Nicolás Escobar Tarea 3 - Módulo investigación T2 2015

De Casiopea





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Del manifiesto surrealista y la carta del errante.

La poesía exalta la realidad, el instante, es creación pura y sincera que esplende tocando una fibra de nuestro origen, haciendo vibrar nuestro espíritu, el cual se eleva en presencia de sí mismo iluminado por la fuente creadora, en sintonía con una hebra que hila lo que creemos discontinuo, “el movedizo espesor de las realidades, sus proyecciones sobre todos los planos- intelectual, moral, científico, poético, filosófico, etc.- ellos mismos vuelta a vuelta emisores y reflectores, como fuego de astro por sorpresa o tierra de planeta habitual”. (definición de realidad en el diccionario surrealista)

El ser, en presencia del desconocido (desde el cual la poesía revela), se hace presencia presente para formar parte del momento revelador. Fuera del tiempo, pues no le pesa, se eleva de su continente, como la poesía del escrito, o la imagen desde la obra de arte. Queda en un flujo de desvelamiento iluminado por la poesía, en plena nebulosa de la creación que toma lugar generando realidad.

El surrealismo de Breton, buscando alejarse de todo convencionalismo del sistema utilitario dispuesto por la actualidad de la sociedad, propone una tentativa de situarnos en en otra parte. Una relación directa y lúdica con los sentidos, un dialogo genuino entre el observador y la realidad que para él se va abriendo a cada momento, incluido en el tiempo del sueño, en el cual Breton encuentra relaciones que reflejan una relación diversa, espontanea y original. Esta nueva apertura de la realidad propone un movimiento continuo de desvelamiento de la realidad, y por ende una actitud que va en movimiento y no en la quietud del fin.

Godo en su carta del errante, nos habla acerca de una “fidelidad poética”, refiriéndose a Bretón, sin la cual la poesía ha sido diezmada por fines ajenos a ella; “la lógica interna de la poesía como anti-arte conduce a la pasión de cambiar el mundo. Y la ardiente sed de justicia – sincera y generosa – ha querido saciarse en esta empresa. Entonces la poesía fue doblada por la política”. . Si bien la poesía conlleva una revolución, esta jamás consigue la victoria ni se sienta a contemplar desde ningún sitial; “cara a cara del mundo constituido, el poeta se encuentra en otro lugar (…) no se ocupa de ser o llegar a ser un rebelde, él no lo es, puesto a que lo es obligatoriamente desde el punto de vista de las convenciones establecidas”.

Godofredo Iommi nos habla de una poesía que encuentra su lugar instaurándose en una verdadera “experiencia reveladora”, vale decir, la palabra poética que se hace voz y gesto, instaurando un acto que trasciende a la obra de arte, al poema, al cuadro. Podemos presenciar este legado a través de los actos poéticos de amereida, que buscan y encuentran en su modo, la aparición de la poesía en la realidad, en el presente y desde el lugar, en la vigilia de los sentidos, en un cuerpo conformado por todos los asistentes.

En base al surrealismo de Breton y a la carta del errante de Iommi, me pregunto acerca de la realidad y de la obra de arte; ¿cual es el vinculo de la obra de arte con la realidad?

La aproximación, o el rondar, entorno a lo que llamaré “la revelación de la obra de arte” no quedaría, bajo estos principios, confinado de la experiencia creativa. El situar incluso la revelación en algún momento exacto, sería a simple vista, bastante difícil de precisar.

La obra de arte, que es creación pura, abre con su sola presencia relaciones con otras partes, conlleva movimiento y recorrido puesto a que abre interacciones con “lo otro”. La revelación de la obra no puede situarse en un punto estático, conllevaría situarla en un fin.

El concepto de recorrido, abordado por las vanguardias (del que se desprende la dérive, como una actitud del propio recorrido), no contempla ningun fín, se nutre de su propio movimiento, el movimiento es lo que abre la creación puesto a que permite la relación entre distintas partes. Sin recorrido no hay movimiento, por lo tanto no hay interacción ni relación entre las partes y por ende no hay creación. La quietud es una ilusión puesto a que recide en el fín, como el vicio de la política del que nos habla godo, o el sistema utilitario del que nos advierte Bretón.

Hacia principio de los años 20, Dada realiza una incursión urbana, con la cual buscan abrir una operación estética consciente, una transición desde la representación del movimiento hacia la construcción de una acción estética que debía llevarse a cabo en la realidad de la vida cotidiana. Estás acciones buscaban superar la obra de arte, desde una experiencia creativa directa con el entorno cotidiano y presente de la ciudad. El surrealismo hará su aporte transformando la incursión en una deambulación errática a campo traviesa, la primera manifestación de este método de relación con la realidad, tomo lugar a través de una vasta extensión de territorio natural por el centro de Francia, en la cual André Breton , Louis Aragon, Max Morise y Roger Vitrac experimentaron una “exploración hasta los límites entre la vida consiente y la vida soñada”, en palabras del propio André Breton. Posteriormente, la dérive de los situacionistas, explorará más a fondo las potencialidades de la deambulación como forma creativa, buscando encauzar este principio hacia el desarrollo de un “método objetivo de exploración de la ciudad: el espacio urbano era un terreno pasional objetivo, y no sólo subjetivo e inconsciente.”

Se trata de la posibilidad de afrontar el desvelamiento movedizo y múltiple de la realidad que se abre, con una actitud poética abordada por nuestro ser. Bajo la luz de las vanguardias, cada quien tiene un rol activo en la composición del modo en que la poesía se manifiesta en la realidad, esta llega a nosotros porque nos llama, porque ejerce una fuerza sobre nuestro espíritu, porque es creación que participa, exalta e irrumpe en la realidad con nosotros en ella.

El principio creativo de la obra de arte conlleva movimiento, y el movimiento, recorrido. La manifestación artística reclama una actitud de movimiento en nuestro ser, nos induce a situarnos en el recorrido, en la experiencia creativa Si llevamos todo esto a la situación práctica que todos hemos experimentado alguna vez, de ir aproximándonos a una obra, ¿en qué momento se produce su primera manifestación y en qué momento se desvanece su presencia?, ¿acaso se desvanece en algún momento?, ¿o persiste, pues altera el estado de nuestro ser?, ¿hasta dónde se prolonga el contexto de la obra?¿desde que borde se distingue de su contexto?

Si nos situamos en el ámbito de la arquitectura, esta actitud poética, apunta a concebir un espacio habitable que requiera de esa actitud de movimiento, desde la cual la revelación creativa ejerce sus efectos en el habitar. En este sentido, la arquitectura aparece y toma lugar interpretando su entorno, y sitúa al habitante en una relación creativa con su contexto.

En el libro “El andar como práctica estética” de Francesco Careri, nos encontramos en las primeras páginas con un listado de posibilidades para esta actitud creativa, referidas a aspectos reconocidos desde el dialogo con el curso de la realidad en movimiento.

La obra de arte viene a constituir un momento álgido dentro de nuestro recorrido creativo a través de la realidad, ésta nos trae a presencia el desconocido, puesto a que es revelación fresca y original de lo que se encuentra velado. Eleva nuestros espíritus, siendo capaz de alterar el estado de nuestro recorrido. Su sola presencia nos planta frente a la realidad de lleno y nos otorga pistas para abrir el mundo.

y junto con esto, cada quien desvela libremente la realidad construyendo el contexto de existencia de la obra y más aún de la revelación poética. Todos quedamos a la vez, como espectadores y actores que influyen en la aparición de la obra constantemente. “la poesía debe tener como fin la verdad práctica… la poesía debe ser hecha por todos. No por uno”.