Carolina Olivares, Taller de Amereida IV

De Casiopea



TítuloCarolina Olivares, Taller de Amereida IV
AsignaturaTaller de Amereida
Del CursoTaller de Amereida 2014
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Alumno(s)Carolina Olivares Rivera

Clase 1, 05.03.2014

A propósito del vivir, en semblanza del ala poética que aparece intrínseca en nosotros, que abre áreas de nuestro propio ser que muchas veces desconocemos o tienden a verse intermitentes, en esta idea, y de manera muy personal, considero que estas despiertan en los sentidos, que nos llenan de gozo, que nos permiten crear y hacer mundo porque... ¿quién construye en duelo consigo mismo? La inspiración sin embargo escapa a los sentimientos más no el oficio, que es presente, que es un regalo.

La labor de hacer mundo(mencionada en clases)contempla la conversación constante entre mi ser y mi quehacer, puesto que al encontrarme plena (y sin por eso querer sonar egoísta) puedo estar en plenitud con el medio y entregar así esta esencia. No confundir, no obstante, con la idealización de la plenitud más bien del entendido que es el estar en paz con uno y con el entorno, problemas pueden haber siempre y aquellos escapan de nuestra propia facultad de anticipación y prevención, pero la virtud o instrumento para enfrentarlos y estar pleno pueden venir de distintos actores o vías.

El mismo acto habla de esa sintonía de escapar un propio de mi misma y encontrarme con aquel espacio que me recibe, de disponerme y estar receptiva al tiempo que entrego de mi propia esencia. Es pues, en este juego de todos, que somos un cuerpo de escuela, profesores y alumnos, nos vamos presentando y representando américa en su condición más nueva, con su gente, con su habitante, en la condición humana y poética de cada uno. Con rostros nuevos y otros que formaron parte ya de esta; es pues, y para cerrar, opiniones del vivir, que no es solo - en mi opinión - un período, sino una actitud con uno mismo y con todo aquello que es mayor.

Clase 2, 12.03.2014

¿Qué es lo que cambia? ¿Qué celebramos, por qué? son las dos grandes preguntas que introdujeron al acto poético... de atravesar y en mitad de carrera parar a reponerse, a celebrar, a festejar, a beber y comer. El restauro como parte de nuestra esencia e identidad, es además en esta instancia de celebración que el cuerpo se quita pesares y dudas y disfruta de las múltiples compañías, que reciben, que comparten. Se entrega a su propia naturaleza y alcanza una plenitud que encuentra solo a través de esta manera. El fin, sin embargo, tiende a variar, y mientras la comida y la bebida son vías, el ¿por qué? de esa reunión responde a una conmemoración de la memoria, hito relevante en la vida de uno o muchos, de un país o de una historia mayor, afloran en este ciclo cumpleaños varios, días especiales para los amantes, honores a batallas importantes, independencias, etc. Luego entonces, me hacen pensar, es la fiesta, la celebración... ¿enaltecer el patrimonio?

El ágape, resultado de materia de estudio, resultado del oficio… conserva entonces el patrimonio de nuestra propia labor en el rigor de la celebración. La comida y la bebida son pues la alegoría del diseño, dejando de lado los esquemas de materialidad y funcionalidad, me corrijo, se sale de aquellos márgenes que son ligados casi automáticamente a una forma, a un mero implemento o equipo, llevándolo a escalas de gustos y regocijos desde el sabor… el diseño que se transforma en cocina, que se presenta y entrega para la comodidad del usuario, previamente pensada claro está por todas aquellas mentes y manos que en previa conexión hacen echar a andar la máquina creativa que hace cambiar aquellos paradigmas popularmente concebidos y establecidos. ¿Qué es lo que cambia? Nosotros. ¿Qué celebramos? El patrimonio. ¿Por qué? Porque se celebra la vida, su condición poética. El ¿cómo? permanece abierto.

Clase 3, 19.03.2014

La simbología, del lenguaje, de la necesidad primaria del hombre por comunicarse, por transmitir y perdurar. Sea ya instinto de supervivencia o no, en cuanto a la comunicación, el hombre ha dado casa al oficio de comunicarse, de ampliar los límites vocales y de información a escalas inimaginables… y así que con esa expansión exagerada que, a su vez obliga a hacer todo más deprisa, las raíces de esa comunicación se pierden en el tiempo mismo; nadie lee (sin ser yo una devota lectora), la necesidad de transmisión instantánea los ha vuelto obsoletos… actualizarse o quedarse. Nosotros mismos recurrimos demasiado a estos equipos e implementos que nos “facilitan la vida”.

El debate perdura, Jaime lo decía, toda esta tecnología que nos esconde a nosotros mismos y nos hace más enemigos de decirnos las cosas si no es detrás de una pantalla. El oficio, de nosotros y de todos, debería apaciguar esa vertiente funesta a la que nos está conduciendo esta “facilidad”. Los resultados están a la vista, gente des-letrada y evidentes faltas ortográficas (sin ser docta tampoco, en ese error caemos todos y quizás muchas veces) pero precisamente porque nadie cultiva el lenguaje. Ya no son grabados, no son escritos, no son dibujos, no son trabajos, son solo teclas individuales que actúan cual rotulador de una ciencia incierta, de un anonimato indescifrable. La condición poética del ser humano lo lleva al juego, a la fiesta, al establecer relaciones humanas, lo decía ya Saint-Exúpery en su libro “El Principito” y la historia de este singular personaje cuando conoció al zorro. Hemos comenzado a carecer de la capacidad de domesticar (siguiendo la línea del libro) al otro, de hacerlo partícipe de nosotros mismos, de entender que la vida no es para uno, viene de una singular para ser vivida en plural, en comunidad con el resto del mundo. Me llama la atención eso de “hacer mundo”, cuando muchos intentan escapar de él precisamente, por tenerlo al alcance de una foto. “To see the world, things dangerous to come, to see behind walls, draw closer, to find each other, and to feel. That is the purpose of LIFE”. (Lema de la revista LIFE, que quiere decir: “Para ver el mundo, los peligros que acechan, para ver tras los muros, acercarse, encontrarse con otro y sentir. Ese es el propósito de LIFE”).

EL trasfondo mayor de aquel lema se ve, aunque pueda sonar irónico, muy bien tratado en la película “The Secret life of Walter Mitty” de Ben Stiller, cuyo lema es “deja de soñar y comienza a vivir”.

Clase 4, 26.03.2014

“Somos maravillosamente únicos… no parece que la condición humana es poética”. Primeras oraciones de la clase que son, por lo demás, bastante decidoras. Traer a presencia algo, viendo cada palabra antes citada por separado, es precisamente eso: PRESENCIA, que puede ser PRESENTE y ESENCIA. Es pues que entregamos cual regalo (presente) nuestra obra, nuestro ser (esencia), esa es nuestra unicidad que, sin embargo, mantiene latente aquella condición poética intrínseca, que habla también de nuestro ser como colectividad.

La condición humana es entonces una suerte de instinto, de nuestros estímulos y acciones más primitivas que, como animales que somos, buscan una supervivencia. Aquella búsqueda es sumamente frágil puesto que en el deseo imperioso de sobrevivir y adaptarse salen a flote aquellos aspectos más viles de nuestra esencia: “aparece lo mejor y lo peor del ser humano”, oración que aflora con cada catástrofe. Prefiero pensar entonces, ambas condiciones, desde otra perspectiva. La “poética” es con la palabra, con todas aquellas acciones y vivencias en el rigor de una comunión, de encontrarse con el medio mientras que, la “humana” es con el ser humano, valga la redundancia, todas aquellas particularidades que están y van apareciendo cual instintos en el transcurso de la vida misma… ¿selección natural entonces? (de la que también se habló en clases) creo que es una condicionante, más no un destino: “HAY QUE SER ABSOLUTAMENTE MODERNOS”.

Todo se resume finalmente a la aventura, a la vida que es de lo que hablo desde la primera clase, no como un período sino como un conjunto de acciones, con todas las condicionantes que le implican, aquellas que nos definen a nosotros mismos en PRESENTE y ESENCIA, aquellas que nos construyen las vías para una “selección” y de la que nosotros mismos nos hacemos cargos de manera “natural”. La vida es como aquel hallazgo entonces, que es ajeno a los descubrimientos. Somos una búsqueda perenne de nosotros mismos, que aparece por pinceladas en el camino que se va recorriendo, y hasta eso es aún un misterio.

Clase 5, 30.04.2014

América que se reconoce como un abismo; no se puso ni la primera piedra ni se partió la construcción de nada… Hablan de que el abismo es entonces la manifestación tangible de la separación entre lo visible y lo vigente. Si permiten ponerme majadera con el asunto volveré un par de pasos atrás a las raíces prístinas de nuestro ser, vuelvo a la palabra y una de sus tantas ramas, el lenguaje que heredamos cual colonos que somos: el español. Vuelvo para hacer una detención en la metalingüística de la palabra ABISMO, que es, por una parte una PROFUNDIDAD enorme, imponente y peligrosa, a la vez que una DIFERENCIA GRANDE entre cosas, personas, ideas y sentimientos. Sin embargo, de la palabra “abismo” desprendemos también el ABISMAR, que significa “hundir en el abismo”, ahora bien, otra de sus acepciones y la cual quiero reiterar es, que el abismar quiere decir también SORPRENDERSE.

Colón en sus cartas habla de su sorpresa, de esta tierra rica, plena y majestuosa que se iba mostrando en su extensión, que iba apareciendo desafiante al modo del hombre europeo. Entonces sí, por una parte comparto el planteamiento del continente como un abismo, que obliga un recorrer, un adentrarse, una constante búsqueda de las inquietudes de conocer aquello de lo que ni siquiera nosotros damos certeza. De maravillarnos con aquellas sorpresas escondidas en cada cumbre y sierra de esta maravillosa tierra.

La travesía es entonces la representación lúdica de este abismar. Cual peregrinos emprendemos el viaje para RE – PRESENTAR, vale decir, re ofrendar, re regalar a América nuestro oficio que nace de ella misma. Construimos con el continente un regalo para él mismo en su propia esencia, desperdigada en múltiples colores, cimas y climas en todo lo largo y ancho de su recorrido.

Este ABISMO no es, a juicio propio, un cuidado olvidado, es una extensión frágil que se confió para dar nosotros una virtud de ello, que es con la vida y el oficio, hacer mundo dando cabida al hombre… y para ello, el recorrer.

Clase 6, 07.05.2014

“Hay un espesor entre los hombres. Ni el amor basta para atravesarla. SABER que el camino nunca es el camino. ¿Quién eres tú? Ya no estamos como tú, sino como ninguno en la espesura. Como si los seres humanos fuéramos todos unos hermanos desdichados. El abismo que habla Amereida es el espesor entre los hombres”.

Parte la clase con esas pequeñas frases, hacen a una pensar ¿qué espesor es tan grande para que con el amor no baste para atravesar? Antes de “responderme” con este mismo discurso quisiera hacer una detención y hablar un poco de aquello que suele verse como anecdótico y muchas veces como némesis: el amor. Pero hablar del amor refiriéndose únicamente al amor de pareja o al cariño con algo ajeno a mí misma es un des entendido. El amor es pues la capacidad de estar en armonía conmigo y desde ahí hacia lo otro, estar tan bien que puedo yo postergarme como persona para un bien del prójimo. Amar es entregar, es darlo todo, pero como eso precisamente, desde no esperar nada a cambio, como un REGALO.

Hablar de ese espesor como aquel entre los hombres es entender que se está careciendo de la capacidad de amar. No pretendo pasar por enamorada en este escrito, sino más bien dar a entender que si efectivamente “con el amor no bastara”, es imperativo de todas maneras partir desde el amor para todo aquello que signifique emprender el viaje para atravesar esa espesura amarga y unir a los seres humanos.

“No se puede vivir del amor”, quizás, pero no se puede vivir sin amor que es, insisto, más allá de lo referido únicamente a la pareja. Nuestro oficio habla muy bien de este espectro, y la travesía que, según el taller, es la herramienta para atravesar el abismo de América, de los hombres, es la alegoría de este entendido, que nace como un presente (allende a su marco de estudio) para el continente. Que es con el lugar, que es en armonía, que es des interesado, que es con el oficio, que es con lo que nos llena que es… con el amor.

¿Quién eres tú? responder a esa pregunta es, simplemente, vivir.

Clase 7, 13.05.2014

“Aún se asombra, es lento de leer. Con muy poco dice muchas cosas, en muy poco hay mucho. Hoy puede decir una cosa y mañana otra cosa, depende del oído. No ofrece respuesta. La gracia es que abre el mundo, y este abre América, y lo abre a través de preguntas”.

La metáfora poética es desde un pensamiento, la poesía aparece como una filosofía lúdica, que nos encuentra con nuestras raíces en sencillos escenarios. La cotidianidad del acto entonces tiene esa esencia del hacer poesía, un principio poético si se quiere pensar. La condición del hombre tiene pues eso, que es con la vida, que es en una metáfora vívida que vamos descifrando con el pasar del tiempo y la experiencia.

Las relaciones nos dan cuenta de aquello. Cual Colón encontrándose con esta inmensidad, con semejante hallazgo, nosotros vamos dando pasos firmes al adentrarnos en este largo viaje: la vida. Del oficio además desprendemos varias herramientas que nos acompañan, día y noche, en esta aventura, y travesía adquiere entonces ese rango de clímax de la labor poética de nuestro trabajo como hombres y constructores del mundo que, como hablaba el ensayo anterior, es con amor, con el gusto de bien estar bien.

APRENDER A MIRARNOS DE FRENTE. Somos artistas, por definición y naturaleza, queremos cambio y dar cuenta de eso desde nosotros mismos, aportando con nuestra labor íntegra, aquellas condicionantes que se van presentando en la vida. Ambos, arquitectos y diseñadores, damos casa a la labor de los hombres en ese sentido y, bajo el estandarte poética en el que nos formamos y crecemos, ampliamos esa visión.

LA PALABRA es, volviendo un poco al principio, entonces la verdadera protagonista de este asunto; pensar en la poesía es pensar con la palabra, y de ahí consumarlo en el acto. La palabra que nos hace traspasar fronteras y acercarnos. La palabra es, en fin, el principio de toda esencia. ¿Aprender a mirarnos de frente?, fácil, hablemos, ese es el paso importante. Hay que INVOLUCRARSE SIN TRASGRECIÓN y así, con amor, formamos relaciones.

Clase 8, 14.05.2014

¿Cómo nos llega la tradición?

Hay que entender, cualquier cosa que a nosotros llega es por qué nos la presentan: credos, gustos, amores, etc. A esta regla por supuesto escapan aquellos descubrimientos y hallazgos que tenemos en nosotros mismos. Ahora bien, la tradición habla de lo que es por costumbre, es doctrinal, no obstante, una de sus tantas acepciones quiere decir lo siguiente: “entrega a alguien de algo”. Volvemos así al principio, la tradición perdura por que se transmite, porque se hereda. Es entretenido pensar que, aunque sea con la costumbre, como una doctrina, la “tradición” como tal, como concepto, es de una construcción imperecedera, interminable. No se llega nunca a un techo en el marco de que, con cada nueva generación que hereda la tradición, se agregan cosas – y se pierden otras – de acuerdo a cada uno de los que se hagan cargo de “conservar” la, valga la redundancia, tradición.

Cabe cuestionarse entonces, ¿qué es lo que conservamos? Pienso que, como hablaba en los ensayos anteriores, lo que se mantiene finalmente es la esencia del patrimonio que conlleva cada acto de los hombres, y este se conserva bajo los estándares de cada quién. El matrimonio por ejemplo, tiene la TRADICIÓN de juntar a dos familias por la unión del amor entre dos individuos, formando así un pacto que perdura en el tiempo y que se pierde en las alacenas del mismo; siguiendo este ejemplo tenemos que, hoy por hoy, se tiene cada concepto del amor que el matrimonio como tradición, se ha ido quedando, pero no su esencia prima de que dos almas se junten unidos por sus sentimientos con el otro.

Existe aquella tradición más trascendental, que escapa a la costumbre, que escapa a la doctrina, que escapa a cualquier pauta o criterio, es justamente la que nos congrega, la de la palabra. Con esta formamos todas aquellas relaciones que abren las vías del devenir de nuestra propia humanidad, en el quehacer y vivir de los hombres.

El patrimonio del nosotros, eso es para mí, este Amereida.