Tomás Bustos Bravo Amereida V 2014

De Casiopea


TítuloTaller Amereida segundotrimestre 2014
Tipo de ProyectoProyecto de Curso
Palabras ClaveAmereida
Período2014-
AsignaturaTaller de Amereida 2014,
Del CursoTaller de Amereida 2014,
CarrerasArquitectura
Alumno(s)Tomás Bustos
ProfesorManuel Sanfuentes, Carlos Covarrubias, Jaime Reyes

EL OTRO(s)

…”Yo soy otro, yo es otro, yo soy otro” La otredad es una comunión con lo ajeno, que se hace propia. Es una aceptación de mi espíritu en el de alguien más, en el de todos los demás, y viceversa; porque no es solo otro, son los otros. En el otro está mi conexión divina con él y conmigo, hay una relación con el yo (dejando totalmente de lado cualquier tipo de egolatría), un reflejo. Por ejemplo en el ámbito de interpretación de sueños, cuando se sueña con alguien (un amigo, padre, hermano, etc.) el símbolo que nos entrega esta persona es el reflejo de algo mío interpretado en ella, yo soy ese amigo, padre o hermano; hay algo de mi esencia en este otro que estoy soñando, hay un yo padre, un yo amigo o hermano. En este tipo de simbolismo onírico, donde todo está permitido, yo soy casi literalmente el otro, y el otro es casi literalmente mi yo representado en él (esto a gran escala, la interpretación de sueños no es algo tan concreto).

Rupert Sheldrake en 1981 publicó un libro titulado “Una nueva ciencia de la vida: La hipótesis de la Resonancia Mórfica”, aquí Sheldrake considera que existen campos mórficos –campos de información que van moldeando nuestra existencia como parte de una especie. Estos campos son invisibles, pero pueden ser observados por sus efectos (http://www.sheldrake.org/research/morphic-resonance). Para que se entienda, la resonancia mórfica nos dice que existe una conexión intrínseca entre especies que otorga información sin importar distancia o tiempo, así es posible explicar porque toda la humanidad descubrió la agricultura, por ejemplo. Hace mucho tiempo atrás los primeros humanos observaron que si se plantaba una semilla en un determinado lugar, después de un determinado tiempo crecería un alimento. Esta información, según la resonancia mórfica, atraviesa magnéticamente la tierra y le llega otro primer humano en otro continente y observa lo mismo, casi al mismo tiempo.

Con un ejemplo así es casi imposible negar la existencia de una conexión con el otro, una conexión que nos hace una sola entidad humana, es decir, un todo.

La comunión con el otro abarca un campo de espectros más allá de lo humano, sobrepasan la naturaleza en un campo realmente ininteligible de especulaciones y creencias, asunto absolutamente humano.

YO=OTRO(s)

Con esto llego a una conclusión que, pienso, es elemental en la espiritualidad de la que hablo: No hay otro, sino que hay un uno. Somos la conexión de un todo que fluye en una dimensión no terrenal en la cual estamos todos inmersos.

La palabra “otro” es de una significancia enorme, del latín altĕrum, “algo distinto”. Esto no es tan así; he dicho durante el escrito que hay un símil del yo y el otro(s) por lo que no concuerdo con que el otro sea algo distinto, sino que es un igual. La palabra está cargada de un significado enorme que despliega conceptos de lo que no se es, lo demás, lo de allá, lo ajeno y así muchas más cosas que “no se es”. La significancia que le doy yo es completamente distinta, este otro es lo que se es, lo mismo, lo de acá, lo propio. En éste término se mezclan la espiritualidad con el surrealismo en la palabra. Hablo de mi espiritualidad en el otro, se mezclan lo onírico con lo divino (aunque no creo que ambos estén muy lejanos en general). La belleza del otro(s) se funde con la del yo en una sola alma.

“Un cronopio encuentra una flor solitaria en medio de los campos. Primero la va a arrancar, pero piensa que es una crueldad inútil y se pone de rodillas a su lado y juega alegremente con la flor, a saber: le acaricia los pétalos, la sopla para que baile, zumba como una abeja, huele su perfume, y finalmente se acuesta debajo de la flor y se duerme envuelto en una gran paz. La flor piensa <<es como una flor.>>” (FLOR Y CRONOPIO. JULIO CORTÁZAR)

                   ¿Cuál es el problema con la muerte? 
                     Si la muerte es la máxima 
                       comunión con el otro,
                   la máxima aceptación del alma.