¿Qué es la identidad, sino esa capacidad de conocer de una mirada lo que es de uno, nuestro, y lo que no lo es, que es ajeno, extraño, extranjero, de fuera de la comunidad? (Bengoa, 1996, p.37). Y responde a este cuestionamiento afirmando que no es posible hacer regresar a la comunidad con sus valores tradicionales. No puede regresar la esencia original de una comunidad que preexistió en ese mismo lugar. Pero admite que, para rescatar a una comunidad de su hundimiento, “Se trataría de modernizar el afecto de la comunidad, sin perderlo.” (Bengoa, 1996, p.38).
Otros autores proponen algunos métodos y técnicas de gestión para la re articulación y definición de identidad en una comunidad, las cuales se mencionarán a continuación. Desde una generalización, hablar de gestión “se refiere a la existencia de una serie de pasos metodológicos para llevar adelante objetivos.” (Camacho, Leiva, 2011, p. 11). Dentro de su planificación se proyectan objetivos, acciones y métodos para llevarlos a cabo. Y de igual forma se trata de anticipar los problemas para solucionarlos a tiempo. Para ello, se debe realizar un diagnóstico, donde se puede incluir un análisis F.O.D.A., del lugar a intervenir. “La gestión cultural -como un espacio de transformación continua, que necesita un método para su aplicación y se nutre de múltiples cambios sociales dinámicos- necesita previamente el ejercicio de definición de su campo de acción, observar y definir los parámetros de ámbito cultural en el que trabajará.” (Camacho, Leiva, 2011, p. 12). Y de un fundamento que consolide el desarrollo de esta iniciativa.
Una vez realizado el diagnóstico, se logra identificar la necesidad de aquellas dimensiones que caracterizan a cada comunidad. “La satisfacción de necesidades internas permite una mayor interacción con la vida de barrio.” (Bustos, Godoy, Rojas, 2014, p. 70). Ante todo, a lo que apunta siempre una comunidad es proyectarse una mejor calidad de vida comunitaria e individual.
Uno de los métodos que ha cooperado con la definición de identidad de una comunidad y su re articulación es la participación ciudadana y sociedad civil, lo cual crea un modelo con identidad participativa. Para ello, se necesita “…involucrar a los distintos actores del territorio, no solo en los problemas, sino también en las soluciones, fortaleciendo la autogestión privada y el compromiso público.” (Bustos, Godoy, Rojas, 2014, p. 83). Para incluir a los actores en este trabajo, se llevan a cabo actividades que reflejarán lo anteriormente mencionado.
Estas actividades “son el conjunto de operaciones y tareas a realizar dentro del proyecto para alcanzar los objetivos propuestos, por lo que constituyen el nivel más concreto de la formulación.” (Camacho, Leiva, 2011, p. 31). Las ejecuciones de estas actividades son grupales y participativas, para así generar un encuentro de quienes serán los conformadores de esta nueva comunidad. Pueden ser reuniones, talleres recreativos, charlas, bingos, entre muchas otras, que reúnan en un mismo lugar, a quienes pertenecen a un mismo territorio.
Por último, cabe destacar que el fortalecimiento de una comunidad puede verse beneficiado si recibe apoyo de agentes externos, por ejemplo, financieramente. Cuando una comunidad comienza a formar y fortalecer sus lazos, puede verse reflejado en nuevo equipamiento, como plazas, sedes, centros u otros. Y para costear esto, la ayuda financiera de estos agentes cooperaría con el desarrollo de estos proyectos. Así, los nuevos proyectos adquirirían un sentido identitario por parte de la comunidad, quien lo haría propio y manifestaría su sentimiento de pertenencia.
UNA COMUNIDAD SE ATIENE AL RITMO DE LOS TIEMPOS ACTUALES
Para concluir la investigación y reuniendo la perspectiva de los diferentes autores se pueden establecer algunas afirmaciones. Se entiende por comunidad a la conformación de un grupo humano mediante un vínculo de unión que se da espontánea y naturalmente. A través de los años, esto se presenta como un patrón; se repite el conjunto de interacciones y comportamientos humanos. Y se logra establecer una cultura y hábitos en común. Pero para que una comunidad pueda conformarse, primero debe existir una identidad colectiva de por medio. Es importante mencionar que la identidad tiene un carácter cualitativo, y a partir de eso puede ser cuantificable. Las identidades de los actores son personales.
En cuanto a la jerarquización de roles, a veces el rol de un actor pareciera ser más importante que el de otro, pero la verdad es que se complementan y necesitan entre sí. La jerarquización de autoridad no tiene relación alguna con que una persona sea más importante que otra. Hay una relación de igualdad. En cuanto a los métodos para recuperar la vitalidad de una comunidad, la primera técnica de todas es adecuarse a los tiempos actuales. Es identificar cuáles son las problemáticas, las necesidades y anhelos reales de las personas que compondrán dicha comunidad. Es leer desde la mano puesta en el pulso del tiempo. Y debe tenerse claro que la nueva formulación de la comunidad no será idéntica a la original y sus valores. Más bien tendrá nuevos objetivos y establecerá nuevos criterios para su desarrollo.
Bibliografía
Arocena, J. (2001). Capítulo IX. En El desarrollo local: un desafío contemporáneo. (201 - 229). Uruguay: Ediciones Santillana. Bartle, P. (2011). ¿Qué es comunidad? Una descripción sociológica. 07.04.2017, de Community Empowerment Collective. Sitio web: http://cec.vcn.bc.ca/mpfc/whats.htm. Bengoa, J. (1996). Capítulo II. En La Comunidad Perdida; ensayos sobre identidad y cultura: los desafíos de la modernización en Chile. (39 - 43). Santiago, Chile: Ediciones SUR. Bustos, A., Godoy, F., Rojas A. (2014). El Barrio Yungay; Historia, Identidad, Patrimonio y vida de barrio. Santiago, Chile: Mediterráneo Impresiones gráficas. Camacho A., Leiva F. (2011). Guía Introducción a la gestión e infraestructura de un centro cultural comunal. (11 – 31). Valparaíso, Chile: Edición Fabiola Leiva Cañete. Pirrone, G. (2006). Volumen I, N° 11. En Los procesos identitarios en espacios de participación no tradicionales. (2 - 5). La Plata, Argentina: Universidad Nacional de La Plata. Poviña, A. (1949). La ideología sociológica de comunidad. En Actas del primer congreso nacional de filosofía. (1757 - 1760). Mendoza, Argentina: Universidad nacional de Cuyo.
Notas al pie
El proyecto de titulación corresponde a la proyección de un Centro Cultural en la población de Reñaca Alto. Es de suma importancia vincular los conceptos de comunidad e identidad en el proyecto, ya que los antecedentes del sitio muestran una carencia en cuanto a la propia identificación de los pobladores con la comunidad de Reñaca Alto. Este ensayo puede ser relacionado directamente con los conceptos requeridos a estudiar para el desarrollo del proyecto.