El atravesar el abismo

De Casiopea



TítuloEl atravesar el abismo
AsignaturaTaller de Amereida 2014
Del CursoTaller de Amereida 2014
CarrerasArquitectura
Alumno(s)Ignacio Oliva


Se señala en alguna clase del taller de América que existe un espesor invencible entre los hombres y que ni el amor puede atravesarlo, debemos dejar que este nos atraviese, se dice que solo podemos oírnos en virtud del rumbo, de los rumbos que nacen de nuestras propias incertidumbres, de hallarse desorientado, para lo que hay que convertir lo adverso en favorable, por lo que el atravesar se vuelve una virtud, es el enfrentamiento a lo desconocido, el rumbo frente a este abismo, lo que une a las personas. Frente a esta realidad surge el atravesar el mundo como una tarea definida, como la Travesía que se hace año tras año en la escuela por ejemplo, esto con el fin de que el atravesar sea una virtud, de recorrer este abismo, de intentar de hacer propia la inmensidad del mundo , cada instante del aventurarse a lo desconocido es valioso. El atravesar desde un punto de vista poético es también puro presente, ya que se emprende un rumbo a profundizar sobre una certeza primera, fundacional que es el Abismo, también debido a que en la incertidumbre solamente se vive y se depende del instante presente, no se va con un objetivo que condicione la actitud del presente, simplemente se recorre y cada instante de ese recorrer (cada instante presente) es invaluable y único.

El abismo como una realidad de origen

El hombre en America y en general en el mundo cree que se ubica en el centro del mundo y que a la vez ese mundo gira entorno a él , vive en un convencimiento de esto e irrumpe en lo abisal del mundo y no consuela esta realidad demarcada(antropocentrismo). Al hombre muchas veces se le hace inimaginable que su naturaleza no coincida con la del mundo, por lo que cree ciegamente que ambas tienen que ser compatibles, sin embargo, llega un momento en que el hombre se divorcia del mundo y se da cuenta que este no le es tan propio, que ambas condiciones no coinciden. "El absurdo nace de esta confrontación entre la llamada humana y el silencio irrazonable del mundo" ( Albert Camus) El mundo se muestra ajeno, con esa espesura de la que se habló tanto en el taller, de una forma caótica. Estar en trance es el origen de América, el trance no de un antes y un después, no es de una barbarie a una civilización si no es en un presente. Presente solo está lo que tiene un destino, destino solo es una fidelidad al origen. América tiene destino cuando tiene presente, su irrupción y su emergencia. El origen de América es el abismo, es su rasgo inequívoco, su esencia, así lo había dicho Colón nombrándola como costa de contrastes, es decir que se muestra como un borde abrupto, eso es América y así lo entendían los pueblos originarios que tenía un gran sentido de pertenencia a la tierra y no vivían sobre ella, sino que eran un elemento más dentro de lo infinito. “Los pueblos indígenas tienen una cosmovisión en la que el hombre es un ser más entre otros de la naturaleza y, en cambio, la cultura occidental es eminentemente antropocéntrica, concibe al hombre como centro de la naturaleza y su tarea es dominar todas las cosas", ( German Bournissen, Coordinador Nacional del Equipo Nacional de Pastoral Aborigen (ENDEPA) )” Es por esto que se debe reconocer el origen de América como este abismo, se debe vivir en lo que ese abismo nos presenta día a día, en el tiempo presente, no respecto a lo que fue o lo que va a ser, se debe vivir con ese regalo del día a día cuando reconocemos el abismo como tal y no emprendemos rumbo a lo desconocido e inconmensurable de este debemos vivir en trance respecto a esto y construir a partir de este origen el destino de América. “Entre ese cielo y esos rostros vueltos hacia él, nada de donde guindar(colgar en lo alto, en el abismo) una mitología, una literatura, una ética, una religión; sino piedras, la carne, las estrellas, y esas verdades que la mano puede tocar” (Albert Camus, Las Bodas, El Verano).

El abismo que se presenta no debe ser víctima de una irrupción sobre él, ese es el error que por ejemplo desde la arquitectura se comete construyendo sobre este abismo edificios de muchos pisos que posteriormente ceden frente a eventos naturales como un terremoto, etc. El cambio de visión entre la relación del mundo y la del hombre debe cambiar la forma de actuar en todos los oficios y las áreas del humano.

La palabra como certeza para fundar

La palabra viene a crear una certeza frente a lo infinito del mundo, hace que en la mayor simplicidad se exprese la complejidad del mundo, la poesía viene a ser una fuente inagotable de verdades fundacionales para el humano , la poesía según lo visto en el transcurso del taller de América viene a descubrir el velo de la realidad, por lo tanto se enfrenta al espesor que existe entre los hombres, entre lo cotidiano y lo medible, ese espesor es infinito y el hombre se desenvuelve en el infinito, por lo que el tener una palabra sobre lo vasto, sobre el abismo es de incumbencia para cualquier persona, todos se se desenvuelve en el abismo y sobre todo en América que es calificado como abrupto, es por eso que la palabra poética se da con una vigencia constante y tiene algo que decir en cualquier tiempo, porque dice algo sobre el presente y siempre lo dirá porque el infinito es puro presente, es una sucesión interminable de instantes presentes y de relaciones que conforman el abismo como una totalidad en el que cada parte pertenece a un todo y no en que una parte se apropia de un todo como se quiere hacer muchas veces.

Todo lenguaje es un alfabeto de símbolos cuyo ejercicio presupone un pasado que los interlocutores comparten; ¿Cómo transmitir a los otros el infinito Aleph, que mi temerosa memoria apenas abarca? Los místicos, en análogo trance prodigan los emblemas: para significar la divinidad, un persa habla de un pájaro que de algún modo es todos los pájaros”…

“El diámetro del Aleph seria de dos o tres centímetros, pero el espacio cósmico estaba ahí, sin disminución de tamaño. Cada cosa (la luna del espejo, digamos) eran infinitas cosas, porque yo claramente la veía desde todos los puntos del universo. Vi el de América, vi una plateada telaraña en el centro de una negra pirámide, vi un laberinto roto ( era Londres ) vi interminables ojos inmediatos escrutándome en mi como en un espejo, vi todos los espejos del planeta y ninguno me reflejó… vi el Aleph desde todos los puntos, vi en el Aleph la tierra y en la tierra otra vez el Aleph y en el Aleph la tierra, vi mi cara y mis vísceras, vi tu cara, y sentí vértigo y lloré, porque mis ojos habían visto este objeto secreto y conjetural, cuyo nombre usurpan los hombres, pero que ningún hombre ha mirado : el inconmensurable universo

( El Aleph, Jorge Luis Borges)