Diego Venegas. Tarea n°4 - Módulo de Investigación T2 2015

De Casiopea



TítuloLa cabida de los actos fúnebres en el tiempo presente
AsignaturaTítulo 1
Del CursoMódulo Investigación T2 2015
CarrerasArquitectura
4
Alumno(s)Diego Venegas


La cabida de los actos fúnebres en el tiempo presente

Fachada tanatorio Heimolen, Bélgica. Claus en Kaan Architecten





  • Nombre: Diego Andrés Venegas Valdés
  • Carrera: Arquitectura
  • Prof. Guía: Salvador Zahr, Álvaro Mercado

ABSTRACT N°4

La cabida de los actos fúnebres en el tiempo presente

Para el siguiente ensayo, se propone revisar lo que se ha dicho en torno a la relación que existe entre los ritos fúnebres y la arquitectura que le da forma. Costumbres fúnebres que se han mantenido durante generaciones y otras que cambian adaptándose a los tiempos, pero siempre con la creación de un espacio que le otorgue su debida. Con un nuevo siglo llega una nueva visión respecto a las sepulturas y la manera de tratar a los difuntos, la cual ha llegado a tratarse como tabú social y una postura lúgubre. Además de la existencia de distintas “discriminaciones” según creencias, religiones y estatus sociales, disgregando en mayor medida la manera de conformar los ritos. ¿Existirá una manera de lograr nuevas propuestas que den lugar a ritos clásicos pero con visiones contemporáneas? Entonces ¿Cómo consolidar los ritos fúnebres en la actualidad dándole lugar sin discriminar los actos?

Para el proyecto de título se tiene como intervención al cementerio parroquial de Placilla de Peñuelas, que se encuentra en planes de expansión y reparación producto de una doble intención; por una parte está la reparación producto del terremoto de 2010 en Chile y que colapsó gran parte de las edificaciones. Por otro lado están los planes de independización de los sectores Placilla y Curauma para consolidarse como una comuna independiente a Valparaíso, por lo que entre sus necesidades está la de expandir el su campo santo que se establece como el más pequeño del área del Gran Valparaíso y que su última expansión se dio cuando la zona contaba con 20.000 habitantes y no los 80.000 (y vías de crecimiento) habitantes que cuenta actualmente.

PALABRAS CLAVE: rito fúnebre, arquitectura fúnebre, visión contemporánea.


ENSAYO: ¿CÓMO CONSOLIDAR LOS RITOS FÚNEBRES EN LA ACTUALIDAD DÁNDOLE LUGAR SIN DISCRIMINAR LOS ACTOS?

LA ARQUITECTURA FUNERARIA

La arquitectura forma parte de la existencia del hombre, dando respuesta a las necesidades derivadas, no sólo de la vida sino también, de la muerte(Naya, 2011, pág 100)[1].

Con esta cita se da introducción al planteamiento que toma como énfasis a la muerte y su vínculo con la arquitectura. Para comenzar se debe entender que cuando hablamos de la muerte lo estamos haciendo también de la vida. La muerte, al igual que la vida, exige unos escenarios arquitectónicos exclusivos, unos espacios que han ido variando su morfología en función de la imagen que vamos teniendo sobre la vida y la ausencia de ella. Escenarios que se han ido conformando para consolidar una arquitectura que ofrece olvidar la decoración en pro de lo funcional. Para entender la relación de la muerte con la arquitectura es necesario iniciar por una comprensión de los ritos fúnebres, pues son estos los que crean el camino y acto correspondiente a los cual la arquitectura conforma. También se debe recalcar que los métodos de sepultura son actos fúnebres, pero el valor generado de cada tipo de sepultura independientemente, es otro tema.

LA IMPORTANCIA DEL RITO FUNERARIO

"Los ritos son prácticas que tienen por objeto recrear a la comunidad, reuniéndola en la celebración de un acontecimiento. El rito revive la cohesión del grupo y por lo tanto también contribuye a la construcción de su identidad" (Álvares Muro, A. 2005. Cortesía y descortesía. Mérida. ULA.), expresado en (Torres, 2006, pág. 118)[2].

Cabe cuestionarse ¿Por qué es importante darle cabida a los ritos fúnebres? El muerto siempre será un ausente, y la muerte una ausencia insoportable que, para sobrellevarla, se pretende llenar con una imagen manifestada a través de los ritos. La autora Delci Torres responde a esto a través de un desglose de tres puntos (2006, pág 118)[3]:

  1.	Las funciones psicológicas: es la parte del sentimiento de negación que adviene con la muerte. Los ritos se convierten en terapias que canalizan los sentimientos (tales como rabia, pena e impotencia por nombrar algunos).
  2.	Las funciones sociológicas: la celebración del rito que permite estrechar vínculos de fraternidad y solidaridad.
  3.	Las funciones simbólicas: la expresión y creación de la forma del rito en donde, según la creencia de quien la practique, se pueda realizar el acto final de la vida (como el descanso del alma del fallecido, trascendencia divina, por nombrar algunos) y mitigar el dolor de las familias.

Por consiguiente, los ritos fúnebres Tratan de lograr el sueño, sosiego y paz. “Sin estos ritos, cada persona podía entender el paso de la muerte de forma diferente y no saber cómo comportarse ante una situación determinada… enseñan a socializarnos, a comportarnos en nuestra sociedad cultural” (Delgado, 2005, pág. 52)[4]. Pero luego surge un cambio en la sociedad; los rituales se despojan de su carga emotiva, se busca la discreción y el duelo silencioso; incluso podemos llegar a decir que se vive un proceso de “secularización”. (Desaparición de los valores propios de una confesión religiosa). La prueba de esto es el elevado número de funerales civiles (no laicos) que se han venido celebrando y que se incrementan de año en año, evidenciando así el cambio producido en la creencia del “más allá”. Cuenta de ello es el incremento de la práctica de la cremación, algo que la Iglesia católica no aceptó hasta el siglo XX. Al muerto antes no se le escondía, se le dedicaban numerosos tiempos y ritos, y sobre todo se compartía, era un hecho social profundamente significativo. Entonces ¿Cómo ha evolucionado esta visión fúnebre hasta nuestro presente?

LA TRASCENDENCIA EN REPRESENTACIÓN FÚNEBRE

Para comprender cómo ha cambiado la construcción de los ritos fúnebres y los espacios que le dan cabida es que debe apuntarse su trascendencia arquitectónica a través de estos últimos años (Naya, 2011, pág 103)[5]:

  1.	Siglo XVIII: las iglesias son los únicos espacios destinados a los muertos.
  2.	Romanticismo: una progresiva nueva conciencia de higiene hace desplazar el espacio de entierro desde las iglesias para ubicarse posteriormente en zonas aisladas y amuralladas.
  3.	Siglo XX: se radicalizan las visiones fúnebres debido al crecimiento demográfico. Además de que se separa la iglesia del Estado, provocando que los cementerios puedan ser administrados por entes municipales. Esto también significó una separación de actos tales como los velorios.
  4.	Período de Guerras Mundiales: cambia la visión sobre la muerte, se evita, se vive en silencio y con discreción.
  5.	Período post guerras: separación del espacio fúnebre según las creencias predominantes de los países. Los países protestantes crean el cementerio paisaje; grandes espacios despejados con ausencia de símbolos. Los países católicos optan por la construcción en vertical de los cementerios para satisfacer la creciente demanda, a cambio de restar valor arquitectónico a las sepulturas.
  6.	1950: se observa el negocio fúnebre, lo que decanta en la creación de múltiples alternativas de sepultura según su condición económica y social.
  7.	1970: la iglesia católica aprueba la cremación bajo una mirada religiosa.

Se ha producido un cambio de actitud que repercute en los rituales fúnebres producto de la visión respecto a la muerte; los espacios fúnebres son cada vez más privados de espíritu y carga emotiva. Los cementerios se han convertido en lugares para olvidar a los muertos, se ha roto el vínculo de la arquitectura con la muerte. Por eso las sociedades han ligado a sus muertos con un lugar determinante, y lo han “materializado” con una imagen de un “cuerpo inmortal”; un cuerpo simbólico con el que intenten socializarse nuevamente. La muerte hoy es un negocio, y para dar cuenta de aquello está la introducción de los cementerios parque ha creado espacios donde la naturaleza es la encargada del trazado espacial, sin dejar lugar a la forma arquitectónica para dar cabida a los actos fúnebres. La imagen que se trata de concebir de un espacio de descanso para el difunto en relación con la naturaleza y lo verde es la que provoca un menor repudio social, ya que la muerte se ha consolidado como el nuevo tabú social, tratando de distanciarse el mayor tiempo posible. Es momento de recuperar lo que se ha ido perdiendo.

TIEMPO DE UNA NUEVA EDIFICACIÓN FÚNEBRE

El proyecto del año 2006 de Teodoro Fernández sobre columbarios parroquiales que son proyectados como memoriales que contienen las cenizas de los difuntos, y señala su valor arquitectónico: “Ubicados al interior de las parroquias, deben procurar un nuevo espacio de acogida, meditación y oración de los fieles, así como son a su vez la oportunidad de mejorar sus condiciones espaciales y arquitectónica” (Fernández, 2014, pág. 125)[6]. Si bien es una estructura que se centra en un rito específico, el autor recalca que el surgimiento de esta obra es porque actualmente estamos en el tiempo de proyectar una nueva forma que dé cabida a los ritos fúnebres.

No podemos olvidar que en los antiguos crematorios la despedida del difunto se producía en la iglesia parroquial ya que el cadáver, una vez celebrada la ceremonia religiosa, era conducido al horno crematorio, confirmando así el sentimiento y la creciente angustia del hombre en el proceso frente a la muerte, distanciándose del ámbito de lo cotidiano, opacando así el momento de la muerte, el velatorio y el entierro para que esta situación no interrumpa el ritmo habitual de la vida. El duelo ahora se queda en lo más íntimo de la persona pues se considera que es algo muy personal y que no debe exteriorizarse. Por esto mismo la cremación ha llegado a consolidarse como la segunda alternativa de sepultura mayoritariamente aceptada, desde el punto de vista social y económico.

Se inicia el abandono de costumbres como la presencia de un importante número de sacerdotes oficiando el ceremonial del funeral, algo con lo que se buscaba remarcar el estatus social de la familia del fallecido; el uso del luto; de los largos velatorios en la casa del difunto; de las comidas funerarias; de que los fallecimientos no se produzcan en los domicilios sino que mayoritariamente tengan lugar en los centros hospitalarios, lo que en buena parte viene obligado por la reducción de las dimensiones de las viviendas; etc. Un proceso que se inicia apartando al moribundo en sus últimos momentos de su entorno, de los seres con los que transcurrió gran parte de su existencia, de las muestras de cariño, para ubicarse finalmente en las salas de un hospital. Este cambio de actitud repercute en todos los aspectos relacionados con los rituales fúnebres, quitándoles de significado, situación que también se repite en los espacios de la muerte, cada vez más serios, privados de carga emotiva, sin el espíritu evocador y la memoria tradicional (Fernández, 2011, pág. 155)[7].

¿Cómo abordar esta situación de cambio? Efectivamente, del replanteamiento de esta facción surge la edificación denominada tanatorio; un espacio laico que está al servicio de todas las creencias religiosas, una entidad que toma al difunto no como un objetivo, sino para serlo el vivo, proporcionando comodidad e intimidad. El tanatorio es el lugar intermedio entre el crematorio y el cementerio, un espacio en que el cadáver permanece a la espera de ser incinerado o inhumado.

Su aparición viene del crecimiento de fallecidos en hospitales, la disgregación geográfica de familias y el tamaño actual de las viviendas, todas razones que dificultan el velatorio del fallecido. Cabe señalar que en un principio (siglo XX, década de los 70´) eran espacios lúgubres de hormigón, los actuales comprenden una nueva tipología que busca una nueva visión de la muerte, proporcionar una intimidad entre familiares y difunto que la despedida requiere.

El tanatorio es un edificio que no llama excesivamente la atención, cosa que tampoco es obligatoria, pues su finalidad es acoger el dolor por la pérdida y despedida del ser querido al tiempo que reconforta con una postura de esperanza, sin embargo se inserta en el trazo urbano bajo una postura que contribuye a lograr el efecto de una fusión entre arquitectura y paisaje, logrando que al vivo se le proporcione mayor comodidad e intimidad para encontrarse juntos a los correspondientes eventos mortuorios. De ahí la aparición de una nueva tipología que modifica la anticuada visión de la muerte y que persigue ser más que un simple velatorio.

El tanatorio puede consolidarse como el nuevo espacio que le dé cabida al acto de la cremación y velorio, construir estos actos fúnebres y proyectar una visión que vuelva a los años pasados, donde la muerte era tratada con respeto, pero bajo una nueva forma que no discrepe ni creencias, ni sectores sociales, ni ritos fúnebres.

PALABRAS CLAVE: ritos funerarios,intimidad, tanatorio, tipología, trascendencia fúnebre.


CONCLUSIÓN

Se da cuenta que la separación del cementerio de la iglesia y los centros urbanos contribuyó al proceso irreversible de alejar de sí a sus difuntos y los ritos que conlleva, lo que motiva que los antiguos lugares de enterramiento terminasen siendo borrados o convertidos en lugares de esparcimiento. La evidencia expuesta señala que no encontramos en un momento para manifestar un nuevo espacio fúnebre que permita recuperar el valor social y emotivo de los cementerios y ceremonias de décadas pasadas pero bajo una postura moderna

Se debe constatar que los enterramientos más recientes datan de hace varias décadas, prueba evidente de la implantación de las nuevas costumbres tales como crematorios y tanatorios por sobre las antiguas, un cambio de visión que ha servido en el cambio arquitectónico. Se plantea si efectivamente el Tanatorio es el edificio que cambiará la visión general sobre los espacios fúnebres y los ritos. Mantener costumbres que llevan tradiciones desde hace siglos y que tienen intención de ser cambiados, pero sí de modificar el espacio en donde se desarrollen. Potenciar estos actos a través de un edificio que permita reunir distintas creencias donde se les dé lugar a este acontecimiento que es igual y definitivo para todos los seres vivos.


LECTURAS PARA LA INVESTIGACIÓN

1. Delgado José Arturo, Tanatología: diferencia entre calidad de vida y muerte; Ritos y Mitos de la Muerte en México y otras Culturas (México, D.F. marzo de 2000), 39 – 43. • Visión distinta de la muerte en una cultura diferente.

2. Delgado Juan Carlos, La Fuerza Terapéutica del Rito Funerario en Revista Cultura de los Cuidados Año IX – n°15 (España, Alicante, 2005), 49 – 53. • De cómo el acto funerario influye en aquellos que participan.

3. Domínguez Américo, Tanatorio de Santiago: Regeneración Jardín y Edificio Crematorio Cementerio General en Memoria de Título en Arquitectura, Facultad Arquitectura y Urbanismo Universidad de Chile (Chile, Santiago, 2006), 16 – 31. • Noción de un proyecto arquitectónico orientado especialmente en los ritos funerarios en Chile.

4. Etlin Richard, Una arquitectura para la muerte en I Encuentro Internacional Sobre Los Cementerios Contemporáneos (España, Sevilla, junio de 1991), 179 – 188. • Visiones de cómo el hombre se proyecta en y ante la arquitectura fúnebre.

5. Fernández Enrique, Una arquitectura para el silencio: El tanatorio del cementerio de Bosaica de Santiado de Compostela en Revista Quintana, n°10 (España, Santiago de Compostela, 2011), 139 – 157. • Proyecto que se centra en una arquitectura para la muerte y sus ritos.

6. Fernández Teodoro, Arquitectura en el paisaje; 2006 Cinerario Cementerio Católico y Columbarios (Santiago, marzo de 2014), 124 – 131. • Permite tener una idea de proyectos arquitectónicos funerarios en Chile.

7. Naya Antonia María Pérez, La muerte silenciada: Arquitectura funeraria contemporánea (Actas del Congreso Internacional de Arquitectura Religiosa Contemporánea 2-II, 2011), 100 – 107. • Noción de cómo son las construcciones funerarias en la actualidad

8. Sempé María Carlota; Gómez Emiliano, Arquitectura Funeraria y Sectores Sociales en Cuaderno de Facultades y Ciencias Sociales n°40 – Universidad Nacional de Jujuy (Argentina, Jujuy, 2011), 101 – 117. • Estudio sobre un cementerio que está dentro de los considerados museos e hitos históricos.

9. Torres Delci, Los ritos funerarios como estrategias simbólicas que regulan las relaciones entre las personas y las culturas en Sapiens: Revista Universitaria de Investigación, Vol. 3, n°2 (Venezuela, Caracas, diciembre de 2006), 111 – 118. • Visiones y significados sobre distintos ritos fúnebres.

10. Vidal Ramos Héctor, La Parroquia Urbana. Tesis Licenciatura Arquitectura, Universidad de Las Américas Puebla (México, Puebla, diciembre de 2012), 47 – 54. • Sus párrafos permiten construirse una idea sobre como la identidad de una entidad (la religión en este caso) deriva a la forma arquitectónica.


FICHAS BIBLIOGRÁFICAS

1. Torres Delci, Los ritos funerarios como estrategias simbólicas que regulan las relaciones entre las personas y las culturas en Sapiens: Revista Universitaria de Investigación, Vol. 3, n°2 (Venezuela, Caracas, diciembre de 2006), 111 – 118.

La función del ritual funerario:

Se comenta que se vuelve ritual el acto de morir para hacerlo más comprensible, así como para regular las relaciones de los grupos que intervienen en dicho acto, consagrándolos como seres socio-culturalmente simbólicos. A través de símbolos se crean actos cuya función es preservar el equilibrio individual y social de los miembros de una comunidad. Debe entenderse que a través de esta simbología y prácticas se representan los modos de vida de una sociedad. Estructura, orden y sentido a la existencia humana mediante ceremonias es la finalidad de los ritos fúnebres. Estos ritos cumplen con tres funciones (pág 118)::

1. Las funciones psicológicas: es la parte del sentimiento de negación que adviene con la muerte. Los ritos se convierten en terapias que canalizan los sentimientos (tales como rabia, pena e impotencia por nombrar algunos).

2. Las funciones sociológicas: la celebración del rito que permite estrechar vínculos de fraternidad y solidaridad. 3. Las funciones simbólicas: la escenificación y creación de la forma del rito en donde, según la creencia de quien la practique, se pueda realizar el acto final de la vida (como el descanso del alma del fallecido, trascendencia divina, por nombrar algunos) y mitigar el dolor de las familias.

Finalizar con una referencia externa incluida en el texto: “Los rituales son prácticas que tienen por objeto recrear a la comunidad, reuniéndola en la celebración de un acontecimiento. El rito revive la cohesión del grupo y por lo tanto también contribuye a la construcción de su identidad” (Álvares Muro, A. 2005. Cortesía y descortesía. Mérida. ULA.).

  • Estructura, orden y sentido; son los componentes de la existencia humana, interpretados a través de las ceremonias de los ritos fúnebres.

PALABRAS CLAVE: funciones, ritual funerario, símbolos.


2. Fernández Enrique, Una arquitectura para el silencio: El tanatorio del cementerio de Bosaica de Santiado de Compostela en Revista Quintana, n°10 (España, Santiago de Compostela, 2011), 139 – 157.

Arquitectura para los muertos; el tanatorio

Narra que ha habido un cambio de actitud que repercute en los rituales fúnebres, los espacios de la muerte cada vez más privados de espíritu y carga emotiva. En la actualidad los cementerios se han convertido en lugares para olvidar a los muertos. El muerto es una ausencia que se trata de llevar con una imagen; un cuerpo simbólico con el que se puede socializar. Antiguamente los cementerios se vinculaban con la iglesia y, por consiguiente, con la vida cotidiana. Posteriormente se desplazaron fuera de la los centros urbanos, se exiliaron a los difuntos hacia lugares esparcidos Aparece el tanatorio como un espacio laico que está al servicio de todas las creencias religiosas, una entidad que toma al difunto no como un objetivo, sino para serlo el vivo, proporcionando comodidad e intimidad. El tanatorio es el lugar intermedio entre el crematorio y el cementerio, un espacio en que el cadáver permanece a la espera de ser incinerado o inhumado. Su aparición viene del crecimiento de fallecidos en hospitales, la disgregación geográfica de familias y el tamaño actual de las viviendas, todas razones que dificultan el velatorio del fallecido. Cabe señalar que en un principio (siglo XX, década de los 70´) eran espacios lúgubres de hormigón, los actuales comprenden una nueva tipología que busca una nueva visión de la muerte, proporcionar una intimidad entre familiares y difunto que la despedida requiere, se persigue lograr más que un velatorio. Además de dotar con las dependencias necesarias para este acontecimiento.

  • Los tanatorios gestionan la muerte de una manera diferente a la de años anteriores, el difunto deja de ser el objetivo para serlo el vivo, proporcionando comodidad e intimidad (pág 140).
  • “El tanatorio no es solo un “servicio” que la comunidad necesita, sino que también es una “empresa” que obtiene de su servicio un determinado servicio económico” (pág 141).
  • “En un cambio de actitud que repercute en los rituales fúnebres, en los espacios de la muerte cada vez más privados de espíritu y carga emotiva” (pág 143).
  • En la actualidad los cementerios se han convertido en lugares para olvidar a los muertos a través de espacios que someten a los difuntos a las leyes del máximo aprovechamiento espacial (pág 150).
  • El tanatorio es un espacio laico que está al servicio de todas las creencias religiosas (pág 155).

PALABRAS CLAVE: tanatorio, velatorio, socializar.


3. Sempé María Carlota; Gómez Emiliano, Arquitectura Funeraria y Sectores Sociales en Cuaderno de Facultades y Ciencias Sociales n°40 – Universidad Nacional de Jujuy (Argentina, Jujuy, 2011), 101 – 117.

El orden social en los cementerios

Las obras arquitectónicas pueden dar cuenta de las características sociales de los individuos que mandaron a construirlas en un lugar y momento histórico particular. Tomando como estudio al cementerio de La Plata (Argentina) y su forma de orden y construcción: La entrada tiene panteones sociales y familiares monumentales que corresponden a las familias fundadoras de la ciudad, los grandes comerciantes, profesionales y asociaciones mutuales. En su plano, para la zona de panteones se diferencias tres categorías de lotes de distinto valor monetario en función de la cantidad de sol y sombra que recibían. Por otra parte, un sector de construcciones funerarias alineadas en grupos paralelos de filas de lotes de menor tamaño y costo, donde hay tumbas con monumentos y pequeños panteones. Y finalmente, al fondo posterior a las plazas, las construcciones simples pertenecientes a la clase media asalariada.

La posesión de un panteón mortuorio en un cementerio urbano es una distinción sobre los demás, porque su tamaño y manera de usar un determinado estilo arquitectónico funcionan como propiedades diferenciadoras dentro del campo social, es un símbolo de la posición social de los dueños. Una obra está sujeta a la interpretación en un proceso donde la subjetividad y el condicionamiento social actúan transformando la idea en el momento de su concreción. Y la comprensión de esta obra estará determinada por la cultura en donde se ubique, las creencias, las tecnologías desarrolladas y el entorno que la recibe.

  • Las obras arquitectónicas pueden dar cuenta de las características sociales de los individuos que mandaron a construirlas en un lugar y momento histórico particular (pág 102).
  • La obra arquitectónica en su creación está sujeta a las expectativas, el reconocimiento, el descubrimiento, la repetición y la diferenciación del original en función del contexto local y tiempo específico (pág 103).
  • “La obra comunica y es aceptada por un público que solicita su imitación” (pág 104).
  • Una obra está sujeta a la interpretación, en un proceso de subjetividad y condicionamiento social (pág 110).
  • Lo funerario puede considerarse un campo social algo autónomo donde se expresan las luchas por la distinción e identidad social (pág 115).

PALABRAS CLAVE: posición social, panteón mortuorio, La Plata (Argentina).


4. Fernández Teodoro, Arquitectura en el paisaje; 2006 Cinerario Cementerio Católico y Columbarios (Santiago, marzo de 2014), 124 – 131.

Cinerario cementerio católico y columbarios

Proyección de un cinerario cuyo fin es enmarcarse en una propuesta mayor: introducir un nuevo modo de sepultura católica, donde se incluye la cremación y que se dé la posibilidad de depositar las cenizas en las parroquias. Para lograrlo de debió restaurar el Cementerio Católico de Santiago (Recoleta) para la incorporación de un cinerario y la realización de columbarios para la ubicación de las cenizas en diferentes parroquias. Ambos proyectos se toman bajo el propósito arquitectónico de proporcionar nuevos espacios de acogida para los fieles en las construcciones (pág 124).

La construcción del cinerario propone un nuevo acceso y vínculo del cementerio con la ciudad y el barrio; abre un nuevo acceso al oriente contemplando un jardín y estacionamientos para vehículos que el cementerio carecía. También incluye la restauración del frente hacia la calle Recoleta, punto donde se proyecta el nuevo memorial como presentación de la nueva intervención. El cinerario constituye como una presentación del cementerio hacia la ciudad, diseñado a modo de un centro inscrito en el paisaje, cuya vista pueda conectar hitos lejanos de la ciudad como los cerros San Cristóbal, Carbón y Manquehue.

Para los columbarios parroquiales, se realizan como memoriales que contienen las cenizas de los difuntos. “Ubicados al interior de las parroquias, deben procurar un nuevo espacio de acogida, meditación y oración de los fieles, así como son a su vez la oportunidad de mejorar sus condiciones espaciales y arquitectónica” (pág. 125, párrafo 2). El elemento básico es un muro que contiene cenizas y placa, revestido en mármol o piedra con el fin de otorgar durabilidad, presencia y nobleza. El tamaño y disposición dependerá del emplazamiento en cada parroquia, pero debe incluir lo siguiente: suelo, techo, asiento y la construcción de un jardín, con el fin de lograr que el conjunto sea un lugar de reunión, acogida y oración(pág 126).

PALABRAS CLAVE: cinerario, cementerio, columbario.


5. Antonia María Pérez Naya, La muerte silenciada: Arquitectura funeraria contemporánea (Actas del Congreso Internacional de Arquitectura Religiosa Contemporánea 2-II, 2011), 100 – 107.

Construir para los difuntos

“La arquitectura forma parte de la existencia del hombre, dando respuesta a las necesidades derivadas, no sólo de la vida sino también, de la muerte” (pág. 100). Varios monumentos de civilizaciones antiguas son de carácter fúnebre, siendo el mayor motivo de impulso la preservación de la memoria. La sociedad actual ha roto el vínculo de la arquitectura con la muerte, ya que esta última es el nuevo tabú social.

Para entender el presente hay que saber su trascendencia desde el pasado: Siglo XVIII; las iglesias como únicos espacios para los muertos. Romanticismo; el hombre se preocupa más de la muerte que de los propios seres queridos, por una nueva conciencia de higiene, dejan de ubicarse en iglesias para emplazarse en zonas aisladas y amuralladas. Siglo XX; la muerte se evita, se vive en silencio y con discreción. Se radicalizan las posturas fúnebres con el crecimiento demográfico: en los países protestantes surge el “cementerio paisaje”, grandes espacios despejados y ausencia de símbolos, mientras que en los países católicos se masifica la construcción en vertical para satisfacer a la cantidad de muertos, pero disminuye el valor arquitectónico. En 1964 la iglesia católica aprueba la incineración, trayendo consigo transformaciones espaciales y una nueva visión de la muerte que se ha ido inculcando hasta el siglo XXI.

“Se trata de dialogar con el paisaje, pero sobre todo convivir con la memoria de las que no están, para ello es importante remarcar la importancia de lo existente, de apreciar lo vivo para recordar a los muertos” (pág. 104). La arquitectura para los muertos es similar a las de los vivos, con el sentido de que no viven en las construcciones.

  • “La arquitectura forma parte de la existencia del hombre, dando respuesta a las necesidades derivadas, no sólo de la vida sino también, de la muerte” (pág. 100).
  • La incursión de la incineración en el siglo XX trae transformaciones espaciales que bien podrían conformarse en el siglo XXI con la postura que se teme sobre la muerte (pág 105).
  • Es necesario preservar los cementerios como espacios potenciales que recrean la identidad y memoria colectiva e individual de una sociedad (pág 105).
  • “Cuando se inició la preocupación por la conservación y recuperación de patrimonio, los cementerios no fueron considerados debido a que no se les tiene el suficiente valor” (pág 106).

PALABRAS CLAVE: discreción, la muerte, transformación espacial.


6. Delgado José Arturo, Muertos en vida: Reflexiones sobre la muerte; Ritos y Mitos de la Muerte en México y otras Culturas (México, D.F. marzo de 2000), 57 – 62.

La Comunidad de la Muerte

  • “En la muerte la comunidad no se divide, los ritos varían, pero todos los que viven cercanos al difunto, tienen un cambio en sus vidas cotidianas, encarando la situación en un duelo que propicia los ritos y ceremonias” (pág. 57, pár. 1).
  • Se construye un ambiente solidario.
  • La comunidad construye la reunión.
  • La ausencia es la esencia de lo que representa el fallecimiento de un ser querido (pág. 57, pár. 2).
  • La vestimenta negra representa el inframundo (dónde se cree que habitan los espíritus) y un símbolo de dolor en las personas.
  • El velo negro en las mujeres viudas era para que el espíritu del marido no las encontrase.
  • La procesión es una ceremonia de relación entre vivos y muertos.
  • Se practica con un paso lento. Si bien esto se origina cuando en los cortejos fúnebres se caminaba con velas y debían hacerlo con velocidad reducida para evitar que las velas se apagasen (pág. 59, pár. 4).
  • Ciertos procesos se mantienen por tradición, siendo que su origen es de carácter funcional.
  • Visiones de la muerte que permiten expresarse en la construcción de los ritos (pág.62-63).
  • “Primero muerto que cadáver” dicho popular mexicano.
  • “La muerte toma siempre la forma de la alcoba que nos contiene” Xavier Villaurrutia, poeta y escritor.
  • “La muerte es un acto infinitamente amoroso” José Revueltas, escritor.
  • “La vida y la muerte no son dos polos opuestos, sino dos estados conexos entre los cuales no todos los contactos cesan” José Vasconcelos, político y escritor.

Palabra Clave: comunidad, muerte, representación


7. Delgado Juan Carlos, La Fuerza Terapéutica del Rito Funerario en Revista Cultura de los Cuidados Año IX – n°15 (España, Alicante, 2005), 49 – 53.

El Rito Funerario como Transición

  • El rito funerario es el único rito de paso que tiene una entidad física dirigida (el fallecido) pero que las consecuencias están orientadas a familiares y amigos participantes (pág. 49, pár. 1).
  • Es para quienes participan, no para quien lo recibe.
  • El rito como carácter terapéutico tiene dos visiones (pág. 49, pár. 1).
  • Visión normativa: leyes del lugar.
  • Visión de normalidad: cultura del lugar.
  • Los “ritos de paso” son aquellos que marcan el cambio de dos realidades para una persona (como la adolescencia, matrimonio, muerte, por nombrar algunos) (pág. 50, pár. 1).
  • “La muerte es un problema de los vivos… de todas las criaturas en el planeta, tan solo para el hombre morir es un problema” Norbert Elías (pág. 50, pár. 7).
  • La muerte de un hombre es vivida por los acompañantes. Uno no vive su muerte, pero se angustia de ella por lo que ha vivido de la muerte de los demás.
  • Tratan de lograr el sueño, sosiego y paz.
  • El rito funerario del velorio sirve de transición para que los vivos puedan adaptarse a la realidad de que un ser querido ha fallecido. En este espacio los participantes se despiden del ser querido con tono de respeto y voz baja (pág. 51, pár. 2).
  • Hablar en la misma postura cuando alguien duerme (voz baja).
  • Esto es la creación de un simbolismo dentro del acto.
  • “La persona no ha muerto biológicamente, pero ha muerto social y a veces familiarmente” (pág. 51, pár. 4).
  • El rito ayuda a superar la pérdida y a veces, la culpabilidad para el familiar que vive. “Cómo me arrepiento de haber dicho o hecho aquello” (pág. 51, pár. 7).
  • El rito se experimenta para vencer y superar la angustia y pena.
  • Los ritos pautan un camino a seguir: transitar por el objetivo.
  • Facilitan el comportamiento social y marca lo que espera la sociedad de uno.
  • “Sin estos ritos, cada persona podía entender el paso de la muerte de forma diferente y no saber cómo comportarse ante una situación determinada… enseñan a socializarnos, a comportarnos en nuestra sociedad cultural” (pág. 52, pár. 3).

Palabra Clave: rito funerario, sociedad, transición.


8. Domínguez Américo, Tanatorio de Santiago: Regeneración Jardín y Edificio Crematorio Cementerio General en Memoria de Título en Arquitectura, Facultad Arquitectura y Urbanismo Universidad de Chile (Chile, Santiago, 2006), 16 – 31.

La Evolución del Cementerio en Chile

  • En Chile, las iglesias hicieron confundir el sitio del entierro y el espacio sagrado, provocando que la sepultura intramuros tuviera un simbolismo diferente. Los derechos parroquiales y los recintos sacros de la iglesia debieron inhumarse a sus alrededores (pág. 16, pár. 2).
  • Lo racional, lo laico y la higiene; fueron los que separaron las sepulturas de las iglesia.
  • Separar a los cementerios de la iglesia fue la técnica por parte de otros credos religiosos (que se incorporaban al país) y burgueses para disgregar el poder del catolicismo en el país.
  • De aquí surge el Cementerio General, primer cementerio extramuros del país, y su creación obligó a la creación de cementerios fuera de las ciudades, pero sin una normativa correspondiente.
  • Las normas principales eran: No cementerios en la iglesia y más cementerios.
  • 1884, se establece a los cementerios como terrenos no santos, sólo lugares de entierro.
  • La conformación de los cementerios de Santiago se calcó para el resto de las regiones.
  • El sector del Cementerio General (Recoleta) era conocido como barrio pobre, sinónimo de dolor, enfermedad y muerte. Con emplazamiento lejos del centro de la ciudad, vientos favorables para repeler olores y su cercanía al Cerro Blanco facilitaba la recolección de materiales.
  • La construcción de este cementerio definió un rol en el trazado de la ciudad, un rol funerario. “Los cementerios se convirtieron en motivos urbanos que organizaron y condicionaron a su vez los servicios que circundaban la zona, creando una valoración de áreas periféricas” (pág. 20, pár. 3).
  • Se sumaron hospitales, funerarias, escuela de Medicina, manicomio. Se crea una imagen e identidad en el barrio, el espacio cobra sentido.
  • Se había establecido que las sepulturas serían igual para todos, pero a las familias de los contribuyentes se les permitió la construcción de mausoleos. Se ve el negocio; se permite la venta de mausoleos produciendo así una diferencia social entre sepulturas.
  • Siglo XX, se separa oficialmente la iglesia del Estado. Los cementerios del país quedaron regularizados de manera oficial y con aceptación eclesiástica. Surge una característica esencial del cementerio: su estructura como espacio funcional (pág. 26, pár. 1).
  • Los mausoleos se cambian por estructuras funcionales lineales.
  • Se cambia el modelo de capilla familiar por la homogeneidad tumbal que aprovecha mejor el espacio. (pág. 26, pár. 3).
  • 1932, se reglamenta el carácter funcional y sanitario del cementerio, despejándose del simbolismo religioso y hacia lo esencial.
  • El aprovecho económico de las defunciones.
  • El desdén colectivo hacia las defunciones.
  • Orden social sepultural:
  • Mansiones del sigo XX
  • Panteones institucionales
  • Sarcófagos de la burguesía
  • Bloques de nichos para la clase media y baja
  • Fosa común para los sin hogar.
  • “Es una necrópolis moderna con las mismas necesidades que una metrópolis, con la idea de ser un depósito rotativo de cadáveres” (pág. 26, pár. 5).
  • 1990, el cementerio parque inunda el mercado en Chile.
  • Se olvida el espacio de representación social.
  • Se ofrece una imagen renovada de la muerte.
  • Se presenta como la modernización de espacios de muerte.
  • Los cementerios en la actualidad no tienen relación con la alteridad: la ciudad y la sociedad.

Palabra Clave: sepulturas, diferencia social, separación iglesia estado.


REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

  1. Naya Antonia María Pérez, La muerte silenciada: Arquitectura funeraria contemporánea (Actas del Congreso Internacional de Arquitectura Religiosa Contemporánea 2-II, 2011), 100 – 107.
  2. Torres Delci, Los ritos funerarios como estrategias simbólicas que regulan las relaciones entre las personas y las culturas en Sapiens: Revista Universitaria de Investigación, Vol. 3, n°2 (Venezuela, Caracas, diciembre de 2006), 111 – 118.
  3. Torres Delci, Los ritos funerarios como estrategias simbólicas que regulan las relaciones entre las personas y las culturas en Sapiens: Revista Universitaria de Investigación, Vol. 3, n°2 (Venezuela, Caracas, diciembre de 2006), 111 – 118.
  4. Delgado Juan Carlos, La Fuerza Terapéutica del Rito Funerario en Revista Cultura de los Cuidados Año IX – n°15 (España, Alicante, 2005), 49 – 53.
  5. Naya Antonia María Pérez, La muerte silenciada: Arquitectura funeraria contemporánea (Actas del Congreso Internacional de Arquitectura Religiosa Contemporánea 2-II, 2011), 100 – 107.
  6. Fernández Teodoro, Arquitectura en el paisaje; 2006 Cinerario Cementerio Católico y Columbarios (Santiago, marzo de 2014), 124 – 131.
  7. Fernández Enrique, Una arquitectura para el silencio: El tanatorio del cementerio de Bosaica de Santiado de Compostela en Revista Quintana, n°10 (España, Santiago de Compostela, 2011), 139 – 157.