Claudia Rivera Espinoza: Amereida XI

De Casiopea



TítuloEnsayo: La América que se abre al ajeno
AsignaturaTaller de Amereida
Del CursoTaller de Amereida 2014, Taller de Amereida XI
CarrerasArquitectura
Alumno(s)Claudia Rivera Espinoza


La América que se abre al ajeno

Migrar – América

Las migraciones no son ajenas a la condición humana, siempre ha habido un proceso de migración constante que responde a la condición natural de la vida del hombre, en este contexto, América se hace presente como un lugar de llegada.

América siempre ha sido un lugar para llegar, su historia se ha contado sobre todo desde la llegada de Colón al continente y se ha expresado la acogida recibida en el adoptar las maneras y lenguas europeas (españolas y portuguesas sobretodo), tanto así que la América latina en la que nos encontramos podría considerarse una copia, sin embargo, qué la hace ser original, en mi opinión es precisamente la experiencia del adentrarse en este mar interior del que nos habla amereida la que nos muestra la realidad americana, olvidada o muchas veces en la actualidad, ignorada.

Revisando una línea temporal desde la llegada europea a América, si bien podemos encontrar que no hubo un acuerdo inmediato entre ambos, una situación lógica después de todo, pues siempre se ha tendido a defender lo propio ante lo desconocido, es América la que se va abriendo de a poco al extraño, pareciera ser que es al revés, que el desconocido ha llegado hasta acá. Pero si vemos esta situación de la llegada, del recibimiento y el encuentro con el desconocido en el mundo actual, es aquí, en América, donde se da la libertad de habitar con mayores posibilidades para la permanencia, sin embargo, hay un problema, cuando un americano migra de su país a otro país americano, muchas veces se le discrimina, se le mira de reojo y con desconfianza, ¡pero se trata de una persona americana! ¿Cómo se recibe a alguien más ajeno aún? Nos comportamos al recibir al otro como si tal fuese una carga, una desventaja para nuestra situación , quizás América se ha vuelto como todo el mundo y olvidando sus orígenes que se abrían al otro ha adoptado una situación igualitaria al mundo entero, donde la migración es de todas formas abundante, pero rechazada de sobremanera.

Situación, el creer y no saber

En 2011, el Secretario general de la ONU dijo: “los mitos y creencias sin fundamentos sobre la migración llevan a la adopción de políticas inaplicables y hasta peligrosas”, afirmando que uno de estos supuestos falsos es que los migrantes son una carga, cuando en realidad hacen grandes contribuciones a los países que los acogen. Amereida nos invita con su desconocido a vivir el presente como un regalo, nos invita a recibir al otro, reconociéndose a uno mismo como otro, como dice Rimbaud: “yo ES un otro” (la traducción exacta), admitiendo que el otro está en uno mismo. En el atravesar América nos vamos encontrando inevitablemente con el otro, al migrar se nos abre esta posibilidad, este regalo de hallarse en el otro. Si no acepto al que llega a mi lugar, es acaso como no aceptarse a uno mismo, como el invitado de ese lugar. Sentirse no propietario. Sino siempre un desconocido.

Europa jamás se ha dejado atravesar por América. Yo creo que la manera más literal de entenderlo es esta condición de estar cerrado a la permanencia del americano en el viejo continente, al contrario, siempre ha sido al revés, pareciera que desea mantenerse incorruptible en cuanto a su historia.


Amereida y el aparecer

“La lectura de Amereida nos adentra indistintamente en la pregunta permanente por el ser americano a partir del reconocimiento de la aparición de América vista como un hallazgo; desde el primer poema el encuentro con lo desconocido abre la posibilidad para comenzar a pensar el nuevo mundo tal un regalo, un don…”

América aparece en este recorrer, la frase “la ruta es sólo seguir partiendo siempre” orientada a las obras, a las artes, también se puede aplicar al atravesar, al viajar siempre hacia un desconocido, siendo el viaje mismo un regalo otorgado por el continente, pero migrar no siempre es un viajar permanente, la real academia española dice en su definición de migración: “Acción y efecto de pasar de un país a otro para establecerse en él”, sin embargo, hoy en día ante la situación del constante movimiento al que nos hemos de enfrentar, el migrar se considera algo contante, no hay ya un asentamiento, sino una búsqueda constante de un estar mejor, qué sucede en cada lugar, que alguien lo quiere abandonar, qué se hace para que todo rincón sea un corredor del recorrer América asentándose en ella sin discriminar ningún espacio ni ningún “otro”. Insertar aquí texto sin formato “y a caballo un niño de allí me prestó un caballo por la playa y el pasto” Amereida, página 147 del volumen segundo.

Migrar

El migrar, tal como se experimenta en las travesías, conlleva a un recorrer, un ir experimentando con la mente abierta y siendo receptivo a lo exterior. Debemos correr el velo de lo cotidiano y habitual para ver lo distinto para volver a verlo, a asombrarnos con lo que tenemos en frente, y quedarse en ello, y repetir, en un migrar constante reconociéndose en la totalidad americana y no solo en la realidad local que muchas veces ha dejado de representar el origen, la condición americana misma.

La tradición

Se trata de mantener, así como Europa mantiene su historia, América la mantiene de una forma libre, con estos recuerdos residuales de un pasado desconectado de lo global, que se logran encontrar en el destino fortuito del pueblo escondido aun de la vida tecnológica, nuestra tradición es información, que permanezca en la memoria es acaso tan válida como que permanezca en nuestra cultura, es la cultura la que avanza y es la misma la que muchas veces rechaza al otro que viene con su propia cultura a aceptar la nuestra, pero hoy, que tan fácil es reconocer una cultura que se ha alejado tanto de la original, y qué se considera original, si antes de Colón ya existía una cultura completa, concisa y rica. Nuestros genes proveniente de nuestros orígenes a quienes hacemos referencia, nos marcan una mínima pertenencia pero sin embargo somos entes únicos y diferentes, no necesitamos enraizarnos a un lugar para decir que pertenecemos a él sino que debemos ser capaces de encontrarnos con éste y aceptar su tradición, su cultura y su habitar, ese acto cotidiano del vivir sin perder el sentido y el sentimiento de lo especial que nos rodea, es decir que nuestras razones- sinrazones- para eludir la llegada del “extranjero” no son más que una falsa del recibir. Las razones económicas y políticas han afectado a las sociales en la aceptación de lo global, es más, cuando decimos que hablamos de un mundo globalizado, pareciera ser que se limita únicamente a la tecnología y no a una vivencia en lo común, en el encuentro de uno con el otro y del reconocerse, que sucede que no se da esta gratuidad del hallazgo otorgado a quienes obraban en otra cosa por casualidad.

¡Qué sucede que sin hallazgo pareciera que estamos faltos de asombro!

Asombro

Por medio del asombro encontramos lo desconocido y hacemos un alto dándole valor al hallazgo de ese desconocido, comenzamos a romper la barrera del desconocido para pasar a lo conocido y familiar, pero sin perder el asombro inicial que hizo especial el momento del quiebre del cotidiano inicial.

Lo cierto

Porque América no ha sido descubierta, no conocemos nuestro territorio, no sabemos lo que necesita ni cómo ayudarlo, y por lo tanto no somos quién para definir quién pertenece o no a ella, quien entra o no a ella, esto es sobre todo lo que nos cuesta asumir, América nos acoge pero no nos pertenece, salimos a recorrerla, y por lo tanto, cualquiera es capaz de encontrarse con ella, aunque no la descubra, podemos encontrarnos con lo cierto, con ese mar interior que conserva su origen.

Citas y Bibliografía