Manifiesto de Cuatro Jóvenes

De Casiopea

Jorge Brito - Claudio Girola - Alfredo Hlito - Tomás Maldonado.
Buenos Aires, 1941.

En nosotros, hoy, sólo está la pasión y el verbo: la obra no existe, no puede existir todavía. No nos pidáis que mostremos la creación como precio de nuestro atrevimiento. Esa es una añeja táctica para acobardarnos; pero en esta ocasión nada logra, pues es más fuerte el deseo de decir la verdad que el temor de ser acusados por los picapedreros del arte argentino. Por el momento, sólo exigimos; nada podemos dar porque nada tenemos: estamos en la edad desnuda de nuestras vidas, quizás las más propicias para exigir sin ofrecer. Venimos a decir que los que tengan que irse que se vayan, a obligar a suicidarse a los señores de la "panza moral", del centímetro y del Haber.

La osadía de los filisteos en arte ha llegado al colmo este año al reconocer como máximo talento pictórico oficial al Agakhan de los mediocres. Sin embargo, no es precisamente el destino que se le pueda dar a esos calmantes estomacales lo que nos preocupa; no venimos a defender ningún estómago. Por el contrario creemos con Cocteau que la única cosa de que puede uno enorgullecerse es de haber hecho la obra de tal modo que nadie pueda pensar en concedernos una recompensa oficial. Lo que verdaderamente nos rebela es la existencia del tipo cretino y tartufo en arte, es la orientación artística que pretenden imponer estos señores al consagrarse a sí mismos.

Y acusamos de indignidad a los “vanguardistas” participantes del jurado que, al no renunciar como les correspondía, se hicieron solidarios a las resoluciones de la crápula artística; acusamos también a todos los pintores vanguardistas de la pasada generación por haber traicionado las inquietudes de sus primeras épocas, de aceptar hoy complacientes los sillones y las cátedras, de estrangular, en suma, las ilusiones de una juventud, quizás demasiado crédula, que tuvo fe en ellos. Y si hay todavía alguno no del todo manchado, sepa que la juventud espera al artista de conducta insobornable para ayudarlo a quebrar todos los límites.

"Es necesario suprimir a los imbéciles en el arte".
Carlo Carrá.

Edición Facsimilar

Pág. 1