Escuela Barroco Americano: Gabriela Díaz Naranjo

De Casiopea


TítuloEscuela Barroco Americano: Gabriela Díaz Naranjo
Tipo de ProyectoProyecto de Taller
Período2014-2014
AsignaturaPresentación 2ºDO,
Del CursoPresentación 2ºDO 2014,
CarrerasDiseño Industrial"Diseño Industrial" is not in the list (Arquitectura, Diseño, Magíster, Otra) of allowed values for the "Carreras Relacionadas" property.
Alumno(s)Gabriela Diaz Naranjo
ProfesorDaniela Salgado

Escuela Cuzqueña

Línea de tiempo:

1539: Se empieza a construir, sobre la base del palacio de Viracocha Inca, la primera catedral del Cuzco (Iglesia del Triunfo) La Escuela Cuzqueña sería la encargada de realizar las obras que decorarían sus muros empezando, de esta manera, su paulatino desarrollo.

1585: Evolución que inauguraría una etapa crucial con la llegada al Cuzco del pintor y sacerdote italiano Bernardo bitti. Este religioso, de la orden jesuita, introdujo el manierismo en la pintura cuzqueña. (Manierismo: corriente europea, caracterizada por el tratamiento alargado de las figuras, el resplandor frío de sus colores y el diestro manejo de los escorzos).

1592-98: Bernardo Bitti realizó nuevas pinturas: La Asunción de María en el Convento de la Merced del Cuzco; Los Misterios de la vida de Nuestro Salvador Jesucristo y la imagen del Niño Jesús para la Cofradía de los Indios.

1626: Angelino de Medoro dejo sentir su influencia en varios de sus discípulos entre los que destacó el pintor criollo Luís de Riaño. El arte de Riaño, reúne todas las características del estilo manierismo.

1680: Surgen características que llegarían a marcar diferencias entre la pintura cuzqueña y aquella que realizan los maestros peninsulares asentados en el Cuzco. Este cambio estético, se orienta claramente hacia una expresión andina. Esta tendencia se produce por un problema gremial ocurrido en 1687.

1687: En este año, los pintores indios, se separarían de los artistas criollos y españoles con la finalidad de agruparse de manera independiente y, por lo tanto, libre de la normatividad gremial. Mostrando una pintura más autóctona y, por lo tanto, más andina.

1700-60:

  • En este año, los pintores indios, se separarían de los artistas criollos y españoles con la finalidad de agruparse de manera independiente y, por lo tanto, libre de la normatividad gremial. Mostrando una pintura más autóctona y, por lo tanto, más andina.
  • Dentro del panorama de la Escuela Cuzqueña del siglo XVII, es menester destacar el surgimiento de autores anónimos como el de la serie de retratos de gobernadores indígenas y de cuadros que describen, iconográficamente, la genealogía del Imperio Inca. Estas obras carecen de perspectiva y se aprecia una fragmentación alejada de la normatividad gremial. asimismo, se observa una intensidad en los colores que traducen la idiosincrasia indígena y una clara tendencia a expresarla en toda su dignidad. de esta manera se resaltaran, los símbolos de nobleza y gloria del pasado incaico, con gran detallista.
  • Al inicio del siglo, la aceptación de la pintura cuzqueña, se extendería rápidamente incrementándose la demanda. El Cuzco, para entonces, se había transformado en el eje de un próspero mercado de pinturas de carácter religioso que se llevaban a vender a Lima, hacia el alto Perú, Chile y el norte argentino. Este arduo trabajo de los artistas llegó a masificar su producción pero, al mismo tiempo, les otorgó la posibilidad de la búsqueda formal y la creatividad iconográfica.
  • Es pues, en el siglo XVIII, que se reafirmara la expresión mestiza de los artistas indígenas. El fenómeno de la masificación rebajaría el arte pictórico a un mero sistema de copia. La gran demanda que empieza a tener la pintura de la Escuela Cuzqueña, estará motivada por el prestigio conseguido en la centuria anterior y por la devoción del pueblo. Este fervor religioso, estará basado en los conceptos teológicos impuestos por el Concilio de Trento y que serían difundidos por la sociedad barroca.

A cerca de la escuela:

Con la llegada de los españoles al Perú la producción de elementos simbólicos-representativos andinos experimento un cambio rotundo. Las formas y técnicas artísticas utilizadas en España y Europa, comenzaron a ingresar a nuestro territorio convirtiéndose en la base para el nacimiento y desarrollo de nuevos modelos de representación a partir de un proceso de apropiación y reinterpretación cultural.

En los primeros años de la Colonia los religiosos españoles tenían dificultades para evangelizar a los indígenas a través de las lenguas nativas. Entonces, las imágenes, empezarían a desempeñar una función didáctica de primer orden.

Las influencias artísticas que llegaron a la colonia fueron diversas. En un inicio, la escuela sevillano-flamenca, marcó las pautas con la presencia de elementos italianizantes a los que todavía les quedaban remanentes de la antigua pintura medieval y bizantina.

Llegarían maestros europeos que tendrían una clara misión: implantar los lenguajes, estéticos e iconográficos, de España y del resto de Europa. Asimismo, introdujeron las técnicas del temple al huevo, el óleo, la utilización del dorado en los fondos y los brocateados o adornos sobre las pinturas. En la segunda mitad de siglo XVI e inicios del XVII, resaltaron artistas italianos como el Sacerdote Jesuita bernardo bitti (1548-1610), Mateo Pérez de Alesio (1547-1607) y Angelino Medoro (1567-1633).

Posteriormente, se haría presente la influencia de artistas españoles como: Murillo y Zurbarán. Los grabados flamencos, italianos y alemanas tuvieron; también, una gran influencia en la iconografía andina.

La primera escuela de pintura se constituyó en Lima pero, la Escuela Cuzqueña, sería su heredera consiguiendo ocupar un sitial de gran importancia. El estudio de su desarrollo nos permitirá conocer nuestros orígenes culturales y artísticos.

Reproducción Obra

Al ingresar al templo principal se puede apreciar el Altar Mayor de tres cuerpos y columnas salomónicas, el púlpito de madera y numerosos retablos barrocos.

En un extremo, el Altar Alto, tallado por Diego Martínez de Oviedo en madera de cedro con el estilo híbrido, además es completamente dorado con hojuelas de oro hecho por Cristóbal Clemente, en 1670.

Este altar tiene 21 metros de alto y 12 metros de ancho, en su parte central se encuentra la efigie de la Virgen de la Inmaculada Concepción y, sobre ella, se muestra un lienzo que representa la Transfiguración del Señor; por encima de él hay una estatua de un personaje no identificado. En ambos lados del Altar Mayor hay otros 4 altares de madera de cedro.